¡Vecinos desalojados, obras públicas en la mira y un escándalo que salpica a Rosario! La extensión de la Avenida Baigorria se ha convertido en el epicentro de una batalla campal entre el municipio y los residentes de Nuevo Alberdi. ¿Progreso a cualquier costo o atropello a los derechos de los ciudadanos? ¡Amarillo “Polémica” Pérez desmenuza el conflicto con su estilo único!
Baigorria: ¿Avenida del progreso o del desalojo?
El intendente Pablo Javkin y su equipo prometieron una Rosario moderna y conectada, con la extensión de la Avenida Baigorria como punta de lanza. Pero la realidad es que las topadoras municipales arrasaron con viviendas precarias, dejando a familias enteras en la calle. ¿Es este el precio del progreso? ¿Se justifica el desalojo forzoso de personas humildes en nombre del desarrollo urbano?
El secretario de Gobierno, Sebastián Chale, defiende la medida con uñas y dientes: “Son terrenos usurpados”, afirma, “destinados a una obra muy necesaria”. Pero los vecinos desalojados, con el apoyo de Ciudad Futura, denuncian que nunca fueron notificados legalmente y que se trata de un atropello a sus derechos. Las imágenes de las viviendas demolidas, algunas con piletas a medio construir, según el propio Chale, dan la vuelta en redes sociales, alimentando la indignación y la polémica.
¿Usurpadores o víctimas del sistema?
Mientras el municipio habla de “delincuentes” y “extorsionadores”, los vecinos desalojados se presentan como víctimas de un sistema que los margina y los ignora. Algunos llevan décadas viviendo en la zona, otros llegaron buscando un lugar donde construir un futuro para sus familias. ¿Son realmente usurpadores o simplemente personas que no tuvieron otra opción que ocupar tierras vacías ante la falta de políticas habitacionales?
“Ayer nos levantamos con mensajes de vecinos que nos pedían ayuda porque les estaban tumbando sus casas. Cuando llegamos ya había dos casas derrumbadas. Casas de verdad, no ranchos como dijeron”.
El testimonio de Yuli, una vecina del barrio, desgarra el corazón: “Nos despertamos con la policía en la puerta y las máquinas tirando abajo nuestras casas. ¿Dónde vamos a ir ahora?”. La pregunta queda flotando en el aire, sin respuesta por parte de las autoridades. Mientras tanto, las familias desalojadas se organizan para resistir y reclamar una solución habitacional digna.
Ciudad Futura: ¿Oportunismo político o defensa de los vulnerables?
El partido Ciudad Futura, liderado por Antonio Salinas, ha salido en defensa de los vecinos desalojados, denunciando la “represión” policial y la falta de diálogo por parte del municipio. “Transformaron lo que podría haber sido una gran noticia en una pueblada”, afirma Salinas. Pero algunos acusan a Ciudad Futura de oportunismo político, de utilizar el conflicto para desgastar al intendente Javkin y ganar terreno en la escena local. ¿Defensa genuina o simple estrategia electoral?
Salinas, por su parte, critica duramente al municipio por interrumpir la mesa de diálogo que existía con los vecinos y organizaciones sociales: “El ejecutivo municipal lo interrumpió generando el desgobierno del área”. Apunta directamente a la responsabilidad del intendente en el conflicto y lo acusa de incumplir procedimientos legales al no notificar a los vecinos de los desalojos. ¿Es Javkin el único responsable o hay otros actores involucrados en la trama?
¿Qué hay detrás del conflicto?
Más allá de las acusaciones cruzadas, el conflicto por la extensión de la Avenida Baigorria revela una problemática más profunda: la falta de acceso a la vivienda digna en Rosario. Mientras las obras públicas avanzan, miles de familias viven en la precariedad, sin títulos de propiedad y bajo la amenaza constante del desalojo. ¿Es posible un desarrollo urbano que incluya a todos o el progreso siempre tendrá víctimas?
La tensión entre el desarrollo urbano y el derecho a la vivienda no es nueva en Rosario. La ciudad crece a un ritmo acelerado, pero las políticas habitacionales no siempre logran acompañar ese crecimiento. El resultado es la proliferación de asentamientos informales y la creciente desigualdad social. ¿Hasta cuándo se seguirá postergando a los sectores más vulnerables?
El caso de la Avenida Baigorria pone en evidencia la necesidad de un debate más amplio sobre el modelo de ciudad que queremos construir. ¿Un modelo basado en la especulación inmobiliaria y el beneficio de unos pocos o un modelo que priorice el bienestar de todos los ciudadanos, incluyendo a los más humildes? La respuesta, como siempre, está en manos de la sociedad.
Mientras tanto, la polémica continúa. Las familias desalojadas siguen reclamando justicia, el municipio defiende su postura y Ciudad Futura busca capitalizar el conflicto. Amarillo “Polémica” Pérez seguirá de cerca el desarrollo de los acontecimientos, porque en Rosario, la ciudad de las contradicciones, la realidad siempre supera a la ficción.