La Corte Suprema de Justicia, garante último de la Constitución, se encuentra una vez más en el ojo del huracán. El juez Ricardo Lorenzetti ha denunciado a sus colegas, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y el saliente Juan Carlos Maqueda, por la designación anticipada de una secretaria de Jurisprudencia. Esta decisión, tomada en vísperas de la jubilación de Maqueda y la Navidad, ha desatado una nueva controversia que pone en tela de juicio la transparencia y la ejemplaridad del máximo tribunal.
La designación que desató la polémica: ¿Urgencia o manipulación?
El foco de la disputa se centra en la designación de Silvina Marta Oubel como secretaria de Jurisprudencia, en reemplazo de Miguel Federico De Lorenzo, quien se encuentra en proceso de jubilación. Para Lorenzetti, esta decisión es “inadmisible” y “extraña”, ya que se realizó antes de que De Lorenzo firmara su renuncia. Además, cuestiona la celeridad con la que se llevó a cabo el nombramiento, en vísperas de Navidad y Año Nuevo, fechas poco habituales para este tipo de decisiones administrativas.
La mayoría de la Corte, por su parte, argumenta que De Lorenzo ya había iniciado los trámites de jubilación y que la designación de Oubel se realizó para asegurar una transición ordenada. Sin embargo, Lorenzetti rechaza esta justificación, señalando que no existe ninguna urgencia para cubrir un cargo que aún no está vacante. La designación inmediata de un sustituto, en caso de ser necesaria, no presentaría ningún inconveniente, según el juez.
En su disidencia, Lorenzetti no solo cuestiona el procedimiento, sino que también denuncia un intento de presión sobre De Lorenzo para que aceptara su reemplazo. Cita una reunión de urgencia el 23 de diciembre, en vísperas de Nochebuena, donde se le habría exigido su conformidad para ser sustituido. Este hecho, para Lorenzetti, constituye una falta de respeto hacia los secretarios de la Corte y evidencia la opacidad con la que se manejan las decisiones administrativas en el tribunal.
Ecos del pasado: El juicio político de 2003 y la hipocresía de Maqueda
Para reforzar su argumento, Lorenzetti recurre a un episodio del pasado: el juicio político a la “mayoría automática” de la Corte menemista en 2003. En aquella ocasión, Juan Carlos Maqueda, quien ahora se jubila, escribió una carta pública pidiendo la renuncia del juez Julio Nazareno. Lorenzetti recuerda las palabras de Maqueda: “He sentido vergüenza ajena…”.
La ironía, para Lorenzetti, radica en que Maqueda, quien en el pasado criticó duramente a sus colegas por sus acciones, ahora participa de una decisión que considera opaca y cuestionable. El juez acusa a Maqueda de “claudicaciones” y de un “triste final”, dejando entrever una decepción por la conducta del magistrado saliente.
Lorenzetti contrasta la actitud de Maqueda con la de los jueces Enrique Petracchi y Carlos Fayt, quienes en 2003 se negaron a pedir la renuncia de sus colegas y optaron por redactar disidencias jurídicas. Para Lorenzetti, esta es la forma correcta de expresar el desacuerdo y de contribuir al debate jurídico, sin caer en la confrontación personal o en la presión política.
¿Un laberinto sin salida para la Corte Suprema?
Las acusaciones de Lorenzetti no se limitan a la designación de la secretaria. El juez ha cuestionado reiteradamente la falta de transparencia en las decisiones de la Corte, la ausencia de concursos para los nombramientos y la discrecionalidad con la que se manejan los recursos del tribunal. Para Lorenzetti, estas prácticas representan un “descenso de los criterios de calidad institucional” y una amenaza para la independencia del Poder Judicial.
El reciente debate sobre la designación de conjueces, que se encargarán de completar el quórum de la Corte tras la salida de Maqueda, también ha generado tensiones entre Lorenzetti y sus colegas. La falta de acuerdo sobre el método de selección de estos jueces subrogantes evidencia la profunda división que existe en el máximo tribunal. Mientras la mayoría apuesta por un sistema discrecional, Lorenzetti defiende la necesidad de un proceso transparente y objetivo.
Las palabras de Rosatti, presidente de la Corte, durante el homenaje a Maqueda, resuenan con un dejo de ironía en este contexto. Rosatti elogió la “ejemplaridad” de Maqueda y afirmó que dejaba la Corte “por la puerta grande”. Sin embargo, para Lorenzetti, la actuación de Maqueda en el caso de la designación de la secretaria desmiente estos elogios y confirma sus sospechas sobre la falta de transparencia en el tribunal.
La metáfora del laberinto utilizada por Rosatti, donde la “notoriedad, prestigio y tentaciones” conviven con el “descrédito, escraches y condenas”, parece reflejar la compleja situación que atraviesa la Corte Suprema. La pregunta es si el máximo tribunal logrará salir de este laberinto y recuperar la confianza de la ciudadanía, o si, por el contrario, se seguirá hundiendo en la opacidad y la discrecionalidad.