¿Te imaginás volver a encontrarte con aquellos personajes que le dieron vida a las calles de Quilmes? Carlos Fabre, con la magia de la inteligencia artificial, hizo posible lo impensable: reunió a los íconos de una época en un emotivo corto que ya conmueve a la ciudad.
En una esquina emblemática, donde el aroma del café se mezcla con el eco de risas pasadas, el Obispo Jorge Novak, guía espiritual y defensor incansable de los derechos humanos, comparte un instante con el ‘Loco’ Baley, el volcán cervecero cuya pasión futbolera contagiaba a todos. A pocos metros, Fichy, el bailarín de la peatonal Rivadavia, símbolo de alegría y espontaneidad, zapatea al ritmo de Willy Quiroga, el alma de Vox Dei, leyenda del rock nacional. Completa esta postal imborrable Churrinche, el quijotesco linyera, conocido por su nobleza y espíritu comunitario. Un encuentro mágico, un regalo para el alma quilmeña, posible gracias a la visión de Carlos Fabre.
El algoritmo de la memoria
Carlos Fabre, periodista y ferviente admirador de su ciudad, utilizó la inteligencia artificial para dar vida a este proyecto tan personal. A partir de fotografías antiguas y recuerdos entrañables, logró animar a estos personajes, devolviéndolos por un instante a las calles de Quilmes. No se trata solo de una pieza audiovisual, sino de un homenaje a su legado, una forma de mantener viva su memoria y transmitirla a las nuevas generaciones. La tecnología, en este caso, se convierte en un puente entre el pasado y el presente, uniendo corazones y fortaleciendo el sentido de pertenencia.
Tuve trato con todos, menos con Jorge Novak, pero tengo el recuerdo de cuánto se lo valoró en tiempos en los que fue obispo. Pero Willy, Fichi, Baley, Churrinche, son personas con las que tuve realmente mucho trato, y creo que son representantes de nuestra cultura y de nuestra locura también, por qué no.
El proceso creativo de Fabre se basó en la animación de fotografías que circulan en redes sociales, creando una especie de collage en esa esquina especial, un lugar donde pasó muchos años de su vida y donde tuvo la oportunidad de encontrarse con algunos de estos personajes. La IA brindó la posibilidad de animar fotos antiguas, rescatando del olvido momentos únicos y compartirlos con la comunidad. ¿Las herramientas utilizadas? Carlos Fabre detalla que recurrió a software de animación de rostros y retoque digital, sorteando desafíos técnicos con creatividad y pasión.
Quilmes late en cada fotograma
El corto de Carlos Fabre trasciende la destreza técnica; es un viaje emocional que conecta con la identidad quilmeña. Cada personaje evoca recuerdos imborrables, momentos compartidos, anécdotas que forman parte del ADN de la ciudad. Como expresa Fabre, ciertos recuerdos se impregnan en la memoria colectiva, como Baley ‘pegándole’ al cucurucho de la heladería frente a Casa Tía, o los bailes improvisados con Fichi en la peatonal. Instantes mágicos que reviven en el corto, transportando al espectador a una Quilmes que late en el corazón de cada uno.
En la peatonal Rivadavia, el aire vibraba con la música callejera, el aroma de los cafés y las risas compartidas. Hoy, gracias a la IA, esa atmósfera vuelve a sentirse, despertando la nostalgia y fortaleciendo el orgullo por una ciudad que late con fuerza. La obra de Fabre es un espejo que refleja la riqueza cultural de Quilmes, un crisol de artistas y personajes que dan vida a sus calles. Su corto es un reconocimiento a todos ellos, a los que ya no están y a los que siguen construyendo la identidad de la ciudad.
Fichi vuelve a bailar: un renacer en la memoria colectiva
Uno de los momentos más emotivos del corto se produce cuando la estatua de Fichi, ubicada en la peatonal Rivadavia, cobra vida gracias a la tecnología. El bailarín, que supo alegrar a generaciones de quilmeños con su talento y simpatía, vuelve a moverse, a contagiar su energía, a recordarnos que la vida puede ser una fiesta. Este renacer virtual de Fichi generó una ola de reacciones en redes sociales, donde cientos de quilmeños compartieron sus recuerdos y anécdotas sobre el querido bailarín.
La canción ‘La banda genial’, que acompaña al corto, refuerza el espíritu festivo y nostálgico de la pieza audiovisual. La reciente restauración de la catedral de Quilmes, otro símbolo de la ciudad, sirvió de inspiración para Fabre, quien sintió la necesidad de crear algo que celebrara la identidad local. El corto es un regalo para la comunidad quilmeña, una invitación a recordar, a emocionarse, a celebrar la cultura local. Como concluye Fabre, ‘Bueno, que el video sea para la alegría de todos’.
En un mundo cada vez más globalizado, el corto de Carlos Fabre nos recuerda la importancia de valorar y preservar la memoria colectiva. Su obra no solo revive iconos, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y nos invita a reflexionar sobre el poder del arte y la tecnología para construir puentes entre el pasado y el futuro. ¿Te animás a compartir tus recuerdos de Quilmes en la sección de comentarios? ¿Qué otros personajes te gustaría ver revivir gracias a la magia de la IA?