Un hombre de 37 años, identificado como Leonardo C., fue condenado a ocho años de prisión por abusar sexualmente y drogar a una niña de 14 años. La sentencia, dictada por el Tribunal N°24 a cargo del juez Marcelo Alvero, incluye además una prohibición de acercamiento a la víctima y a su familia.
El inicio de la pesadilla: un robo en Mataderos
El 31 de enero de 2023, Leonardo C. entró a un local de ropa deportiva en Mataderos. Simuló ser un cliente, pero luego robó el teléfono celular de una empleada. La rápida intervención de un policía evitó su escape, pero este arresto reveló una historia mucho más siniestra.
La joven que acompañaba a Leonardo en el taxi, identificada como C., tenía sólo 14 años. Abandonada por su madre y con un padre ausente, se había fugado de su casa a principios de mes. Este hecho marcó el inicio de una investigación que develaría una compleja trama de abuso y manipulación.
Una relación de abuso y manipulación
Leonardo y la menor se conocieron en una rampa de skate en Núñez. Según el relato de una amiga de la menor, la primera vez que se encontraron, tuvieron relaciones sexuales en un hotel. A pesar de que la abuela de la menor le comunicó a Leonardo la edad real de la joven, él hizo caso omiso. Con el paso del tiempo, la convirtió en cómplice en diversos robos y la mantuvo bajo su control en hoteles de Liniers.
Durante al menos dos meses, Leonardo y la niña convivieron en los hoteles. El hombre la introdujo al consumo de tramadol y cocaína, para poder mantener su dominio sobre ella. Se sospecha que para sostenerse económicamente y financiar la adicción del hombre, ambos cometían diversos robos. Según el relato de la niña, la relación era consentida, lo que puso en duda el consentimiento efectivo ante la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba la joven.
La condena y la perspectiva de la justicia
En mayo de 2023, Leonardo C. fue encontrado culpable no solo de los intentos de hurto agravado, sino también de abuso sexual. La acusación se centró en el estupro, aprovechándose de la inmadurez sexual de la víctima. La condena de ocho años de prisión reconoce la gravedad de los hechos y el daño irreparable causado a la menor.
Leonardo declaró que no recordaba los hechos debido a su consumo excesivo de drogas, llegando a admitir consumir 40 pastillas de tramadol al día. Sin embargo, los peritajes psicológicos realizados a la menor señalaron que la vulnerabilidad de la joven, sumado a la diferencia de edad y el contexto de abuso, comprometían su capacidad de dar un consentimiento real.
El informe psicológico enfatizó la dificultad de la víctima para reconocer el abuso debido a la manipulación y el contexto de vulnerabilidad en el que estaba inmersa. La perito que examinó a la menor explicó que la niña describió una relación sexoafectiva consensuada, naturalizando la situación de abuso debido a la vulnerabilidad extrema.
Las secuelas y la importancia de la denuncia
Este caso pone de manifiesto la problemática del abuso sexual infantil y la manipulación de menores en situaciones de vulnerabilidad. La víctima fue privada de su infancia, forzada a participar en actividades delictivas y expuesta a un daño psicológico irreparable. Si bien la justicia ha actuado en este caso, los efectos del trauma pueden perdurar por mucho tiempo.
La denuncia y la posterior investigación permitieron llevar a Leonardo C. ante la justicia. Es fundamental recordar la importancia de denunciar estos hechos, buscando apoyo para las víctimas y garantizando que los responsables sean castigados. Este caso subraya la necesidad de crear redes de contención y prevención, para proteger a los niños y adolescentes del abuso.
la lucha contra el abuso continúa
La condena a ocho años de prisión a Leonardo C. es un paso en la lucha contra el abuso sexual infantil y la manipulación de menores. Sin embargo, este caso demuestra la importancia de la prevención, la sensibilización social y el apoyo a las víctimas. La tarea de erradicar esta problemática requiere de un esfuerzo constante por parte de la sociedad, las instituciones y el sistema judicial. Solo con trabajo en conjunto se puede proteger a los niños y adolescentes de situaciones de abuso.