Rosario sangra. La ciudad que supo ser cuna de grandes artistas y deportistas, hoy se desangra en una espiral de violencia que no da tregua. Cada día, las calles se tiñen de rojo con la sangre de víctimas inocentes, mientras el miedo y la desolación se apoderan de los corazones de los rosarinos. En lo que va del año, los homicidios aumentaron un 30% en comparación con el año anterior, según datos del Observatorio de Seguridad Pública. Una estadística que refleja la cruda realidad que se vive en cada barrio, en cada esquina, en cada hogar.
Este lunes, la violencia volvió a golpear con saña. Una serie de ataques armados dejaron un saldo trágico de un muerto y varios heridos, sumiendo a la ciudad en un estado de shock. Pero esta vez, no nos quedaremos en el mero recuento de hechos. Queremos ponerle nombre y apellido a las víctimas, queremos contar sus historias, queremos mostrar el rostro humano detrás de cada estadística. Queremos que la sociedad rosarina se movilice y exija justicia. ¡Basta de impunidad! ¡Rosario no se rinde!
El mapa del horror: ataques simultáneos en distintos puntos de la ciudad
La jornada del lunes fue un verdadero infierno para los rosarinos. En cuestión de horas, se registraron tres ataques armados en distintos puntos de la ciudad, sembrando el pánico y la angustia.
Zona Oeste: la muerte acecha en Campodónico y Uriarte
A las 20:00, el barrio de Campodónico y Uriarte se convirtió en escenario de una ejecución brutal. Gustavo Fernández, de 47 años, fue interceptado por dos sicarios en moto que, sin mediar palabra, abrieron fuego contra él. Los disparos, certeros y despiadados, impactaron en el torso, el cuello y la cabeza de Gustavo, quien fue trasladado de urgencia al HECA, donde falleció poco después. Su crimen engrosa la lista de víctimas fatales de la violencia en Rosario.
“Era un vecino tranquilo, un laburante”, cuenta entre lágrimas una vecina que prefiere no dar su nombre por miedo a represalias. “Acá ya no se puede vivir, uno sale a la calle y no sabe si va a volver. Esto es tierra de nadie”. La desolación y el miedo se respiran en cada rincón del barrio, donde los vecinos se sienten abandonados a su suerte.
Zona Sur: un lavadero de autos bajo fuego
Apenas una hora antes, alrededor de las 19:00, otro ataque armado sacudía la zona sur de la ciudad. Esta vez, el blanco fue un lavadero de autos ubicado en Ayacucho al 6300. Desconocidos abrieron fuego contra dos hombres que se encontraban en el lugar, hiriéndolos de gravedad. Uno de ellos fue trasladado de urgencia en un vehículo particular, mientras que el otro fue asistido por una ambulancia. Ambos presentaban múltiples heridas de bala.
La escena era escalofriante: sangre, gritos, desesperación. Los vecinos, paralizados por el terror, se refugiaron en sus casas, temiendo ser alcanzados por las balas. Un vecino, con la voz temblorosa, relató al móvil de Cadena 3 Rosario: “Los muchachos baleados trabajan acá desde hace años. Siempre se los ve laburando, pero uno nunca sabe…”. La incertidumbre y el temor se apoderan de la comunidad.
Víctimas colaterales: la inocencia herida
En medio del ataque al lavadero, un joven que se encontraba sentado en la vereda con su perro también fue alcanzado por las balas. Según relataron vecinas que presenciaron el hecho, el perro, asustado por los disparos, salió corriendo y fue atropellado por un auto. El joven, con múltiples heridas de bala, fue asistido por los vecinos hasta que llegó la ambulancia. Una historia que refleja la crueldad y la sinrazón de la violencia en Rosario.
“Es una locura, acá ya no se puede ni estar sentado en la vereda”, lamenta una vecina. “Estos pibes no tienen límites, no les importa nada. Le arruinaron la vida a ese chico y mataron a su perro. ¿Quién se hace cargo de esto?”. La indignación y la impotencia se apoderan de los rosarinos, quienes se sienten desprotegidos y vulnerables.
Las causas de la barbarie: un análisis profundo
¿Qué está pasando en Rosario? ¿Por qué la violencia se ha enquistado de esta manera en la ciudad? Las respuestas son complejas y multifactoriales. La pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, la corrupción policial y judicial, el narcotráfico… Todos estos factores contribuyen a crear un caldo de cultivo perfecto para la barbarie.
Según el Dr. Raúl Ricardone, experto en seguridad pública, “Rosario se ha convertido en un territorio liberado, donde las bandas narco operan con total impunidad. La complicidad policial y judicial es evidente, y la falta de políticas públicas eficaces para combatir el narcotráfico agrava aún más la situación”. Un panorama desolador que exige soluciones urgentes.
El silencio cómplice: ¿dónde están las autoridades?
Ante la creciente ola de violencia, los rosarinos se preguntan dónde están las autoridades. ¿Por qué no se toman medidas concretas para combatir el narcotráfico y la inseguridad? ¿Acaso existe complicidad entre la policía y los narcos? ¿Acaso la ineficacia de la justicia permite que los criminales sigan actuando impunemente?
El silencio de las autoridades es ensordecedor. Los discursos vacíos y las promesas incumplidas ya no alcanzan. Los rosarinos exigen respuestas, exigen soluciones, exigen seguridad. Exigen que se ponga fin a esta barbarie que se ha apoderado de su ciudad. Exigen que se haga justicia por las víctimas, por los familiares, por los vecinos que viven con miedo.
Rosario se levanta: un llamado a la acción
Pero no todo está perdido. En medio de la oscuridad, también hay lugar para la esperanza. Iniciativas comunitarias, organizaciones sociales y vecinos comprometidos están trabajando incansablemente para reconstruir el tejido social y combatir la violencia desde abajo. Es hora de unir fuerzas, de organizarnos, de movilizarnos. Es hora de que Rosario se levante y diga basta.
Este artículo es un llamado a la acción. No podemos seguir siendo espectadores pasivos de la violencia que se ha apoderado de Rosario. Debemos convertir la indignación en movilización, el miedo en valentía, el silencio en un grito unánime. Rosario tiene que volver a brillar, tiene que volver a ser la ciudad pujante y solidaria que siempre fue. Pero para lograrlo, necesitamos el compromiso de todos.
- Participá en las marchas y movilizaciones que se organicen en tu barrio.
- Denunciá cualquier hecho de violencia o actividad sospechosa a las autoridades.
- Colaborá con las organizaciones sociales que trabajan en la prevención de la violencia.
- Difundí este mensaje en tus redes sociales y compartilo con tus amigos y familiares.
Es hora de recordar que detrás de cada estadística, detrás de cada titular, hay una historia humana, una vida truncada, una familia destrozada. No permitamos que la indiferencia nos gane, no permitamos que la violencia se normalice. Rosario merece un futuro mejor, un futuro sin miedo, un futuro en paz. Y ese futuro depende de nosotros. ¡Rosarinos, alcemos la voz! ¡Exijamos justicia! ¡Digamos basta!