La guerra en Siria, un conflicto que ha devastado al país durante más de una década, ha vuelto a estallar con una intensidad que no se veía desde 2020. La ofensiva rebelde, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo yihadista, ha logrado arrebatar el control de Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria, al régimen de Bashar al-Assad. Este evento ha sacudido el tablero geopolítico de la región y ha generado una profunda crisis humanitaria.
El Auge y Caída de Alepo: Un Símbolo de la Guerra
Alepo, una ciudad con una rica historia y un importante valor estratégico, ha sido uno de los escenarios más sangrientos de la guerra siria. Su caída en manos de los rebeldes no solo representa una importante victoria militar para la oposición, sino también un duro golpe para el régimen de Al-Assad, que la había recuperado en 2016 tras una larga y brutal batalla. La pérdida de Alepo podría debilitar significativamente la posición de Assad y obligarlo a reconsiderar su estrategia en el conflicto.
La toma de Alepo por parte de HTS y sus aliados ha generado preocupación a nivel internacional debido a la naturaleza extremista del grupo. HTS, anteriormente conocido como el Frente al-Nusra, era la filial de Al Qaeda en Siria hasta 2016. A pesar de haber renunciado formalmente a su vínculo con Al Qaeda, HTS mantiene una ideología islamista radical y ha sido acusado de cometer graves violaciones de derechos humanos.
Asad Bajo Presión: ¿El Fin del Régimen?
Aunque la pérdida de Alepo es un revés significativo para Al-Assad, su régimen aún no está al borde del colapso. Cuenta con el apoyo crucial de Rusia e Irán, que han intervenido militarmente en el conflicto para mantenerlo en el poder. Rusia ha proporcionado un apoyo aéreo decisivo al régimen, mientras que Irán ha enviado asesores militares y milicias chiítas para luchar junto a las fuerzas gubernamentales. Sin embargo, la capacidad de Rusia para brindar apoyo a Siria se ha visto afectada por la guerra en Ucrania, y la creciente inestabilidad en Irán también podría limitar su capacidad de intervención en Siria.
El apoyo internacional a Al-Assad también se ha visto erosionado en los últimos años debido a las acusaciones de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos por su régimen. La comunidad internacional ha impuesto sanciones económicas a Siria y ha llamado repetidamente a una solución política al conflicto. Sin embargo, la falta de unidad entre las potencias mundiales y la complejidad del conflicto han impedido una acción decisiva para detener la violencia.
Un País Fragmentado: Las Cuatro Sirias
Siria se ha convertido en un país fragmentado, dividido en cuatro zonas de control: el régimen de Al-Assad, las fuerzas kurdas en el noreste, las zonas controladas por Turquía en el norte, y la zona del noroeste en manos de HTS y otros grupos rebeldes. Esta fragmentación del territorio complica aún más la posibilidad de una solución política y aumenta el riesgo de una mayor inestabilidad regional.
Turquía, un actor clave en el conflicto, ha intervenido militarmente en el norte de Siria para combatir a las fuerzas kurdas, a las que considera una amenaza para su seguridad nacional. También ha brindado apoyo a algunos grupos rebeldes que luchan contra Al-Assad. Los intereses de Turquía en Siria son complejos e incluyen la contención de las aspiraciones kurdas, la creación de una zona de seguridad en su frontera y la prevención de un flujo masivo de refugiados sirios hacia su territorio.
La Crisis Humanitaria: Un Desastre en Despliegue
La escalada del conflicto ha provocado un nuevo éxodo masivo de civiles que huyen de la violencia. La ONU estima que decenas de miles de personas han sido desplazadas por los combates recientes, lo que agrava la ya precaria situación humanitaria en el país. Millones de sirios han sido desplazados internamente o se han visto obligados a refugiarse en países vecinos, y la infraestructura del país ha sido devastada por la guerra.
La comunidad internacional ha hecho llamamientos para un alto el fuego inmediato y para que se permita el acceso de ayuda humanitaria a las poblaciones afectadas. Sin embargo, la intensidad de los combates y la fragmentación del país dificultan la entrega de ayuda y la protección de los civiles.
El Impacto Geopolítico: Una Región en Ebullición
La ofensiva rebelde en Siria y la caída de Alepo tienen importantes implicaciones geopolíticas. El conflicto ha exacerbado las tensiones entre las potencias regionales e internacionales, y ha creado un vacío de poder que ha sido aprovechado por grupos extremistas.
El resurgimiento de HTS como una fuerza dominante en el noroeste de Siria plantea una seria amenaza para la estabilidad regional. El grupo tiene ambiciones de establecer un Estado islámico en Siria y podría utilizar su nueva base de poder para lanzar ataques terroristas en otros países. La comunidad internacional debe tomar medidas para contrarrestar la amenaza de HTS y para prevenir una mayor expansión del extremismo en la región.
La escalada de la violencia en Siria también tiene implicaciones para la lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Aunque ISIS ha perdido la mayor parte del territorio que controlaba en Siria e Irak, el grupo sigue activo y podría aprovechar el caos del conflicto para reagruparse y lanzar nuevos ataques. La comunidad internacional debe mantener la presión sobre ISIS y trabajar para prevenir su resurgimiento.
El futuro de Siria sigue siendo incierto. La guerra ha entrado en una nueva fase, y la caída de Alepo podría ser un punto de inflexión en el conflicto. La comunidad internacional debe intensificar sus esfuerzos para encontrar una solución política a la crisis y para aliviar el sufrimiento del pueblo sirio. El fracaso en hacerlo podría tener consecuencias devastadoras para la región y para el mundo.