La previa de la semifinal de la Copa Argentina entre Vélez Sarsfield y Boca Juniors se ha visto envuelta en una fuerte polémica, con acusaciones cruzadas entre ambas instituciones. La disputa se centra en la elección de la fecha y la sede del encuentro, generando un clima de tensión que ha trascendido el campo de juego.
El origen del conflicto: Fecha y sede del partido
El primer punto de discordia surgió en torno a la fecha del partido. Vélez abogaba por disputar la semifinal durante la fecha FIFA, con el objetivo de evitar la coincidencia con la definición de la Liga Profesional. Esta estrategia buscaba preservar la integridad física de sus jugadores, evitando un posible desgaste excesivo. Por su parte, Boca prefería posponer el encuentro una semana más, argumentando la necesidad de contar con todos sus futbolistas convocados a las selecciones nacionales. Esta diferencia de criterio provocó los primeros roces entre ambas instituciones.
La segunda batalla campal tuvo lugar en la elección de la sede. Vélez prefería jugar en Mendoza, donde tan solo tres días antes se enfrentaría a Godoy Cruz, evitando así un viaje adicional para sus jugadores. Esta propuesta, sin embargo, chocó con la postura de Boca, que hizo hincapié en la extensa cantidad de kilómetros recorridos durante la presente temporada. Las estadísticas indicaban que el equipo xeneize había acumulado alrededor de 40,000 kilómetros adicionales en relación a su rival. En este contexto, la confirmación de que la sede sería Córdoba y no Mendoza fue la chispa que desató las declaraciones más ácidas entre los clubes.
Las acusaciones de Vélez
La confirmación de Córdoba como sede generó una reacción airada en Vélez. Augusto Costa, vice primero del club, disparó críticas directas contra Boca en el programa “Sábado Vélez”. Costa acusó al equipo xeneize de haber postergado el encuentro continuamente, alegando que “Boca pateó todos los partidos para adelante, algunos tratan de sacar ventaja”. Además, afirmó que Boca se ha mostrado inflexible ante los planteos de Vélez: “a veces se dice que a Boca le entra por un oído y le sale por el otro lo que le vayamos a plantear”.
Costa resaltó la importancia de la Copa Argentina para Boca, indicando que para el conjunto xeneize “es un partido en el cual se le juega el año. La dirigencia de Boca lo dice explícitamente: ‘esta es la final de la Champions para nosotros’. Es un partido clave, después de un año decepcionante” . En este contexto, las acusaciones se tornan más relevantes, evidenciando una fuerte rivalidad y una batalla por conseguir el favor de los organismos directivos.
La respuesta de Boca
Desde Boca, las respuestas a las críticas de Vélez fueron escasas. Si bien el presidente Fabián Berlanga y el vice Costa emitieron declaraciones en defensa de su equipo, Chicho Serna, integrante del Consejo de Fútbol, minimizó la situación. Serna declaró que “todo me parece bien, defiende a su club. Cada quien tiene libertad de expresión y está bien que defiendan a su club, lo mismo hacemos nosotros, defendemos a nuestro club”. De este modo, optaron por no generar un conflicto mayor y evitar una guerra de declaraciones que podría intensificar la tensión entre los clubes.
Boca remarcó en privado la considerable diferencia de kilómetros recorridos por ambos clubes durante la competencia. Vélez jugó las series anteriores dentro de Buenos Aires (Sportivo Las Parejas en Platense, Arsenal en Quilmes, San Lorenzo en Independiente, e Independiente en Lanús), mientras que Boca disputó sus partidos en distintas ciudades del interior del país. Para cuando el pitazo inicial suene en el Kempes, los dirigidos por Gustavo Quinteros habrán recorrido 14.276 kilómetros en el año. Boca, en cambio, superará los 53.119 kilómetros en total, evidenciando un importante esfuerzo logístico y un desgaste mayor para el equipo.
Análisis de la situación y conclusiones
La controversia entre Vélez y Boca pone de manifiesto las diferencias de criterios e intereses en torno a la organización de los partidos de fútbol. Si bien cada club busca proteger sus propios intereses, las acusaciones públicas generan un clima de tensión que desmerece la expectativa por el encuentro deportivo. Resulta esencial un balance adecuado entre la competitividad y el fair play, para que las diferencias de intereses se resuelvan sin afectar la esencia deportiva de la competición.
Es evidente que existe una pugna por lograr la mejor posición posible para cada club. Las palabras de Costa “Es una puja donde cada uno trata de sacar su mejor tajada, y a veces quien organiza escucha más a uno que a otro”, reflejan una realidad común en el fútbol. Se necesita una mayor transparencia y objetividad en la toma de decisiones por parte de los organismos rectores del fútbol argentino, para garantizar un proceso justo y equitativo para todos los equipos participantes. El futuro determinará si esta polémica queda como un mal recuerdo o si genera cambios a futuro.