El cambio climático está intensificando los eventos extremos en los océanos, amenazando la salud de los ecosistemas marinos. Para abordar esta problemática, un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder ha desarrollado un modelo innovador que permite predecir olas de calor marinas y episodios de acidificación extrema con meses, incluso hasta un año, de anticipación. Este avance representa un salto significativo en nuestra capacidad para comprender y gestionar los impactos del cambio climático en los océanos.
Un modelo predictivo para la gestión sostenible
El modelo, descrito en un estudio publicado en Nature Geoscience, integra datos de cruceros de investigación con información de sistemas terrestres a gran escala. Esta combinación permite una visión más precisa de la evolución del carbono en el océano y de cómo los patrones climáticos, como El Niño, influyen en la acidificación y las temperaturas oceánicas. Los investigadores destacan la capacidad del modelo para pronosticar no solo olas de calor marinas, sino también periodos de acidificación aguda, un aspecto crucial dado la escasez de datos precisos en estudios anteriores. “Estamos en el punto en el que podemos usar los modelos para comprender la evolución del carbono en el océano en el futuro a corto plazo”, afirma Samuel Mogen, estudiante de doctorado involucrado en el proyecto.
La predicción de estos eventos extremos no solo es relevante para la investigación científica, sino que tiene implicaciones directas para la gestión sostenible de los recursos marinos. Al prever olas de calor y eventos de acidificación, las autoridades pesqueras y los gestores de ecosistemas pueden implementar medidas precautorias para minimizar el impacto en las especies vulnerables. Esto podría incluir, por ejemplo, la modificación de las técnicas de pesca durante periodos de riesgo o la implementación de estrategias para proteger hábitats específicos.
El impacto de la acidificación y las olas de calor marinas
Las olas de calor marinas, periodos prolongados de temperaturas elevadas en el agua, tienen consecuencias devastadoras para la vida marina. La mortalidad de peces, mamíferos marinos y aves aumenta considerablemente. Además, la disminución de nutrientes en el agua y la proliferación de algas nocivas afectan el equilibrio del ecosistema. La acidificación, por otro lado, se mide utilizando el aragonito como indicador. Este mineral es esencial para la formación de conchas y exoesqueletos en muchos organismos marinos. El aumento de la acidez disminuye la concentración de aragonito, dejando a estos organismos “desprotegidos”, afectando su desarrollo, la resistencia de sus caparazones y, en última instancia, su supervivencia.
A diferencia de la temperatura del agua, que puede ser monitoreada a través de satélites, la medición de la acidez oceánica requiere de muestreo físico. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, los investigadores han logrado integrar las mediciones obtenidas en cruceros de investigación en modelos de sistemas terrestres a gran escala. Esto ha permitido una comprensión más exhaustiva de la interacción entre los patrones climáticos y los cambios oceánicos.
El impacto de la acidificación no se limita a los organismos individuales, afectando a los ecosistemas completos. Los eventos de acidificación aguda pueden provocar cambios drásticos en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas marinos. Aún se están investigando las consecuencias a largo plazo de estas perturbaciones.
Validación y perfeccionamiento del modelo
El modelo de predicción está en constante evolución. En noviembre de 2023, se realizó un pronóstico para 2024 que anticipó olas de calor generalizadas y un aumento de la acidez en ciertas regiones. Si bien las predicciones de las olas de calor parecen haberse cumplido, según los investigadores, el análisis de la acidez requiere más tiempo y datos. Los resultados obtenidos serán cruciales para refinar el modelo y mejorar su exactitud. Los investigadores enfatizan la importancia de la continua validación y ajuste del modelo para garantizar su eficacia.
El objetivo final es proporcionar herramientas efectivas a los gestores de los ecosistemas marinos, permitiendo una respuesta más oportuna y eficaz ante los eventos extremos. “Quizás se pueda cambiar la forma de capturar los peces para permitir que el ecosistema sobreviva a un evento extremo”, sugiere Mogen. Esta capacidad de anticipación es clave para una gestión más sostenible de los recursos marinos y para la reducción del daño a largo plazo en los ecosistemas oceánicos.
Hacia una gestión más sostenible
Este nuevo modelo representa un avance crucial en la predicción de eventos oceánicos extremos. Con predicciones más precisas, es posible implementar estrategias más eficaces para mitigar los impactos en los ecosistemas y proteger las especies vulnerables. La investigación continúa con el compromiso de proveer las mejores herramientas posibles para predecir y mitigar los impactos de los fenómenos oceánicos extremos, asegurando la salud de los océanos para las generaciones futuras.
La capacidad de predecir con anticipación las olas de calor marinas y los episodios de acidificación abre nuevas oportunidades para la gestión adaptativa de los recursos marinos. Se puede considerar la implementación de áreas marinas protegidas temporales durante periodos de alto riesgo, el desarrollo de estrategias para el cultivo de especies resistentes, y la promoción de prácticas pesqueras más selectivas y sostenibles.
Che, interesante lo del modelo, pero me suena a verso de científico pidiendo subsidios. 🙄 A ver si me muestran resultados concretos y no solo papers. En el campo, lidiamos con la realidad, no con simulaciones. 😒
Carlos Ramírez, menos mal que alguien lo dice. Científicos encerrados en sus laboratorios, hablando de “modelos” y “acidificación”, mientras que los pescadores de verdad vemos cómo el mar se muere. Puro bla bla. A ver si se ponen las pilas y hacen algo útil, manga de inútiles.