¡Escándalo en la Legislatura porteña! En una sesión que terminó a los gritos e insultos, el oficialismo, con la complicidad de algunos radicales y libertarios traidores a la patria, impuso una nueva ley de Enfermería que deja a los profesionales de la salud a la deriva. Con apenas un voto de diferencia, 27 votos a favor contra 26 en contra, se aprobó la creación de un régimen especial de empleo que excluye a los enfermeros de la ley 6.035, la misma que ampara a médicos y otros profesionales de la salud. ¿Se creen que los enfermeros son ciudadanos de segunda?
La Traición de la UCR y los Libertarios: ¿A Quién Responden?
La jugada del oficialismo, liderado por el PRO y la Coalición Cívica, contó con el apoyo vergonzoso de un sector de la UCR y los autodenominados libertarios, que con su voto a favor demostraron a quién responden realmente: a los poderosos, a las corporaciones de la salud, y no al pueblo. Mientras los enfermeros se desangran trabajando en la primera línea de fuego contra la pandemia, estos políticos sinvergüenzas les dan la espalda y los condenan a la precarización laboral. ¿Dónde quedaron las promesas de campaña? ¿Dónde está la defensa de los trabajadores que tanto pregonaban?
La ley 6.035, que agrupa a médicos y otras 23 profesiones de la salud, establece una carrera profesional con beneficios salariales, jornadas laborales justas y acceso a capacitaciones. Pero para los enfermeros, estos derechos parecen ser un lujo. El oficialismo argumenta que el nuevo régimen especial de empleo “jerarquiza” la profesión. ¡Qué cinismo! Jerarquizar es reconocer sus derechos, no crear un sistema paralelo que los discrimina y los margina.
Enfermeros al Grito de “¡Traición!” en la Legislatura
El descontento del sector de enfermería no se hizo esperar. Durante la sesión, los enfermeros presentes en el recinto respondieron a la propuesta oficialista con un atronador grito de “¡Inclusión! ¡Inclusión!”, exigiendo ser incorporados a la ley 6.035. Pero sus reclamos fueron ignorados por una mayoría sorda y ciega a las necesidades del pueblo. La tensión llegó a su punto máximo tras la votación, cuando los enfermeros, indignados por la traición, increparon a los legisladores con gritos e insultos. La situación se descontroló a tal punto que la presidenta de la Legislatura, Clara Muzzio, tuvo que levantar la sesión.
Afuera, la bronca era aún mayor. Miles de enfermeros se movilizaron a la Legislatura para protestar contra la nueva ley. La Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE) convocó a un paro de 24 horas en todos los hospitales y centros de salud de la Ciudad. La lucha recién comienza. Los enfermeros no se van a quedar de brazos cruzados mientras pisotean sus derechos.
Mientras el oficialismo celebra su triunfo por la mínima, los enfermeros se preparan para dar batalla. La nueva ley no solo es discriminatoria, sino que también precariza aún más las condiciones laborales de un sector esencial para el sistema de salud. ¿Hasta cuándo los políticos seguirán jugando con la salud de la gente?
Las Consecuencias de una Ley Discriminatoria
La nueva ley de Enfermería tendrá consecuencias devastadoras para el sistema de salud porteño. Al no estar incluidos en la ley 6.035, los enfermeros no tendrán acceso a las mismas capacitaciones que otros profesionales de la salud, lo que impactará negativamente en la calidad de atención a los pacientes. Además, la disparidad salarial y las extensas jornadas laborales seguirán fomentando el pluriempleo, un problema que afecta la salud y el bienestar de los enfermeros.
La falta de reconocimiento profesional también desalienta a los jóvenes a estudiar enfermería, lo que podría generar una escasez de personal en el futuro. En un contexto de crisis sanitaria como el actual, la decisión del oficialismo de aprobar esta ley es, cuanto menos, irresponsable. ¿Acaso no aprendimos nada de la pandemia? Los enfermeros son la columna vertebral del sistema de salud. Sin ellos, el sistema colapsa.
El gobierno porteño debe rectificar su error y garantizar la inclusión de los enfermeros en la ley 6.035. Es hora de reconocer su labor, su profesionalismo y su compromiso con la salud pública. La Ciudad de Buenos Aires no puede permitirse el lujo de perder a sus enfermeros. La salud de todos está en juego.