Córdoba, la ciudad que alguna vez se jactó de su tranquilidad, se ha convertido en el escenario de una escalada de violencia que aterra a sus habitantes. En los últimos días, una serie de episodios sangrientos han conmocionado a la sociedad, dejando un tendal de víctimas que incluyen a un niño de tan solo 12 años, un hombre asesinado a puñaladas y múltiples heridos en brutales peleas callejeras. ¿Qué está pasando en Córdoba? ¿Se ha perdido el control de las calles? Amarillo “Polémica” Pérez desmenuza la cruda realidad de una ciudad que parece estar al borde del abismo.
Un niño, víctima inocente de la barbarie
El caso más conmovedor es el de un niño de 12 años, baleado en el abdomen y el brazo derecho en barrio Maldonado. La imagen del pequeño luchando por su vida en el Hospital de Niños debería ser suficiente para despertar las conciencias de aquellos que aún miran para otro lado. Dos jóvenes, de 21 y 15 años, fueron detenidos, pero el arma utilizada en el ataque no ha sido encontrada. ¿Cómo es posible que armas de fuego circulen con tanta facilidad en nuestras calles? ¿Qué medidas está tomando el gobierno para frenar esta locura?
Mientras los políticos se enredan en debates estériles, la sangre de inocentes sigue tiñendo las calles de Córdoba. La violencia no distingue edades, ni clases sociales. El niño baleado en Maldonado es un símbolo de la vulnerabilidad que se respira en cada rincón de la ciudad. ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando esta situación? ¿Cuántas vidas más tendremos que sacrificar en el altar de la indiferencia?
Una ciudad bajo fuego cruzado
La balacera en barrio Maldonado no es un hecho aislado. En villa Arpeboch, tres hombres resultaron heridos en una brutal pelea callejera con disparos de pistolas automáticas. La violencia se ha desatado con una ferocidad inusitada, convirtiendo las calles en campos de batalla donde las armas de fuego parecen ser el único lenguaje que se entiende. Vecinos aterrorizados, encerrados en sus casas, son testigos mudos del horror que se vive a diario. ¿Dónde está la seguridad que prometieron las autoridades? ¿Acaso no les importa el sufrimiento de la gente?
Las autoridades parecen estar más preocupadas por las estadísticas que por las vidas humanas. Se jactan de las detenciones realizadas, pero la realidad es que la violencia sigue en aumento. Mientras tanto, los ciudadanos de bien viven con el miedo constante de ser la próxima víctima. ¿Es esta la ciudad que queremos para nuestros hijos? ¿Es este el legado que dejaremos a las futuras generaciones?
La muerte ronda en cada esquina
En Villa Páez, un hombre de 44 años fue asesinado a puñaladas en una pelea por una deuda. “A fierrazos y puñaladas le quitaron la vida, que era lo único que tenía”, expresaron con dolor sus allegados. Este crimen, como tantos otros, pone de manifiesto la fragilidad de la vida en una ciudad donde la violencia se ha naturalizado. La falta de oportunidades, la desigualdad social y la impunidad son el caldo de cultivo perfecto para que la violencia se propague como una enfermedad mortal.
En tan solo 24 horas, tres personas perdieron la vida en Córdoba a causa de la violencia. Tres familias destrozadas, tres vidas truncadas por la barbarie. ¿Cuántos muertos más necesitaremos para que las autoridades reaccionen? ¿Hasta cuándo seguiremos siendo cómplices silenciosos de esta tragedia?
¿Qué hacemos con Córdoba?
La situación en Córdoba es alarmante. La violencia se ha convertido en una epidemia que amenaza con destruir el tejido social. Es hora de dejar de lado las diferencias políticas y trabajar juntos para encontrar soluciones. Necesitamos más policías en las calles, justicia para las víctimas y políticas sociales que aborden las causas profundas de la violencia.
No podemos seguir mirando para otro lado. La violencia en Córdoba es un problema de todos. Si no actuamos ahora, mañana puede ser demasiado tarde. El futuro de la ciudad está en juego. ¿Estamos dispuestos a perderlo todo por la inacción y la indiferencia? Es hora de decir basta. Es hora de exigir un cambio. Es hora de que Córdoba vuelva a ser una ciudad segura para todos.