En una jugada que ha desatado una ola de protestas y acusaciones, el gobierno ha anunciado un plan de “modernización” para el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Bajo el manto de la eficiencia, se esconde una realidad que deja un regusto amargo: la venta de inmuebles de lujo y un brutal recorte de personal que amenaza con desmantelar décadas de investigación e innovación en el sector agropecuario argentino. ¿Modernización o liquidación? Esa es la pregunta que recorre los pasillos del INTA y las calles de las ciudades donde operan sus sedes.
El INTA en la mira: Venta de inmuebles de lujo
La joya de la corona: el edificio del INTA en Palermo, ubicado en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, está en la mira. Con un precio base de USD 6.3 millones, este inmueble de más de 3.143 m2 se subastará en diciembre. El gobierno afirma que está “subutilizado”, pero los trabajadores denuncian que en él funcionan la Fundación ArgenINTA, que genera importantes ingresos, y la empresa INTeA, dedicada a agronegocios. ¿Será que el gobierno está más interesado en el negocio inmobiliario que en la investigación agropecuaria?
Pero el edificio de Palermo no es el único en la lista negra. Otras sedes, incluyendo un predio en Salta, están en la lista de ventas. Las hectáreas de tierra dedicadas a la investigación, que representan el futuro de la agricultura argentina, ahora están bajo el filo de la navaja de la especulación inmobiliaria. ¿Qué impacto tendrá esto en la investigación a largo plazo?
El hachazo al personal: 1700 despidos en el horizonte
La venta de inmuebles no es la única medida polémica. Se estima que hasta 1.700 puestos de trabajo estarán en riesgo. El gobierno justifica esta reducción con la excusa de que “el 50% de los empleados ingresó durante los gobiernos de Cristina Kirchner“. ¿Un ajuste ideológico disfrazado de modernización? Para los sindicatos, esta justificación es una falacia. La Asociación del Personal del INTA (APINTA) ha denunciado las “imprecisiones” y “mentiras” del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien aseguró que el 90% del presupuesto se destina a salarios. La realidad, según el sindicato, es mucho más matizada.
El ajuste ya comenzó con retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y la no renovación de contratos. Sin embargo, la magnitud del recorte previsto genera una profunda incertidumbre entre los trabajadores y una preocupación latente sobre el futuro del INTA. ¿Quién se beneficiará de este desmantelamiento sistemático?
La voz de los trabajadores: ¿Modernización o destrucción?
Desde APINTA y ATE, los trabajadores han expresado su enérgico rechazo al plan del gobierno. Mario Romero, secretario general de APINTA, ha destacado los numerosos logros del INTA, incluyendo la generación de nuevas variedades de semillas y vacunas, que han generado importantes ingresos para el país. La venta de tierras, según Romero, cercenaría el 90% de las tierras de las estaciones experimentales, condenando años de investigación a la ruina.
Julieta Boedo, delegada de ATE, ha denunciado la falta de claridad en el listado de tierras que el gobierno pretende subastar. Para los sindicatos, este plan no es una modernización, sino una estrategia para desmantelar un organismo clave para el desarrollo del sector agropecuario argentino. ¿Es esta la forma de impulsar el progreso?
El gobierno responde: ¿modernización o ajuste?
El gobierno, a través del vocero presidencial, defiende el plan de modernización como una medida necesaria para optimizar la eficiencia del INTA. Se argumenta que el organismo se ha desviado de sus objetivos originales, dedicando recursos a temas ajenos a la investigación agropecuaria, como las cuestiones de género. Esta justificación ha generado indignación entre los trabajadores, que denuncian un intento de desprestigiar la investigación.
El gobierno también sostiene que la venta de inmuebles y tierras generará recursos para fortalecer las investigaciones. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿se puede comprar investigación con dinero proveniente de la venta del patrimonio del INTA?
El futuro del INTA: ¿un futuro incierto?
La reestructuración del INTA no es simplemente un cambio de gestión; es una decisión que definirá el futuro del desarrollo agropecuario argentino. Si el plan del gobierno se lleva a cabo, el impacto será significativo. La venta de tierras podría desmantelar décadas de investigación, y los despidos de personal erosionarían la capacidad del INTA para llevar a cabo su labor. Este plan, disfrazado de modernización, genera dudas sobre las verdaderas intenciones del gobierno, que al parecer está más interesado en negocios inmobiliarios que en innovación.
En un contexto de crecientes desafíos para el sector agropecuario, la incertidumbre sobre el futuro del INTA es preocupante. La pregunta clave es: ¿se puede sacrificar el futuro del INTA en pos de un ajuste político y económico a corto plazo? El tiempo lo dirá, pero las consecuencias de este plan podrían ser devastadoras para el campo argentino.
La reestructuración del INTA continúa siendo un debate en desarrollo, mientras tanto el país se pregunta si la modernización o la destrucción es la palabra que mejor define la acción del gobierno.