La vida puede cambiar en un instante, una verdad que el reconocido actor argentino Roly Serrano conoce de cerca. Tras un grave accidente automovilístico en marzo que lo dejó al borde de la muerte, su camino hacia la recuperación ha sido una inspiradora historia de resiliencia, lucha y el inquebrantable apoyo de sus seres queridos. Nueve meses después del incidente que lo mantuvo internado y en rehabilitación, Roly Serrano regresa a casa, no solo físicamente, sino también con una renovada perspectiva de la vida.
Una noche que cambió todo
El accidente, ocurrido mientras Serrano regresaba de una temporada teatral en Córdoba, lo sumió en un coma profundo durante un mes. El cansancio acumulado, confesó posteriormente, lo venció al volante. “Me dormí. Me desperté con el choque”, relató con crudeza en una entrevista, un testimonio que revela la fragilidad de la vida y las consecuencias de decisiones tomadas en un momento de agotamiento. Afortunadamente, la familia que viajaba en el otro vehículo involucrado resultó ilesa, un alivio para Serrano que carga con el peso de la responsabilidad del accidente.
La culpa y el arrepentimiento son emociones que Serrano ha tenido que procesar durante su recuperación. “No tendría que haber hecho ese viaje”, reflexiona, reconociendo la omnipotencia del “yo puedo” que a menudo nos ciega ante nuestros propios límites. El accidente se convirtió en una dolorosa lección, un llamado a la introspección y a la necesidad de reconocer nuestras vulnerabilidades. Pero de las cenizas de la tragedia, surgió una nueva oportunidad: la de reconstruir su vida, física y emocionalmente.
El largo camino hacia la recuperación
Los nueve meses que siguieron al accidente fueron una batalla constante. Internado en el hospital de Baradero, donde recibió los primeros auxilios, Serrano fue trasladado posteriormente al IMAC en Buenos Aires, donde los médicos lucharon por su vida en dos ocasiones. Su cuerpo, quebrado y debilitado, requirió una extensa rehabilitación en la clínica Nuestra Señora de Luján, donde tuvo que reaprender a caminar. Cada paso, cada movimiento, era una victoria en una guerra contra el dolor y la desesperanza.
Pero Roly Serrano no estaba solo. Sus hermanas, convertidas en ángeles guardianes, lo acompañaron día y noche, su presencia constante un faro de esperanza en la oscuridad. Colegas y amigos del mundo del espectáculo, como Osvaldo Laport, “El Puma” Goity, Coco Silly y Guillermina Valdés, se convirtieron en pilares de apoyo, sus visitas y mensajes de aliento un bálsamo para el alma del actor. Valdés, a quien Serrano describe como “un ángel”, fue una presencia particularmente significativa durante su rehabilitación, una muestra de la solidaridad y el cariño que rodearon al actor en su momento más vulnerable.
Un renacer con los ojos y el corazón bien abiertos
La experiencia cercana a la muerte transformó profundamente a Roly Serrano. “Tuve que empezar de nuevo, pensamientos nuevos, modo de vivir nuevo, con los ojos y el corazón bien abiertos”, confesó. El accidente lo obligó a reevaluar sus prioridades, a apreciar las pequeñas cosas y a conectar con la vida de una manera más profunda y auténtica. Su gratitud hacia el personal médico que lo atendió, hacia sus colegas, amigos y familia, es palpable, un reconocimiento a la red de apoyo que lo sostuvo durante su larga y difícil recuperación.
Hoy, Roly Serrano se enfoca en su futuro, con la mirada puesta en volver a los escenarios. “Tengo muchas ganas de volver a trabajar, soy un actor de alma”, afirma con convicción. Su pasión por la actuación, intacta a pesar de la adversidad, lo impulsa a seguir adelante, a abrazar la vida con una intensidad renovada. La historia de Roly Serrano es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, una lección de resiliencia que nos recuerda que incluso en las situaciones más difíciles, siempre hay espacio para la esperanza y la posibilidad de un nuevo comienzo.