A solo 48 horas de su tan esperada reapertura, el Puente Carretero entre Santa Fe y Santo Tomé se ha convertido en un verdadero campo minado. Pozos gigantescos, chapones sueltos y un asfalto que parece más un queso gruyere que una vía de tránsito segura. ¡Esto no es una obra de ingeniería, es un monumento a la negligencia!
Un motociclista herido: el primer aviso de una tragedia anunciada
El martes pasado, un motociclista sufrió heridas graves al caer en uno de estos peligrosos pozos, a la altura de la junta 24 del puente. Sufrió heridas de gravedad. ¿Tendría que ocurrir una tragedia mayor para que se tomen medidas efectivas? El peligro es palpable, evidente, una bomba de tiempo a punto de explotar. ¡La sangre del motociclista grita justicia y exige responsabilidades!
Pero la junta 24 no es la única víctima de esta chapuza constructiva. El desperfecto más grave se encuentra en la junta 27, donde el material de relleno parece haberse disuelto con las primeras lluvias. ¡Se derrumbó el arreglo! Se cae a pedazos y los accidentes son ya una constante.
Vialidad Nacional: ¿el avestruz que esconde la cabeza?
Vialidad Nacional se lava las manos, culpando a la empresa contratista. Claro, ¡la excusa perfecta! Pero, ¿dónde estaban los controles? ¿Qué hacían los inspectores mientras se cocinaba este desastre? La verdad es que la presión para reabrir el puente antes de tiempo, sin que la obra estuviera terminada, parece ser la verdadera causa del problema. ¿Alguien pagará por esta irresponsabilidad que pone en riesgo la vida de miles de personas?
Un nuevo cierre: el regalo de Navidad de la negligencia
Y como si fuera poco, la empresa contratista ya ha anunciado que necesitará otro cierre en 15 o 20 días para terminar los arreglos. ¡Qué gran sorpresa! Justo en la época del año con mayor flujo vehicular. Parece que la pesadilla del Puente Carretero no termina, sino que se prolongará, para deleite de los automovilistas, que pasaran la fiestas atascados. ¡El caos vial está garantizado!
Esto no es solo una cuestión de incomodidad o retrasos. Es una cuestión de seguridad, de vidas humanas. El material usado fue claramente inapropiado; no soportó ni la primera lluvia. La falta de certificación de Vialidad Nacional es una evidencia contundente de negligencia y deja a todos los usuarios del puente como conejillos de indias. ¡Un verdadero peligro!
Responsabilidad: ¿quién paga por el caos?
El accidente del motociclista encendió las alarmas, pero la realidad es que el peligro sigue ahí, latente y creciente. Se necesitan soluciones inmediatas, no parches. Se requiere una investigación profunda para determinar las responsabilidades y castigar a los culpables. Este es un caso de negligencia intolerable que no puede quedar impune. ¡La justicia debe actuar!
Mientras tanto, el Puente Carretero sigue siendo un peligro público. Los automovilistas se enfrentan a un recorrido accidentado con pozos que amenazan la integridad de sus vehículos y hasta sus vidas. Los responsables, ocultos tras burocracias y excusas, deben responder por las consecuencias de sus acciones. La reparación debe ser completa y se necesitan garantías de que esto no se volverá a repetir.
Exigimos una pronta solución. No más parches, no más excusas. ¡Es hora de que los responsables rindan cuentas! Esta obra es una muestra de un fracaso enorme, una gestión incapaz. Una prueba de la corrupción rampante que afecta a nuestras obras públicas. ¡No podemos permitir que sigan jugando con nuestras vidas!
un llamado a la acción
La reapertura fallida del Puente Carretero es más que una simple molestia; es un recordatorio de la falta de control, la corrupción y la negligencia que imperan en nuestras instituciones. ¡Este puente no es solo una vía de tránsito: es una evidencia flagrante del caos que impera en el manejo de los fondos públicos. ¡No esperemos una catástrofe para que tomen cartas en el asunto!