El presidente Javier Milei, conocido por su estilo disruptivo y sus políticas de ajuste, ha implementado recortes significativos en el financiamiento a las organizaciones sociales, comúnmente conocidas como “piqueteros”. Esta decisión ha generado un cambio radical en el panorama social de Argentina, particularmente en la provincia de Córdoba, donde estas agrupaciones han tenido un rol importante en la contención social y la economía popular. Sin el apoyo económico del gobierno nacional, los piqueteros cordobeses se han visto obligados a buscar nuevas estrategias de supervivencia, encontrando en el gobierno provincial y municipal, liderados por Martín Llaryora y Daniel Passerini respectivamente, un apoyo inesperado.
El impacto de la “motosierra” de Milei en Córdoba
La decisión de Milei de cortar el financiamiento a las cooperativas administradas por organizaciones sociales ha dejado a miles de personas en una situación vulnerable. Muchos de estos grupos dependían de estos fondos para llevar adelante proyectos productivos y brindar asistencia alimentaria en comedores comunitarios. Ahora, sin recursos nacionales, la economía popular cordobesa, que agrupa a más de 200 mil trabajadores informales, enfrenta un futuro incierto.
La medida también ha tenido un impacto político significativo. Las organizaciones sociales, que durante años tuvieron una gran capacidad de movilización y presión política gracias al manejo de importantes recursos, han perdido poder. El recorte del plan Potenciar Trabajo, que brindaba una ayuda económica a cambio de contraprestaciones laborales, ha desmantelado una estructura que permitía a estas agrupaciones construir poder territorial.
Llaryora y Passerini: ¿Un nuevo aliado para los piqueteros?
Ante el abandono del gobierno nacional, las organizaciones sociales cordobesas han encontrado un apoyo inesperado en las gestiones peronistas de Llaryora y Passerini. Tanto la Provincia como el municipio capitalino han incrementado el financiamiento a las cooperativas de la economía popular, brindando una alternativa de subsistencia para los trabajadores informales. Este acercamiento entre el peronismo cordobés y los movimientos sociales, tradicionalmente cercanos al kirchnerismo, representa un cambio político significativo en la provincia.
El Movimiento Evita, una de las organizaciones sociales más importantes de Argentina y con fuerte presencia en Córdoba, ha sido uno de los principales beneficiarios de este apoyo provincial. Con una larga trayectoria de trabajo en barrios populares, el Evita ha logrado consolidar una estructura territorial que le permite llevar adelante proyectos productivos y de asistencia social. Su cercanía con el gobierno provincial se ha fortalecido en los últimos años, lo que le ha permitido acceder a recursos y programas que han compensado, en parte, los recortes del gobierno nacional.
Rosalía Cáceres, dirigente del Movimiento Evita y actual secretaria de Economía Familiar del Ministerio de Desarrollo Social de Córdoba, ha destacado el rol del gobierno provincial en la contención social. “En Córdoba, la Provincia y el municipio acompañan con créditos y capacitación para las cooperativas de la economía popular”, afirmó Cáceres, remarcando la importancia de un “equilibrio fiscal con la gente adentro”.
Divisiones y tensiones en el movimiento piquetero
A pesar de la necesidad compartida de encontrar nuevas fuentes de financiamiento, el movimiento piquetero cordobés no es un bloque monolítico. Existen diferencias ideológicas y estratégicas que han generado tensiones internas. La Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep), liderada por el Movimiento Evita, ha adoptado una postura más pragmática, buscando el diálogo y la colaboración con el gobierno provincial. Por otro lado, el Bloque Piquetero, encabezado por el Polo Obrero, mantiene una postura más crítica y confrontativa con el gobierno nacional, provincial y municipal.
Emanuel Berardo, líder del Polo Obrero en Córdoba, ha denunciado la criminalización de la protesta social por parte del gobierno de Milei y ha asegurado que su organización seguirá reclamando en las calles. “Milei estigmatizó a las organizaciones piqueteras”, afirmó Berardo, “Este es un gobierno antipopular, al que no le importan los pobres”.
La protesta en el horizonte: ¿Unidad o fragmentación?
En este contexto de ajuste, reacomodamiento y tensiones, las organizaciones sociales cordobesas se preparan para una masiva protesta contra el gobierno de Javier Milei. La marcha, prevista para el 11 o 12 de diciembre, busca visibilizar el descontento social generado por las políticas de ajuste y reclamar medidas que protejan a los sectores más vulnerables. Sin embargo, la fragmentación del movimiento piquetero plantea interrogantes sobre la capacidad de estas organizaciones para unificar sus reclamos y articular una estrategia común.
La movilización, que se espera sea multitudinaria, pondrá a prueba la capacidad de los movimientos sociales para articular una respuesta conjunta a las políticas de ajuste. La unidad o la fragmentación del movimiento piquetero en este contexto será clave para determinar su capacidad de influir en la agenda política y social del país. Mientras tanto, en Córdoba, la economía popular se debate entre la necesidad de adaptarse a las nuevas reglas de juego impuestas por Milei y la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo que garantice la inclusión social y la dignidad de los trabajadores.
Más allá de las diferencias, la convocatoria a la marcha del 11 o 12 de diciembre en Córdoba representa un punto de encuentro para las organizaciones sociales. Es una oportunidad para mostrar su fuerza y capacidad de movilización frente a un gobierno que ha cuestionado su legitimidad y ha recortado sus recursos. El éxito de la protesta dependerá, en gran medida, de la capacidad de los diferentes grupos para dejar de lado sus diferencias y construir una agenda común que represente las demandas de los sectores más postergados.