El hedor a carne quemada y excremento inundaba los pabellones. Gritos desgarradores se mezclaban con el eco metálico de las rejas al cerrarse. En Sierra Chica, la Semana Santa de 1996 no trajo redención, sino un infierno desatado. Ocho vidas se extinguieron entre hornos y cuchillas, mientras la barbarie caníbal sacudía los cimientos de la Argentina.
Antecedentes del Horror: Radiografía de una Prisión Explosiva
Sierra Chica, inaugurada a fines del siglo XIX, fue concebida bajo el panóptico de Jeremy Bentham: una estructura carcelaria donde la vigilancia constante debía garantizar el orden. Sin embargo, en 1996, la realidad era muy distinta. El hacinamiento, la corrupción y la falta de oportunidades crearon un caldo de cultivo perfecto para la violencia.
“La cárcel era una bomba de tiempo”, declaró años después un exguardiacárcel. “Había más presos que camas, la comida era escasa y la tensión se palpaba en el aire.”
En este contexto, dos bandas rivales, ‘Los 12 Apóstoles’, liderados por Marcelo ‘Popó’ Brandán Juárez, y el grupo de Agapito ‘Gapo’ Lencina, se disputaban el control del penal. La chispa que encendió el polvorín fue una disputa por el uso del teléfono público y el control de la venta de ‘pajarito’, una bebida alcohólica carcelaria.
Jueves Santo: Se Desata el Infierno
El Jueves Santo de 1996, Marcelo ‘Popó’ Brandán Juárez solicitó usar el teléfono. La negativa desató la furia de ‘Los 12 Apóstoles’. Armados con facas y palos, tomaron violentamente la guardia, redujeron a los rehenes e intentaron una fuga que pronto se vio frustrada.
“Empezó todo por el teléfono, una pavada. Pero ahí nomás se armó el descontrol. Era matar o morir.” – Testimonio de un preso sobreviviente.
Fracasado el intento de fuga, ‘Los 12 Apóstoles’ desataron una cacería humana en busca de Agapito ‘Gapo’ Lencina y sus seguidores. La violencia se propagó por todo el penal, tiñendo de sangre los pabellones y el patio.
Robledo Puch: El Ángel de la Muerte Busca Refugio
En medio del caos, Carlos Eduardo Robledo Puch, ‘El Ángel de la Muerte’, el tristemente célebre asesino serial, buscó refugio para escapar de la masacre. Aunque algunas crónicas aseguran que se escondió en la capilla, él siempre lo negó, afirmando haber permanecido en su celda.
La Jueza Rehén: María de las Mercedes Malere en la Boca del Lobo
La noticia del motín llegó a oídos de la jueza María de las Mercedes Malere, quien, en un intento desesperado por negociar la rendición, se adentró en la cárcel. Lejos de lograr la paz, la magistrada fue tomada como rehén por los amotinados, convirtiéndose en un trofeo de guerra y moneda de cambio.
Desde el exterior, el gobernador Eduardo Duhalde contemplaba la posibilidad de tomar la cárcel por la fuerza. La tensión era máxima. Los amotinados exigían autos, armas y un helicóptero, amenazando con matar a los rehenes, incluida la jueza.
El Horno del Horror: Canibalismo en Sierra Chica
El horror alcanzó su punto álgido en el Horno 1, donde Agapito ‘Gapo’ Lencina y otros seis internos fueron brutalmente asesinados. Sus cuerpos fueron descuartizados, cocinados y, según testimonios, convertidos en empanadas.
El canibalismo, un tabú ancestral, se materializó en Sierra Chica. Se obligó a otros presos a participar en la macabra tarea. Quienes se negaban, pagaban con su vida. Los restos de las víctimas fueron ofrecidos a guardiacárceles y rehenes, quienes, sin saberlo, participaron de un festín caníbal.
“’Te estás comiendo un rocho’, me dijeron. Ahí entendí lo que había pasado. Fue lo peor que me pasó en la vida.” – Relato de un rehén.
Domingo de Resurrección: La Rendición y el Saldo del Horror
El Domingo de Pascuas marcó el fin del motín. Acorralados, los amotinados liberaron a los rehenes y negociaron ciertas condiciones: aceleración de causas, aplicación del ‘dos por uno’ y traslado a una prisión federal. El saldo fue desolador: ocho muertos, decenas de heridos y la indeleble marca del canibalismo.
El Juicio: Buscando Justicia en Melchor Romero
El juicio, celebrado en febrero de 2000 en la cárcel de Melchor Romero, fue un evento sin precedentes. Veinticuatro acusados enfrentaron la justicia por sus crímenes. Marcelo ‘Popó’ Brandán Juárez y otros líderes fueron condenados a reclusión perpetua.
Sierra Chica: Un Legado de Barbarie y Reflexión
Sierra Chica, 1996. Un motín que expuso la fragilidad del sistema penitenciario y la capacidad humana para la crueldad. Un episodio que clama por justicia y exige una reflexión profunda sobre la necesidad de preservar la dignidad humana, incluso en las circunstancias más extremas.
Las imágenes de aquellos días, los testimonios de los sobrevivientes y los detalles escalofriantes de los crímenes quedarán grabados en la memoria colectiva argentina. Sierra Chica se convirtió en un símbolo del horror, una herida abierta que nos recuerda la bestia que acecha en el interior de cada uno de nosotros.