La ciudad de Córdoba se encuentra conmocionada por un nuevo femicidio que ha dejado al descubierto la ineficacia de las medidas de protección para las víctimas de violencia de género. Jessica Domínguez, de 35 años, fue asesinada por su expareja, Ezequiel Alfonso Suárez, a pesar de contar con una custodia policial, un botón antipánico y una orden de restricción. El agresor, tras cometer el crimen, intentó quitarse la vida y falleció cuatro días después en el Hospital de Urgencias.
Un femicidio que pudo evitarse
El trágico suceso ocurrió el martes 10 de diciembre en el barrio Villa Boedo de la ciudad de Córdoba. Jessica Domínguez había denunciado a su expareja en reiteradas ocasiones por violencia de género, lo que llevó a la justicia a dictar una orden de restricción y a asignarle una custodia policial. Sin embargo, estas medidas resultaron insuficientes para protegerla. Suárez logró ingresar a la vivienda de Domínguez, evadiendo la custodia policial, y la asesinó de un disparo.
Según relató una vecina a medios locales, la pareja había protagonizado fuertes discusiones en los días previos al femicidio. “La señora tenía una custodia policial desde el domingo. Pero parece que hace una semana andaban peleando”, comentó la mujer. La hija de la víctima, al llegar de la escuela, se encontró con la escena del horror: su madre sin vida y su padre con heridas de arma blanca. La joven llamó inmediatamente al 911, pero ya era demasiado tarde para Jessica.
Falencias en el sistema de protección
El caso de Jessica Domínguez pone en evidencia las falencias del sistema de protección a las víctimas de violencia de género en Argentina. A pesar de las denuncias, las medidas cautelares y la custodia policial, el agresor pudo acceder a la víctima y acabar con su vida. Este hecho plantea interrogantes sobre la eficacia de los mecanismos de protección existentes y la necesidad de implementar medidas más efectivas para prevenir los femicidios.
Las organizaciones feministas y defensoras de los derechos de las mujeres han señalado la necesidad de fortalecer la prevención, la atención y la protección de las víctimas de violencia de género. Demandan una mayor inversión en recursos humanos y materiales para garantizar la seguridad de las mujeres que se encuentran en situación de riesgo. Asimismo, exigen una mayor capacitación para las fuerzas de seguridad y el personal judicial en temas de género y violencia machista.
La responsabilidad del Estado
El Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad y la integridad física de todas las personas, en especial de aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad como las víctimas de violencia de género. El femicidio de Jessica Domínguez es un recordatorio doloroso de que aún queda mucho por hacer para erradicar este flagelo que azota a la sociedad argentina. Es fundamental que se implementen políticas públicas integrales que aborden la problemática desde una perspectiva multidisciplinaria, incluyendo la educación, la prevención, la sanción y la asistencia a las víctimas.
La muerte de Jessica Domínguez no puede quedar impune. Es necesario que se investigue a fondo lo sucedido y se determinen las responsabilidades por las fallas en el sistema de protección que permitieron que este femicidio ocurriera. Solo a través de la justicia y la implementación de políticas públicas efectivas se podrá avanzar hacia una sociedad libre de violencia de género.
Reflexión final
El femicidio de Jessica Domínguez nos interpela como sociedad. Nos obliga a reflexionar sobre la violencia machista que aún persiste y la necesidad de comprometernos en la lucha por la igualdad de género y la erradicación de la violencia contra las mujeres. No podemos permitir que sigan ocurriendo tragedias como esta. Debemos exigir justicia para Jessica y para todas las víctimas de femicidio, y trabajar para construir una sociedad más justa e igualitaria donde las mujeres puedan vivir libres de violencia.
Es crucial recordar que la violencia de género es un problema estructural que requiere un abordaje integral y multisectorial. La responsabilidad no recae únicamente en el Estado, sino en toda la sociedad. Es fundamental educar en la igualdad desde la infancia, promover la deconstrucción de los estereotipos de género y fomentar una cultura de respeto y no violencia.
Cada uno de nosotros puede contribuir a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Denunciar la violencia, acompañar a las víctimas, educar en la igualdad y promover la reflexión crítica son acciones que, sumadas, pueden generar un cambio significativo. El femicidio de Jessica Domínguez nos recuerda que la lucha contra la violencia de género es una tarea urgente e impostergable. No miremos hacia otro lado, seamos parte de la solución.