Rosario, la ciudad que supo inspirar al humorista gráfico Roberto Fontanarrosa, vibró con la celebración de un festival que lleva su nombre. Más que un simple homenaje, el evento se convirtió en un espacio de encuentro entre la cultura, la amistad y la memoria colectiva, con la figura del icónico “Negro” como eje central. La edición 2023 del Festival Fontanarrosa dejó un sabor a continuidad y un anuncio trascendental que asegura su perdurabilidad.
Un diálogo entre amigos: Serrat y Sacheri
El punto culminante del festival fue sin duda el diálogo entre el cantautor Joan Manuel Serrat y el escritor Eduardo Sacheri, una conversación que trascendió la simple charla para convertirse en un homenaje íntimo y entrañable. Sacheri, con su maestría, condujo una conversación estructurada en una singular formación futbolística. Cada tema abordado -la amistad, la poesía, la observación, la muerte, el fútbol, el carácter, Rosario y la perspectiva- representaba un jugador en el once ideal de un partido inolvidable.
Serrat, con su habitual elocuencia y calidez, compartió anécdotas, reflexiones y su visión sobre la obra de Fontanarrosa, su amigo. La ausencia de un “jugador número diez” en el esquema inicial añadió una cuota de suspense hasta el final. La revelación final de que el lugar vacío pertenecía a la dupla Fontanarrosa-Serrat en este singular partido de la amistad generó una emotiva ovación.
La elección de este formato, una inteligente metáfora futbolística que conecta con la pasión del “Negro” por el deporte y su capacidad de conectar con lo popular, resultó un acierto. Esta estructura le dio fluidez a la conversación, transformándola en un relato ameno y emotivo, dejando una marca inolvidable en quienes lo presenciaron.
El Festival Fontanarrosa: una cita bienal
El intendente de Rosario, Pablo Javkin, anunció que el festival pasará a ser un evento bienal. Esta decisión no solo asegura la continuidad del homenaje a Fontanarrosa, sino que demuestra la intención del gobierno local de convertirlo en un evento cultural de primer nivel, capaz de atraer visitantes de todo el país. Se espera que esta periodicidad permita una mejor planificación y organización del evento, lo que a su vez redundará en una mayor calidad.
Según las palabras del propio Javkin, el festival representa la “esencia de la rosarinidad”. Esa frase encapsula la filosofía del evento: celebrar la creatividad, el talento, la decisión de quedarse en Rosario y, por sobre todas las cosas, el valor de la amistad, un pilar fundamental en la vida y obra de Fontanarrosa.
El anuncio de la bienalidad fue recibido con entusiasmo por el público, que abarrotaba el foyer del Teatro El Círculo, sediento por las historias y la memoria que el festival estaba dispuesto a entregar.
Un legado que trasciende generaciones
El festival no solo rindió tributo a la obra de Fontanarrosa, sino que también resaltó la trascendencia de su legado. Las diversas exposiciones, muestras y espectáculos musicales, con figuras de la talla de Jairo y Raúl Lavié, entre otros, permitieron a varias generaciones conectar con la obra del escritor rosarino.
Se expusieron obras del humorista, libros, dibujos originales y hasta sus apuntes personales, abriendo un acceso único e íntimo a la mente creativa del autor. Fue posible observar como la estética del artista se plasmó en diversos soportes, tanto en sus célebres tiras como en su literatura, dando cuenta de su enorme versatilidad.
El hecho de que artistas de renombre internacional, como Joan Manuel Serrat, participen desinteresadamente en el homenaje, refleja el profundo respeto y admiración que Fontanarrosa sigue generando. Su figura, lejos de desvanecerse, parece revitalizarse a través de estas iniciativas.
Para los rosarinos, el festival representa más que un simple evento cultural: es un símbolo de recuperación y resiliencia. La ciudad, que ha atravesado un periodo complejo de inseguridad, vuelve a mirar hacia el futuro con esperanza, revitalizando su tejido social con la cultura y las artes. El evento ha resaltado la capacidad de la comunidad de celebrar su identidad.
En conclusión, el Festival Fontanarrosa fue un éxito rotundo. Más allá del éxito de convocatoria, logró conectar con la esencia misma de la ciudad, reviviendo la memoria y la obra de un gran artista y marcando una dirección hacia el futuro, donde la cultura jugará un papel fundamental en la reconstrucción del tejido social de Rosario. La apuesta a una periodicidad bienal consolida este propósito y augura una futura florecimiento cultural.