Hola, soy Hugo “Risas” Ramírez, y aunque mi especialidad es hacer reír, hoy les voy a contar una historia… ¡una historia conmovedora, épica, y con un final… ¡sorprendente! Se trata de Santa Cecilia, la razón por la que hoy celebramos el Día de la Música, ese día mágico en el que celebramos a esos genios musicales que nos regalan alegría, melancolía o un ritmo frenético con cada canción.
Santa Cecilia: ¿Una santa rockera?
Miren, no crean que Cecilia era una abuelita que tocaba el arpa suavecito para el coro de la iglesia. Nació en Roma, allá por el siglo II, en una época en la que ser cristiano no era un picnic. Era una época donde te mandaban a freír espárragos a lo primero que pisen… ¡y lo primero que pisaban era un horno, una fiera, o algo que nos ahorre detalles explícitos…!
Imaginen: Cecilia, joven, rica, con una vida de lujos por delante… ¡y se declara cristiana! ¡En serio! ¡Como si en la era digital se declara anti-redes sociales! ¡Pero bueno, el cristianismo en ese entonces era una forma de rebelión… una rebelión para ir al más allá… una forma de protesta que costaba… ¡la vida misma!
La obligaron a casarse con un romano, Valeriano, un tipo que parecía sacado de una película de gladiadores, ¡todo músculo y poca fe! Cecilia le revela a Valeriano su devoción a Dios durante su propia boda…¡y el tipo se convierte al cristianismo!
Hablando de milagros, ¿no es así como cambia la fe de la gente? De una vez que les dicen algo increíble… cambia hasta su personalidad y convicciones. Valeriano y su hermano Tiburcio se convierten en cristianos activistas, los típicos que no se callaban nada y arriesgaban su vida por los demás. ¡Claro, terminaron muertos como mártires, también!
Pero ¿qué tiene que ver esto con la música? ¡Buena pregunta, les dejo a ellos que les expliquen!
La leyenda dice que mientras Cecilia estaba en su propia boda, ella estaba haciendo sus oraciones…¡a Dios! La tradición indica que estaba “cantando con su corazón” a Dios, mientras sonaban los órganos. Pero, ojo, los estudios de textos antiguos sugieren que la leyenda indica que estaba “rezando mientras los órganos de la tortura estaban prendidos fuego”. ¡Los órganos de la tortura son instrumentos de música! ¡Así que no se pueden cambiar las palabras… es la forma tradicional de celebrar lo que ella hacía… así que podemos quedarnos con eso!
El 22 de noviembre: Música, martirio y mucho más…
Cecilia, después de las muertes de su esposo y su cuñado, también termina presa. La condenaron a morir en un horno… ¡y sobrevivió! ¡Como si fuera la protagonista de una película de acción… que no está basada en un relato bíblico!
No le quedó otra que ser decapitada el 22 de noviembre del año 230. Su muerte no fue inmediata. Pero ese día se convirtió en un hito… para todos nosotros, los amantes de la música. ¡Muchos siglos después, allá por 1594, el Papa Gregorio XIII la nombra patrona de los músicos!
Y desde entonces, cada 22 de noviembre, celebramos el Día de la Música, un homenaje a Cecilia, a los músicos de ayer y de hoy, y a esa música que, a veces, nos rescata del tedio. ¿No les parece una genialidad?
Así que, la próxima vez que escuchen su canción favorita, piensen en Santa Cecilia, esa mujer valiente que cantó incluso en medio del sufrimiento. ¡Salud por la música, y por las historias que nos cuentan, y que nos ayudan a entender lo que pasa en la vida!
Un final con mucho ritmo
Les dejo con un par de imágenes y una canción. Una para que aprecien como una obra de arte la imagen de una santa, y otra para que le den play a su música favorita. ¡Recuerden, cada canción, una historia… una celebración para que todos puedan vibrar!
“La música es el lenguaje universal que conecta corazones. ¡Que suene fuerte hoy!”