¡BOMBAZO en Córdoba! El supuesto opositor Rodrigo de Loredo, con su cara de yo no fui, quedó en offside luego de que su propio partido, la Unión Cívica Radical, le diera luz verde al presupuesto del gobernador peronista Martín Llaryora para 2025. ¿Traición? ¿Conveniencia? ¿O simplemente inoperancia política? ¡Amarillo “Polémica” Pérez te trae el análisis completo de esta escandalosa jugada!
De Loredo, el que critica pero no hace
De Loredo, siempre con su discurso “anti-K” y anti-peronista, venía llenándose la boca criticando a Llaryora, acusándolo de ser un títere del kirchnerismo y de implementar políticas inflacionarias que “agravan la vida de los cordobeses”. Pero mientras tanto, a sus espaldas, los legisladores radicales, como ovejas siguiendo al pastor, aprobaban un presupuesto que incluye una escandalosa deuda de 3.500 millones de dólares. ¡Una deuda que, casualmente, se usará para obras públicas que se inaugurarán justo a tiempo para la reelección de Llaryora en 2027! ¿Coincidencia? ¡No lo creo!
De Loredo se pasea por los medios denunciando aumentos desorbitados en peajes y transporte, pero no es capaz de controlar a su propio partido. ¿Será que sus críticas son solo un show mediático para ocultar su propia falta de liderazgo? ¿O será que hay acuerdos secretos bajo la mesa que explican esta vergonzosa traición a los votantes?
La UCR: ¿Oposición o cómplice?
El bloque radical, en una demostración de cinismo político pocas veces vista, no solo aprobó el presupuesto, sino también una ley impositiva que deja la puerta abierta a aumentos indiscriminados de impuestos en 2025. ¿A quién beneficia esta medida? ¡Claro que no al pueblo! La suba de impuestos, atada al ajuste de salarios formales, excluye a la mitad de los trabajadores que se encuentran en la informalidad. ¿Se olvidaron de ellos los radicales? Parece que sí, mientras llenan los bolsillos de los amigos del poder.
No podemos dejar de mencionar la sospechosa rapidez con la que se aprobó el presupuesto. Una sesión exprés que dejó a la oposición sin tiempo para reaccionar y que despertó suspicacias en propios y extraños. “Parece que hay algunos muchachos que vinieron con la camiseta puesta debajo de la camisa”, bromeó un dirigente opositor presente en la sesión. ¿Una simple chicana política, o una verdad incómoda que nadie se atreve a investigar a fondo?
Con 53 votos a favor, 20 más de los necesarios para la mayoría simple, el peronismo se aseguró la aprobación del presupuesto gracias al apoyo incondicional de la UCR. ¿Qué recibieron a cambio los radicales? ¿Obras públicas para sus municipios? ¿Cargos en el gobierno? ¿O simplemente la promesa de un futuro favor político? ¡El silencio cómplice de los legisladores radicales es más escandaloso que mil palabras!
Juez: El único que se opone
Mientras la UCR se arrodillaba ante Llaryora, el juecismo, liderado por Luis Juez, fue el único que se opuso a este acuerdo espurio. “Es un presupuesto mentiroso y dibujado”, denunció Walter Nostrala, presidente del bloque del Frente Cívico. Juez, que hasta ahora mantenía una alianza estratégica con De Loredo, se encuentra ahora en una encrucijada. ¿Seguirá aliado a un partido que traiciona sus principios, o romperá definitivamente con la UCR para defender los intereses de los cordobeses? ¡El futuro político de Juntos por el Cambio pende de un hilo!
La tensión entre De Loredo y Juez es palpable. Mientras uno calla y otorga, el otro denuncia la corrupción y el clientelismo político. Esta división interna podría ser el principio del fin para Juntos por el Cambio en Córdoba. ¿Será capaz De Loredo de dar explicaciones convincentes a sus votantes, o su carrera política terminará en un escándalo de proporciones épicas?
Fuentes cercanas al radicalismo sugieren que los intendentes radicales, desesperados por obtener fondos para sus municipios, fueron presionados para aprobar el presupuesto a cambio de obras públicas. “Apoyás el presupuesto y se hacen las obras”, sería la consigna que bajó desde el Comité Provincia de la UCR, liderado por el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, un personaje muy cercano a Llaryora. ¿Un simple intercambio de favores políticos, o una trama de corrupción que involucra a las más altas esferas del poder en Córdoba?
¿Un billón para la campaña de Llaryora?
El presupuesto aprobado autoriza a Llaryora a gastar la friolera de un billón de pesos en obra pública, un monto exorbitante que casualmente coincide con el inicio de la campaña electoral para su reelección. El 40% de esos fondos se destinará a obras viales, un clásico de la demagogia política para comprar votos con asfalto. ¿Acaso Llaryora está utilizando el dinero público para financiar su propia campaña? ¡La justicia debería investigar a fondo este escandaloso despilfarro!
Hospitales, escuelas, redes eléctricas, gasoductos, acueductos y cloacas… todas obras necesarias, pero ¿son realmente prioritarias en un contexto de crisis económica? O son simplemente una excusa para desviar fondos públicos y enriquecer a los amigos del poder. El pueblo cordobés merece saber la verdad detrás de este presupuesto millonario. ¡Exigimos transparencia!
La aprobación del presupuesto deja a De Loredo en una posición extremadamente incómoda. Su discurso anticorrupción queda en entredicho, y su liderazgo dentro de la UCR se ve seriamente debilitado. ¿Podrá De Loredo sobrevivir a este escándalo político? ¿O será el fin de su carrera? ¡El tiempo lo dirá!