La Navidad, tiempo de alegría y celebración, se tiñó de tragedia para una familia en Bell Ville, Córdoba. Un niño de tan solo 9 años lucha por su vida en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad, tras sufrir graves heridas en el rostro debido a la explosión de un artefacto pirotécnico que encontró en la calle.
El estallido, que ocurrió en la víspera de Navidad, le provocó al pequeño múltiples fracturas en la mandíbula y la órbita ocular, además de severas lesiones en la lengua y el paladar. Según el relato de su madre, María, el niño habría confundido el explosivo con una bolita de plástico, llevándosela a la boca y mordiéndola, lo que detonó la tragedia.
Una Navidad marcada por la tragedia
La escena que se encontró María al llegar al lugar donde jugaba su hijo fue desgarradora. El pequeño, rodeado de sus amigos, yacía en el suelo con el rostro ensangrentado. La confusión y el terror se apoderaron de la madre, quien de inmediato lo trasladó al hospital local. Dada la gravedad de las lesiones, el niño fue derivado al Hospital de Niños de Córdoba capital, donde fue intervenido quirúrgicamente de urgencia.
La operación, que duró más de dos horas, logró detener la hemorragia y estabilizar al menor. Sin embargo, su estado continúa siendo crítico debido a la magnitud de las heridas y la cantidad de sangre perdida. Los médicos han informado que se necesitarán más cirugías para reconstruir las zonas afectadas del rostro del niño.
María, con la voz entrecortada por la angustia, relató a los medios que la familia no había comprado pirotecnia para las fiestas. “No sé de dónde salió ese cohete”, repetía incrédula. “Mi hijo estaba jugando con sus amigos, y en un segundo todo cambió.”
La incertidumbre y el dolor se mezclan con la impotencia en el relato de la madre. La falta de respuestas sobre el origen del explosivo solo profundiza la angustia de la familia, que ahora se enfrenta a una larga y costosa recuperación.
Un llamado a la solidaridad
Ante la difícil situación económica y la complejidad del tratamiento médico, la comunidad de Bell Ville se ha movilizado para ayudar a la familia del pequeño. Vecinos, amigos y familiares han organizado una campaña solidaria para recaudar fondos y costear los gastos de las cirugías y la rehabilitación que el niño necesitará.
Se han habilitado cuentas bancarias para recibir donaciones y se están realizando eventos para recaudar fondos. La respuesta de la comunidad ha sido conmovedora, demostrando la solidaridad y el apoyo a la familia en este momento tan difícil.
Las redes sociales se han convertido en un canal fundamental para difundir la campaña y pedir colaboración. Bajo el lema “Todos por [Nombre del niño]”, se comparten mensajes de aliento y se insta a la comunidad a sumarse a la causa.
La pirotecnia, un peligro latente
Este trágico accidente vuelve a poner en el centro del debate el uso de la pirotecnia, especialmente durante las fiestas. La falta de control en la venta y el uso indiscriminado de estos artefactos representan un riesgo constante para la salud y la seguridad de las personas, en particular para los niños.
Organizaciones protectoras de animales y especialistas en salud advierten sobre los peligros de la pirotecnia, no solo por las lesiones físicas que puede causar, sino también por el impacto negativo en la salud mental y el bienestar de las personas y los animales. El ruido excesivo puede generar estrés, ansiedad y ataques de pánico, especialmente en personas con autismo, adultos mayores y mascotas.
Cada año, se registran numerosos casos de accidentes relacionados con la pirotecnia en todo el país. Lesiones oculares, quemaduras, amputaciones e incluso la muerte son algunas de las consecuencias del uso irresponsable de estos artefactos. El caso del niño de Bell Ville es un llamado de atención sobre la necesidad de tomar medidas para prevenir estos accidentes y concientizar a la población sobre los riesgos de la pirotecnia.
Mientras el pequeño lucha por su vida, la comunidad espera que este lamentable suceso sirva para generar una reflexión profunda sobre el uso de la pirotecnia y para impulsar políticas públicas que protejan la salud y la seguridad de todos.
La pregunta que queda resonando es: ¿cuántas tragedias más serán necesarias para que se tomen medidas concretas que regulen la venta y el uso de la pirotecnia? El futuro del niño de Bell Ville y la tranquilidad de muchas familias dependen de la respuesta a esta pregunta.