El peronismo bonaerense se encuentra en una encrucijada. La reciente reunión del Partido Justicialista (PJ) en Moreno dejó al descubierto las profundas divisiones que atraviesan al movimiento, especialmente en relación con la estrategia electoral para 2025. La tensión entre la vicepresidenta Cristina Kirchner y el gobernador Axel Kicillof, dos figuras centrales del peronismo, se hizo palpable en los debates sobre el desdoblamiento de las elecciones y el liderazgo del partido en la provincia.
El desdoblamiento electoral: ¿Estrategia o grieta?
Uno de los puntos más álgidos del encuentro fue la discusión sobre la posibilidad de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales en 2025. Mientras Cristina Kirchner y Sergio Massa, líder del Frente Renovador, se manifestaron en contra de esta medida, argumentando que podría beneficiar al oficialismo y debilitar al peronismo, algunos sectores cercanos a Kicillof la ven como una oportunidad para fortalecer su liderazgo y diferenciarse del gobierno nacional.
La postura de Cristina Kirchner se basa en la idea de que una elección desdoblada en la provincia de Buenos Aires, con su alto nivel de mediatización, dejaría al peronismo expuesto a una derrota que podría impactar negativamente en las elecciones nacionales. Además, considera que la unidad del partido es fundamental para enfrentar al gobierno de Javier Milei y construir una alternativa política sólida.
Por otro lado, quienes apoyan el desdoblamiento argumentan que permitiría al gobernador Kicillof concentrarse en la gestión provincial y presentarse ante los bonaerenses con un balance propio, sin la interferencia de la coyuntura nacional. Esta estrategia podría fortalecer su figura y consolidarlo como un líder con proyección nacional.
La disputa por el liderazgo: Kicillof vs. Cristina
Más allá del debate sobre el desdoblamiento, la reunión del PJ bonaerense evidenció una disputa por el liderazgo del partido. Mientras Cristina Kirchner mantiene su rol como figura central y referente indiscutida del kirchnerismo, Axel Kicillof ha consolidado su posición como gobernador y busca proyectarse como un líder con autonomía propia.
El pedido público del ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque, para que Cristina Kirchner “banque” a Kicillof, generó tensión y puso en evidencia las diferencias internas. Si bien Cristina Kirchner aseguró haber apoyado siempre al gobernador, la insistencia de Larroque en un respaldo explícito en el contexto actual revela la necesidad de Kicillof de consolidar su liderazgo y diferenciarse de la expresidenta.
Esta disputa por el liderazgo se enmarca en un contexto de incertidumbre y reconfiguración del peronismo tras la derrota electoral. La falta de un liderazgo claro y unificado dificulta la construcción de una alternativa política sólida para enfrentar al gobierno de Milei. La necesidad de unidad se convierte en un imperativo para el peronismo si aspira a recuperar el poder en las próximas elecciones.
La unidad, un desafío impostergable
Más allá de las diferencias y las tensiones internas, la reunión del PJ bonaerense dejó un mensaje claro: la necesidad de unidad. En un contexto de crisis económica y social, el peronismo necesita encontrar puntos en común y construir una alternativa política que represente los intereses de la mayoría de los argentinos. La unidad no implica uniformidad, sino la capacidad de dialogar, debatir y llegar a acuerdos que permitan fortalecer al partido y ofrecer una propuesta viable para el futuro del país.
El camino hacia la unidad no será fácil. Las heridas de la derrota electoral aún están abiertas y las diferencias entre los distintos sectores del peronismo son profundas. Sin embargo, la historia ha demostrado que el peronismo tiene la capacidad de reinventarse y unirse en momentos de crisis. El desafío es encontrar la fórmula para hacerlo en el contexto actual, con nuevos liderazgos y una sociedad que demanda respuestas concretas a sus problemas.
La unidad del peronismo no solo es necesaria para ganar elecciones, sino también para construir un país más justo, equitativo y solidario. El peronismo tiene una larga tradición de lucha por los derechos de los trabajadores, la justicia social y la soberanía nacional. Para recuperar esa tradición y volver a ser una fuerza transformadora, la unidad es un requisito indispensable.
El futuro del peronismo dependerá de la capacidad de sus líderes para dejar de lado las ambiciones personales y priorizar el interés colectivo. La unidad no se decreta, se construye con diálogo, respeto y la voluntad de trabajar juntos por un proyecto común. El tiempo dirá si el peronismo bonaerense, y el peronismo en su conjunto, está a la altura del desafío.