La ciudad de Alepo, escenario de devastadoras batallas durante la guerra civil siria, se encuentra nuevamente en el epicentro del conflicto. Una ofensiva yihadista relámpago, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha puesto en jaque al régimen de Bashar al-Assad, obligando a Rusia, Irán y Turquía a tomar posiciones en un tablero geopolítico cada vez más complejo. La ofensiva, que ha dejado un saldo de más de 250 muertos, incluyendo civiles, ha desencadenado una crisis humanitaria y ha reavivado las tensiones internacionales en torno al conflicto sirio.
El avance yihadista y la respuesta de las potencias regionales
El rápido avance de HTS y sus aliados en el norte de Siria, tomando el control de más de 50 ciudades y pueblos, ha sorprendido a las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados. La toma de la autopista M5, que conecta Alepo con Damasco, ha cortado una arteria vital para el régimen, amenazando con aislar la capital y estrangular el suministro de recursos. Ante esta situación, Rusia ha intensificado sus ataques aéreos en apoyo a Al-Assad, mientras que Irán ha reiterado su respaldo al régimen, prometiendo apoyo militar continuo. Turquía, por su parte, se encuentra en una posición ambigua, ya que si bien ha condenado la ofensiva, también ha sido acusada de brindar apoyo a algunos de los grupos rebeldes involucrados.
La preocupación internacional por la escalada del conflicto se ha manifestado en las conversaciones telefónicas entre los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Irán y Turquía. Sergei Lavrov, canciller ruso, expresó su “profunda preocupación” por la situación y la necesidad de coordinar acciones para estabilizar la región. Sin embargo, las diferencias entre las tres potencias, con intereses divergentes en Siria, dificultan la búsqueda de una solución pacífica. Mientras Rusia e Irán buscan preservar la integridad territorial de Siria bajo el liderazgo de Al-Assad, Turquía prioriza la contención de las fuerzas kurdas y la creación de una zona de seguridad en su frontera.
Implicaciones geopolíticas y humanitarias
La ofensiva yihadista en Alepo tiene implicaciones que trascienden las fronteras sirias. El resurgimiento de HTS, un grupo vinculado a Al-Qaeda, plantea una amenaza a la estabilidad regional y podría alimentar el terrorismo internacional. Además, la intensificación de los combates ha provocado un nuevo éxodo de civiles, con miles de personas desplazadas de sus hogares en busca de refugio. La ONU ha alertado sobre la grave crisis humanitaria que se está desarrollando en la región, con miles de niños entre los afectados.
El conflicto sirio, que se prolonga por más de una década, se ha convertido en un campo de batalla para las ambiciones geopolíticas de las potencias regionales e internacionales. La intervención de Rusia en 2015 cambió el curso de la guerra a favor de Al-Assad, pero también abrió la puerta a una mayor participación de Irán y Turquía en el conflicto. La actual ofensiva yihadista demuestra la fragilidad del equilibrio de poder en Siria y la dificultad de alcanzar una solución política duradera.
El futuro de Siria en juego
El futuro de Siria se encuentra en una encrucijada. La ofensiva yihadista en Alepo ha reavivado la violencia y ha alejado aún más la posibilidad de una solución negociada al conflicto. La comunidad internacional, dividida y sin una estrategia clara, observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Mientras tanto, la población siria continúa sufriendo las consecuencias de una guerra interminable, atrapada entre el fuego cruzado de las diferentes facciones y las ambiciones de las potencias extranjeras.
Es crucial que la comunidad internacional actúe con decisión para detener la escalada del conflicto y promover una solución política inclusiva que respete los derechos de todos los sirios. El cese de las hostilidades, la apertura de corredores humanitarios para la asistencia a la población civil y el inicio de un diálogo político serio son pasos esenciales para poner fin a la tragedia siria. La inacción solo prolongará el sufrimiento de un pueblo que ha soportado demasiado.
El conflicto sirio, que comenzó como un levantamiento popular contra la dictadura de Bashar al-Assad, se ha transformado en una guerra multifacética con la participación de actores estatales y no estatales, incluyendo grupos yihadistas, milicias sectarias y potencias extranjeras. La complejidad del conflicto dificulta la búsqueda de soluciones y ha generado un prolongado sufrimiento para la población siria.
La presencia de Rusia, Irán y Turquía en Siria responde a intereses geopolíticos y estratégicos específicos. Rusia busca mantener su influencia en la región y proteger sus bases militares en el Mediterráneo. Irán, por su parte, busca consolidar un corredor chiíta que se extienda desde Teherán hasta el Líbano, pasando por Irak y Siria. Turquía, preocupada por la expansión de las fuerzas kurdas en su frontera, busca establecer una zona de seguridad y contener la influencia kurda en la región.
La convergencia de estos intereses en Siria ha creado un escenario de alta tensión, donde la cooperación y el conflicto se entrelazan. La ofensiva yihadista en Alepo ha puesto a prueba la capacidad de las tres potencias para coordinar sus acciones y evitar una escalada del conflicto que podría tener consecuencias devastadoras para la región.
El impacto humanitario del conflicto sirio es innegable. Millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, convirtiéndose en refugiados en países vecinos o en desplazados internos dentro de Siria. La destrucción de infraestructuras, la falta de acceso a servicios básicos como agua, alimentos y atención médica, y la violencia generalizada han creado una crisis humanitaria de enormes proporciones.
La comunidad internacional tiene la responsabilidad de actuar para proteger a la población civil siria y promover una solución política al conflicto. Es necesario un mayor compromiso diplomático para lograr un cese al fuego permanente, facilitar el acceso de la ayuda humanitaria y crear las condiciones para un proceso de paz inclusivo que involucre a todas las partes en conflicto. El futuro de Siria y la estabilidad de la región dependen de ello.