El Servicio Penitenciario de Santa Fe realizó una serie de requisas sorpresivas en distintos penales de la provincia, arrojando como resultado el decomiso de una cantidad significativa de elementos prohibidos. Celulares, armas blancas de fabricación casera y bebidas alcohólicas fueron encontrados en las celdas de diferentes pabellones, evidenciando la necesidad de reforzar los controles de seguridad dentro de los establecimientos carcelarios.
Operativos en el marco de las festividades de fin de año
La Secretaría de Asuntos Penales, a cargo de Lucía Masneri, informó que la decisión de llevar a cabo estos operativos se enmarca en un plan estratégico para prevenir incidentes durante las festividades de fin de año. “Con tantos feriados por el fin de año decidimos realizar este operativo sorpresivo y profundo para prevenir incidentes dentro del establecimiento durante las festividades”, aseguró Masneri. La funcionaria destacó la importancia de estas acciones para “detectar y neutralizar cualquier amenaza” y “preservar el orden en los establecimientos penitenciarios”.
Las requisas se realizaron de manera simultánea en diferentes penales de las ciudades de Santa Fe y Rosario, incluyendo la cárcel de Las Flores, y las Unidades 3, 6 y 12 de Rosario. La elección de estas fechas, con la proximidad de Navidad y Año Nuevo, busca minimizar la posibilidad de que se generen disturbios o conflictos entre los internos, aprovechando el movimiento inusual propio de estas fechas.
Resultados de las requisas: un arsenal de elementos prohibidos
En el pabellón N°5 de la cárcel de Las Flores, se incautaron cuatro teléfonos celulares, cuatro tarjetas SIM, trece elementos corto punzantes de fabricación casera, un cuchillo con punta modificada y veinte litros de bebida fermentada a base de frutas. Este hallazgo es particularmente preocupante, ya que la presencia de celulares permite a los reclusos mantener contacto con el exterior y, potencialmente, organizar actividades delictivas desde el interior del penal.
En la Unidad 6 de Rosario, se decomisaron diecinueve teléfonos celulares, dos elementos punzantes, un pendrive y varias tarjetas SIM. La cantidad de celulares encontrados en esta unidad sugiere la existencia de una red de comunicación clandestina dentro del penal, lo que representa un riesgo para la seguridad tanto de los internos como del personal penitenciario.
En la Unidad 3, ubicada en Zeballos y Richieri de Rosario, se hallaron dos tarjetas SIM, seis litros de bebida prohibida a base de fruta fermentada, una resortera de fabricación casera y cuatro cuchillos con punta modificada. La presencia de armas de fabricación casera demuestra la capacidad de los internos para ingeniarse y obtener elementos que pueden ser utilizados para agredir a otros reclusos o al personal del penal.
Finalmente, en la Unidad Penitenciaria N°12 de Rosario, se incautaron 26 teléfonos celulares, un reloj inteligente, un elemento punzante, una resortera de fabricación casera y 30 litros de bebida prohibida fermentada a base de frutas. La cantidad de alcohol encontrado en este penal es alarmante, ya que su consumo puede generar situaciones de violencia y descontrol.
El plan estratégico para combatir la delincuencia desde el interior de las cárceles
Masneri explicó que estas requisas “forman parte de un plan estratégico que se lleva adelante de manera periódica para detectar y neutralizar cualquier amenaza”, Este plan busca no solo mantener el orden dentro de los penales, sino también prevenir delitos que puedan ser organizados desde el interior de las cárceles. La funcionaria enfatizó que “no solo buscamos preservar el orden en los establecimientos penitenciarios, sino también prevenir delitos que puedan ser organizados desde el interior de las cárceles”.
La implementación de requisas sorpresivas es una herramienta fundamental para desarticular las redes delictivas que operan dentro de los penales. Al decomisar celulares y otros elementos de comunicación, se limita la capacidad de los reclusos para coordinar acciones con el exterior. Asimismo, la incautación de armas blancas y alcohol reduce el riesgo de violencia y agresiones dentro de los establecimientos.
El éxito de estas requisas demuestra la importancia de la planificación estratégica y la coordinación entre las diferentes áreas del Servicio Penitenciario. La continuidad de estas acciones, junto con la implementación de otras medidas de seguridad, será fundamental para garantizar el orden y la seguridad en las cárceles de la provincia de Santa Fe. Además, es necesario invertir en programas de rehabilitación y reinserción social para los internos, con el objetivo de reducir la reincidencia delictiva.
El problema de la delincuencia en las cárceles es complejo y requiere un abordaje integral que incluya no solo medidas de seguridad, sino también políticas de educación, trabajo y salud para los reclusos. La reinserción social de los internos es fundamental para reducir la tasa de criminalidad y construir una sociedad más segura. El sistema penitenciario debe ser un espacio que promueva la reflexión, el aprendizaje y la responsabilidad, no un caldo de cultivo para la violencia y la delincuencia.
Las autoridades provinciales han expresado su compromiso con la mejora del sistema penitenciario y la lucha contra el delito. Se espera que la implementación de este plan estratégico, junto con otras medidas complementarias, contribuya a fortalecer la seguridad en las cárceles y a reducir la incidencia de delitos organizados desde el interior de los penales.
La sociedad civil también tiene un rol importante que desempeñar en la reinserción social de los exreclusos. Es fundamental promover la inclusión laboral, la educación y el acceso a la vivienda para quienes han cumplido sus condenas. La estigmatización y la discriminación dificultan el proceso de reinserción y aumentan las posibilidades de reincidencia. Es necesario crear una cultura de segundas oportunidades para que quienes han cometido errores puedan reintegrarse a la sociedad de manera productiva y responsable.
En conclusión, las requisas sorpresivas en las cárceles de Santa Fe son una medida necesaria para mantener el orden y la seguridad en los establecimientos penitenciarios. Sin embargo, es fundamental que estas acciones se complementen con políticas integrales que aborden las causas de la delincuencia y promuevan la reinserción social de los internos. Solo así se podrá construir un sistema penitenciario más justo, seguro y efectivo.