El sistema previsional argentino se encuentra en terapia intensiva: destina el 10% de su PBI a jubilaciones, un gasto insostenible considerando que casi el 40% de los beneficios se otorgan a través de moratorias. Estamos ante una bomba de tiempo social que requiere medidas urgentes.
La magnitud del problema: un sistema quebrado
Argentina invierte alrededor del 10% de su PBI en jubilaciones y pensiones, una cifra alarmante si consideramos que solo el 12% de la población supera los 65 años. Según datos de Cippec, este gasto duplica el de países con poblaciones más envejecidas, como Suecia o Bélgica.
En 2023, casi el 40% de los beneficios previsionales correspondieron a la categoría “RG-Moratoria”, representando casi un cuarto del gasto total en jubilaciones. Estas moratorias, si bien aumentaron la cobertura previsional a más del 90%, generaron un enorme agujero fiscal y profundas inequidades.
Además, los regímenes de excepción, que benefician a ciertos grupos con jubilaciones más altas y requisitos menos exigentes, representan más del 50% del gasto previsional, según un informe de IDESA. En la mayoría de los países, estos regímenes no superan el 10% del gasto.
Las causas detrás del colapso
Las moratorias previsionales, implementadas para ampliar la cobertura, permitieron que muchas personas accedan a la jubilación sin cumplir con los 30 años de aportes requeridos. Si bien esto incrementó la cantidad de beneficiarios, también generó un desfinanciamiento del sistema.
Los regímenes de excepción, por su parte, benefician a un pequeño grupo de personas en detrimento del resto de la sociedad. Estos regímenes, financiados en parte por el resto del sistema o por recursos del Tesoro de la Nación, concentran el 40% de los beneficios y suelen percibir ingresos mucho mayores que los del régimen general, según Cippec.
Propuestas urgentes para evitar el colapso
Expertos y organizaciones como Cippec e Idesa han elaborado propuestas concretas para reformar el sistema y hacerlo más sostenible y equitativo. Algunas de las ideas clave son:
- Crear una prestación básica universal, similar a la actual Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), para todos los residentes a partir de cierta edad.
- Establecer una prestación proporcional a los años de aportes, eliminando el requisito de los 30 años. Esto premiaría a quienes aportaron, aunque no lleguen al mínimo.
- Igualar gradualmente las edades de jubilación entre hombres y mujeres (actualmente, 65 y 60 años, respectivamente).
- Generar incentivos para posponer la jubilación y establecer mecanismos de actualización de la edad de retiro según el aumento de la expectativa de vida.
- Suspender la creación de nuevos regímenes de excepción y avanzar hacia la integración de los existentes al esquema general.
Según Patricio Canalis, economista de IDESA, “una salida razonable sería eliminar el requisito de 30 años de aportes para abrir la posibilidad a un haber proporcional a los años aportados, sean estos 29, 10 o 5, fijando al mismo tiempo un piso que podría ser igual a la PUAM”.
Un llamado a la acción
El sistema previsional argentino necesita una reforma estructural e inmediata. No podemos seguir postergando las soluciones, porque el costo será cada vez mayor para las generaciones presentes y futuras. Es hora de que cada ciudadano alce su voz y exija a sus representantes políticos un debate serio y responsable para construir un sistema más justo y sostenible.
Firma nuestra petición para exigir una reforma previsional justa y participa en el debate online. El futuro de nuestras jubilaciones está en juego.