La ciudad de Alepo, en Siria, escenario de una guerra civil que se prolonga por más de una década, vuelve a ser el centro de una escalada de violencia. Una ofensiva yihadista ha logrado tomar el control de amplias zonas de la ciudad, incluyendo edificios gubernamentales y prisiones. Ante este avance, el Ejército sirio ha reforzado sus defensas en el norte de la provincia de Hama, en un intento por frenar el avance de los grupos insurgentes y proteger la ciudad.
Alepo bajo fuego: la ofensiva yihadista que desestabiliza Siria
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha reportado la muerte de más de 320 personas en los enfrentamientos, en su mayoría combatientes de ambos bandos, pero también con un saldo creciente de víctimas civiles. La rapidez del avance yihadista ha sorprendido a muchos analistas. Rami Abdel Rahman, director del OSDH, declaró que las fuerzas rebeldes tomaron amplias zonas de Alepo “sin encontrar ninguna resistencia significativa”.
Los yihadistas, liderados por Hayat Tahrir al Sham (HTS), antiguo brazo de Al Qaeda en Siria, y otras facciones aliadas, buscan abrir un corredor entre Alepo e Idlib, el último gran bastión opositor en el país. Este corredor estratégico permitiría el desplazamiento de combatientes y recursos, consolidando su posición en la región y reforzando su ofensiva contra el régimen de Bashar al-Assad.
El Ejército sirio se atrinchera en Hama: una línea de defensa contra el avance
En respuesta a la ofensiva, el Ejército sirio ha anunciado el refuerzo de sus defensas en el norte de la provincia de Hama, una región estratégica que se encuentra en la ruta hacia la capital, Damasco. Según un comunicado del Ejército, se ha establecido una “línea de defensa reforzada” para contrarrestar cualquier posible ataque.
A pesar de las declaraciones oficiales que buscan transmitir confianza, existen informes sobre deserciones en masa dentro del ejército sirio, lo que podría debilitar la capacidad de respuesta del régimen. El Ministerio de Defensa sirio ha desmentido estas informaciones, calificándolas de “rumores y mentiras” y ha instado a la población a confiar solo en las fuentes oficiales.
Un conflicto con implicaciones internacionales: la sombra de Rusia y Turquía
La guerra en Siria, que comenzó en 2011 como un levantamiento popular contra el régimen de Bashar al-Assad, se ha convertido en un complejo conflicto con la participación de diversos actores internacionales. Rusia, principal aliado del régimen sirio, ha intervenido militarmente en el conflicto desde 2015, llevando a cabo bombardeos aéreos contra grupos opositores, incluyendo a los yihadistas.
Por otro lado, Turquía, que comparte una extensa frontera con Siria, ha apoyado a algunos grupos rebeldes y ha llevado a cabo operaciones militares en el norte del país. La creciente influencia de Turquía en la región ha generado tensiones con el gobierno sirio y sus aliados.
El actual recrudecimiento de la violencia en Siria coincide con un frágil alto el fuego en el vecino Líbano, entre Israel y el grupo Hezbollah, tras dos meses de intensos combates. Esta coincidencia temporal genera preocupación sobre la posibilidad de una escalada regional del conflicto.
El impacto en la población civil: el toque de queda y el éxodo
Mientras los combates se intensifican, la población civil de Alepo sufre las consecuencias. Los rebeldes han impuesto un toque de queda de 24 horas en la ciudad, buscando “garantizar la seguridad de los residentes”, según un comunicado. La mayoría de los civiles permanecen en sus hogares y las instituciones públicas y privadas están cerradas.
Miles de personas han huido de sus hogares en Alepo y sus alrededores, buscando refugio en zonas más seguras. El jefe del autoproclamado “gobierno” de Idlib, Mohamad al Bashir, ha justificado la ofensiva rebelde argumentando que el régimen sirio había “comenzado a bombardear zonas civiles, provocando el éxodo de decenas de miles” de habitantes.
La situación humanitaria en la región es crítica. Organizaciones internacionales han expresado su preocupación por la seguridad de los civiles y han hecho un llamado a las partes en conflicto para que respeten el derecho internacional humanitario. El futuro de Siria sigue siendo incierto, con un conflicto que parece no tener fin y que ha dejado un saldo devastador de muerte y destrucción.