El río Paraná, testigo silencioso de innumerables historias, se convirtió en escenario de una tragedia el sábado por la noche. Dos lanchas, navegando en la oscuridad, colisionaron brutalmente cerca del Club Náutico Sur de Santa Fe. El saldo: un muerto, ocho heridos y un conductor detenido. La noticia, fría y concisa, no alcanza a reflejar el horror vivido por las víctimas. Pero Rocío, una de las sobrevivientes, nos abrió su corazón en exclusiva para AIRE, compartiendo un testimonio estremecedor que nos permite vislumbrar la magnitud del desastre.
La noche se tiñó de rojo
Rocío, aún conmocionada, recuerda la noche con una claridad dolorosa. La alegría de una fiesta en la Isla Paciencia se transformó en un instante en una pesadilla. “Estábamos volviendo, la música aún resonaba en nuestros oídos, cuando de repente…”, su voz se quiebra. “Una lancha sin luces, a toda velocidad, se nos vino encima. Mi novio, que estaba en la proa, hacía señas desesperadas con una linterna, gritando ‘¡No nos ve, no nos ve!’ Pero fue en vano.”
El impacto fue devastador. “Como si un monstruo de acero nos hubiera embestido”, describe Rocío. “La proa de su lancha pasó por encima de la nuestra. Nos tiramos al piso para protegernos, los gritos se mezclaban con el ruido del choque, el olor a combustible… Sentí que nos partíamos en dos. Lo único que pensé fue en que íbamos a morir.”
Milagrosamente, la lancha de Rocío se mantuvo a flote. “Golpeados, cortados, en shock… pero vivos”, relata con la voz entrecortada. La oscuridad, el agua fría, los lamentos de los heridos… una escena que quedará grabada a fuego en su memoria. A pocos metros, la otra lancha, la causante del desastre, se alejaba a toda velocidad, abandonando a su suerte a las víctimas.
Adrián, una vida segada por la imprudencia
Entre el caos y la desesperación, una noticia desgarradora comenzó a circular: Adrián Javier Taborda, de 35 años, había fallecido en el acto. La alegría de la fiesta se convirtió en luto, la música en silencio, el río en un sepulcro. Adrián, un joven lleno de vida, se convirtió en la víctima fatal de una imprudencia que aún no se explica.
Según los informes policiales, la lancha de Adrián ya estaba anclada cuando fue embestida. “Estábamos esperando para iniciar el regreso, cuando la otra lancha apareció de la nada”, declaró uno de los heridos. La falta de luces en la embarcación responsable del choque parece ser la causa principal del accidente, una negligencia criminal que le costó la vida a un joven y dejó a ocho personas con heridas de diversa consideración.
Justicia para Adrián: un clamor que crece
Horas después del accidente, el conductor de la lancha responsable, identificado como P.B., se presentó ante las autoridades acompañado de su abogado. La Prefectura Naval Argentina lo detuvo de inmediato, y el fiscal en turno, Dr. Arturo Haidar, ordenó la realización de pruebas de alcoholemia y narcolemia. La embarcación también fue secuestrada para su peritaje.
La detención de P.B. es un primer paso, pero la lucha por la justicia recién comienza. “Queremos que se investigue a fondo, que se determine si hubo negligencia, si estaba alcoholizado o drogado… Queremos que pague por lo que hizo”, exige Rocío, con la voz firme a pesar del dolor. La muerte de Adrián no puede quedar impune. La sociedad exige respuestas, la familia de Adrián clama por justicia.
El caso ha conmocionado a la ciudad de Santa Fe y ha reavivado el debate sobre la seguridad náutica en el río Paraná. La falta de controles, la imprudencia de algunos conductores y la necesidad de una mayor concientización son algunos de los temas que se discuten con urgencia. La tragedia de Adrián debe servir como un llamado de atención para que se implementen medidas que eviten futuros accidentes.
Mientras tanto, Rocío y los demás sobrevivientes luchan por recuperarse física y emocionalmente de las heridas. El recuerdo de la noche fatídica los persigue, las imágenes del choque se repiten en sus mentes. Pero en medio del dolor, hay un deseo compartido: que la muerte de Adrián no sea en vano, que se haga justicia y que su memoria sirva para que nadie más tenga que pasar por una tragedia similar.
La investigación continúa, las pruebas se analizan, los testimonios se recopilan. El río Paraná, una vez más, guarda silencio, esperando que la justicia se abra paso entre las aguas turbias de la tragedia. Adrián Javier Taborda, presente. Su nombre, un eco en la memoria colectiva, un grito silencioso pidiendo justicia.