Encontrar vuelos baratos puede convertirse en una verdadera odisea. Miles de usuarios recurren a diversas estrategias, desde viajar en temporada baja hasta aprovechar ofertas de última hora. Sin embargo, una práctica poco conocida, pero cada vez más popular, está generando una considerable controversia: el skiplagging. Esta técnica, que consiste en reservar un vuelo con escalas y no tomar el último tramo, promete ahorros significativos, pero a un precio que podría costar más que el dinero ahorrado.
Skiplagging: ¿Cómo funciona esta técnica?
El skiplagging, también conocido como “vuelo de ciudad oculta”, se basa en la explotación de las inconsistencias en los sistemas de precios de las aerolíneas. Estas empresas, al fijar precios según la demanda de cada ruta y no necesariamente por la distancia, a veces crean situaciones donde un vuelo con escalas resulta más barato que un vuelo directo a un destino intermedio. Por ejemplo, un pasaje de Nueva York a Seattle con escala en San Francisco puede ser más económico que un vuelo directo de Nueva York a San Francisco. En ese caso, el pasajero abordaría el vuelo, bajaría en San Francisco y dejaría de tomar el tramo restante hacia Seattle.
Imagina que quieres viajar de Madrid a París. Si un vuelo de Madrid a Ámsterdam con escala en París es significativamente más barato que un vuelo directo de Madrid a París, podrías optar por comprar el pasaje más largo y simplemente bajar en París, ahorrando una buena cantidad de dinero. El ahorro puede ser considerable, llegando incluso a un 50% según algunos usuarios. Esto explica su creciente popularidad.
Los riesgos del skiplagging: un juego con reglas impredecibles
Si bien el ahorro es tentador, el skiplagging presenta riesgos significativos. En primer lugar, es una práctica contraria a las condiciones de la mayoría de las aerolíneas. Los billetes de avión incluyen un contrato implícito de utilizar todos los tramos reservados. Si se incumple esta condición, las aerolíneas pueden cancelar el pasaje para futuros viajes, bloquear el acceso a programas de fidelización y, en algunos casos, incluso emprender acciones legales.
Además de las consecuencias por parte de las aerolíneas, hay otras consideraciones prácticas. Si el vuelo original se retrasa o cancela, el pasajero que ha empleado skiplagging puede encontrarse sin alternativas y sin la posibilidad de reclamar indemnizaciones. No olvidemos la posibilidad de perder la conexión y tener que gestionar cambios de última hora a su propio coste.
La controversia: Aerolíneas vs. pasajeros
El skiplagging ha desatado una batalla legal entre las compañías aéreas y los viajeros. Las aerolíneas argumentan que esta práctica les ocasiona pérdidas económicas, al perder la venta del tramo no utilizado y enfrentar problemas logísticos. Además, los sistemas de reserva se complican con esta practica, creando un problema mayor a la hora de realizar su trabajo.
Por otro lado, los defensores del skiplagging sostienen que las aerolíneas establecen precios que son, en ocasiones, engañosos e injustos, lo que justifica la búsqueda de formas alternativas de adquirir un pasaje, al ofrecer precios excesivamente altos en rutas populares o con alta demanda.
El futuro del skiplagging: ¿se acabará esta técnica?
Las aerolíneas están tomando medidas para contrarrestar esta práctica. Algunos sistemas de reserva han empezado a detectar y bloquear las transacciones que se asemejan a skiplagging. Otras empresas buscan implementar penalizaciones más contundentes.
Aktarer Zaman, creador de Skiplagged, argumenta que las propias aerolíneas son las responsables de que se genere esta práctica, mediante su propia estrategia de precios, debiendo estas ser las que realicen cambios para eliminar el skiplagging.
Una decisión personal con consecuencias
El skiplagging representa un dilema ético y legal. Si bien el ahorro puede ser atractivo, los riesgos de ser descubierto y penalizado por la aerolínea son reales. Es fundamental comprender que al utilizar esta técnica se esta aceptando este riesgo. Finalmente, es una decisión personal, donde se deben evaluar los posibles ahorros frente a las potenciales consecuencias.
Antes de optar por esta práctica, hay que sopesar cuidadosamente las ventajas y las desventajas. Existen otras alternativas legítimas para encontrar vuelos baratos, que no implican saltarse tramos de vuelo ni arriesgarse a ser penalizado.