¿Te imaginas la pasión de una hinchada al ver a su equipo ascender a primera división? Ese sueño hecho realidad se desvaneció en Mar del Plata con la reciente salida de Andrés Yllana, el estratega que guio a Aldosivi a la gloria. Pero, ¿es este un caso aislado? La realidad golpea con crudeza: ocho entrenadores han abandonado sus cargos en lo que va del Torneo Apertura. ¿Qué está sucediendo en el fútbol argentino? ¿Es el resultado el único juez? Acompáñanos a desentrañar esta crisis que sacude los cimientos del ‘Tiburón’ y de otros clubes del país, donde la inestabilidad parece ser la única constante.
El adiós de un ‘héroe’: ¿Por qué Yllana dejó el barco?
Recordemos la llegada de Andrés Yllana a Aldosivi. El equipo, hundido en el Ascenso, necesitaba un faro que lo guiara. Y Yllana lo fue. Con un plantel forjado en la regularidad y el compromiso, logró lo impensable: el título de la Primera Nacional 2024 y el tan ansiado ascenso. La hinchada explotó en júbilo, pero la alegría duró poco. El regreso a la máxima categoría se tornó un calvario. Los resultados esquivos condenaron al equipo al fondo de la tabla, sin victorias y con apenas dos puntos tras nueve fechas.
¿Fueron solo los números los que sentenciaron a Yllana? La respuesta parece ser más compleja. Fuentes cercanas al club revelan un desgaste en la relación entre el entrenador, algunos miembros de la dirigencia y referentes del plantel. La autocrítica ausente tras la derrota ante Tigre habría sido la estocada final para una dirigencia sedienta de un ‘mea culpa’ ante la tormenta que se avecinaba.
Más allá de los fríos números (48 partidos, 18 victorias, 15 empates y 15 derrotas), el legado de Yllana perdurará en la memoria de los hinchas. Su nombre quedará grabado a fuego por haber conducido al equipo a la Tierra Prometida: la primera división.
“Yllana nos devolvió la ilusión. Siempre le estaremos agradecidos”, comenta un fanático de Aldosivi.
La guillotina del fútbol argentino: Ocho técnicos en la cuerda floja
La partida de Yllana no es una excepción, sino la regla en este Torneo Apertura. Su salida eleva a ocho el número de entrenadores que han perdido su empleo en lo que va del certamen. Una cifra escalofriante que supera la barrera de una baja por fecha. Marcelo Méndez (Gimnasia de La Plata), Facundo Sava (Atlético Tucumán), Walter Erviti (Belgrano), Mariano Soso (Newell’s), Ernesto Pedernera (Godoy Cruz), Cristian Fabbiani (Deportivo Riestra) y Sebastián Domínguez (Vélez) engrosan la lista de damnificados. ¿Víctimas de la presión? ¿Incapaces de enderezar el rumbo?
Esta vorágine de despidos expone la cruda realidad del fútbol argentino: la presión asfixiante sobre los entrenadores. Los resultados inmediatos se han convertido en el mantra, mientras que la paciencia de las dirigencias se diluye como un espejismo en el desierto. La falta de tiempo para construir proyectos sólidos y la exigencia desmedida atentan contra la estabilidad y la consolidación de ideas.
¿Quiénes empuñan la guadaña?
Ante este panorama desolador, surge una pregunta inevitable: ¿quiénes son los verdaderos responsables de esta inestabilidad? ¿Son los entrenadores, incapaces de adaptarse a las exigencias del fútbol moderno? ¿Son las dirigencias, que actúan como verdugos impacientes? ¿O es el sistema, que idolatra el resultado por encima de todo?
La respuesta, como en la mayoría de los dilemas futbolísticos, no es unívoca. Los entrenadores deben asumir su cuota de responsabilidad, adaptándose a las particularidades de cada plantel, transmitiendo sus ideas con claridad y tomando decisiones acertadas en los momentos cruciales. Pero también es cierto que las dirigencias deben ejercer la virtud de la paciencia, brindando el tiempo necesario para que los proyectos maduren, siempre y cuando exista un compromiso inquebrantable y una línea de trabajo coherente.
Sin embargo, en muchos casos, las dirigencias se dejan llevar por la impulsividad, tomando decisiones viscerales basadas en resultados efímeros y sin analizar el contexto en su totalidad. La presión implacable de los hinchas, la lupa inquisidora de los medios de comunicación y las exigencias de los patrocinadores condicionan las decisiones dirigenciales, truncando el desarrollo de los equipos.
Testimonios desde las entrañas del club
“Es una locura cómo se manejan los tiempos en el fútbol. No te dan margen para trabajar”, confiesa un exjugador de Aldosivi.
Un reconocido hincha, con lágrimas en los ojos, comenta: “Lo de Yllana fue un golpe bajo. Nos había devuelto la alegría y ahora nos dejan sin nada”.
El futuro incierto del ‘Tiburón’: ¿Qué le depara el destino?
¿Qué le espera a Aldosivi tras la partida de Yllana? La dirigencia se encuentra inmersa en la búsqueda de un nuevo entrenador que tome las riendas del equipo y lo rescate del naufragio. Los nombres que suenan son diversos, pero aún no hay humo blanco. El elegido deberá afrontar el desafío titánico de levantar el ánimo de un plantel herido y devolver la confianza a una hinchada desencantada.
El futuro de Aldosivi pende de un hilo. El equipo necesita sumar puntos con urgencia para escapar de las garras del descenso. Pero, más allá de los resultados inmediatos, es imperativo que la dirigencia apueste por un proyecto a largo plazo, que siente las bases de un equipo sólido y le permita recuperar el protagonismo perdido.
Un grito desesperado por la reflexión
¿Hasta cuándo permitiremos que la inestabilidad siga carcomiendo el fútbol argentino? La crisis que atraviesa Aldosivi y la danza macabra de entrenadores en el Torneo Apertura nos obligan a replantear el modelo de gestión. Es hora de que dirigentes, entrenadores, jugadores, periodistas e hinchas trabajen en sinergia para construir un fútbol más profesional, sostenible y respetuoso de los procesos. Solo así podremos evitar que estas situaciones se repitan y que el fútbol argentino vuelva a ser un motivo de orgullo y alegría para todos. ¿Estamos dispuestos a cambiar?
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