En julio de 2024, el ministro de Economía, Luis Caputo, realizó una audaz predicción: la brecha cambiaria “va a tender a colapsar”. En ese momento, el dólar blue superaba los $1500 y la brecha cambiaria se ubicaba por encima del 50%, generando gran incertidumbre en los mercados. Su pronóstico, inicialmente recibido con escepticismo, ha generado un debate crucial sobre las políticas económicas implementadas y las perspectivas a futuro.
El panorama actual: una brecha reducida
Cuatro meses después de la declaración de Caputo, la realidad ha superado las expectativas más optimistas. La brecha cambiaria se ha reducido drásticamente, alcanzando los niveles más bajos desde la reinstauración del cepo cambiario en septiembre de 2019. El tipo de cambio oficial mayorista se ubica alrededor de $1005, mientras que el dólar MEP cotiza a $1075 (una brecha de 7%), el contado con liquidación (CCL) en $1110 (10,4% de brecha) y el dólar blue a $1130 (12,9%).
Esta notable disminución se debe a una combinación de factores. El Gobierno implementó la “fase dos” del plan monetario con el objetivo de una “emisión cero”, combinada con intervenciones del Banco Central (BCRA) sobre los tipos de cambio financieros. Estas medidas han logrado frenar el recalentamiento de los dólares libres, creando un escenario de mayor estabilidad.
Perspectivas de analistas: ¿un camino hacia la unificación?
Las opiniones entre los expertos económicos divergen. Algunos, como Andrés Reschini de F2 Soluciones Financieras, consideran la reducción de la brecha un “logro importante” que facilitaría una eventual unificación del tipo de cambio. Reschini destaca que una brecha menor disminuye la inestabilidad y las expectativas devaluatorias. Pero advierte que para una efectiva unificación se requiere que la inflación caiga.
No obstante, otros analistas, como Christian Buteler, mantienen una postura más cautelosa. Buteler argumenta que la disminución de la brecha no se debe a un “libre juego” de la oferta y la demanda, sino a las intervenciones gubernamentales, como las restricciones cruzadas entre la compra de dólares oficiales y financieros, las regulaciones sobre las liquidaciones de exportaciones y la intervención directa del BCRA en los mercados MEP y CCL. Él resalta que la eliminación del cepo cambiario se encuentra aún distante.
Las reservas internacionales: un factor clave
Un punto crucial que determina la viabilidad de una eventual eliminación del cepo cambiario es la situación de las reservas internacionales. El BCRA ha efectuado compras por US$1271 millones durante el mes, pero las reservas netas siguen en terreno negativo, en el orden de US$6538 millones (según el FMI), una problemática a la que Caputo ha hecho referencia recientemente cuando enfatizó la necesidad de una inyección de reservas para concretar la eliminación del cepo.
La baja brecha actual, según PPI, genera condiciones favorables para que los exportadores adelanten liquidaciones, mientras los importadores retrasan pagos, aprovechando las tasas de interés más bajas en dólares que en pesos. Este comportamiento genera una mayor oferta de dólares en el mercado oficial, siendo parte absorbida por el BCRA.
El horizonte político: ¿2025 como fecha posible?
Caputo se mantiene optimista y predice la eliminación del cepo para 2025. Afirma que las actuales condiciones de convergencia, la baja de la inflación mayorista (a 1,2% en octubre) y la mayor credibilidad en la política económica, respaldan su proyección. Sin embargo, es importante tener presente el dato de las reservas netas negativas, que podrían exigir una política aún más cuidadosa antes de eliminar las restricciones cambiarias.
La situación política también juega un rol fundamental. Las reacciones de sectores de la oposición y la inestabilidad económica usual en el país generan desafíos para el gobierno. La incertidumbre continúa latente en la opinión pública, dependiendo fuertemente de la evolución de las reservas y la capacidad del gobierno para controlar la inflación.
incertidumbre en el camino
Si bien la disminución de la brecha cambiaria es un hecho positivo que refleja cierta estabilidad económica, el fin del cepo cambiario en 2025 sigue siendo una incógnita. La visión optimista de Caputo necesita ser contrastada con los desafíos económicos y políticos del país, la situación de las reservas y el hecho de que la disminución de la brecha responde a intervenciones gubernamentales.
El futuro del tipo de cambio argentino depende de múltiples factores interconectados, que van desde el éxito de las políticas económicas y financieras hasta la estabilidad política y los movimientos internacionales del mercado. Por lo tanto, continuar observando la evolución de la situación es crucial para comprender qué rumbo tomará la economía del país en los próximos años.