La neumonía, una infección respiratoria que afecta los pulmones, representa una seria amenaza a nivel mundial. A pesar de los avances médicos, sigue siendo una de las principales causas de muerte por enfermedad infecciosa, impactando a personas de todas las edades.
Comprendiendo la neumonía
En una persona sana, los alvéolos pulmonares se llenan de aire con cada respiración. Sin embargo, en un paciente con neumonía, estos alvéolos se inflaman e inundan con líquido y pus, dificultando la respiración y la oxigenación sanguínea. Esta condición puede ser provocada por diversos agentes patógenos, incluyendo bacterias, virus, hongos o parásitos. El neumococo (Streptococcus pneumoniae) es una bacteria particularmente significativa en las neumonías bacterianas, causando además otras infecciones, tales como otitis media y sinusitis.
Las infecciones virales también juegan un papel importante, representando aproximadamente el 23% de las neumonías. Virus como el SARS-CoV-2, el virus de la influenza y el virus sincicial respiratorio (VSR) han demostrado ser causantes frecuentes de neumonía, tanto en niños como en adultos. Recientemente se ha visto un gran impacto en la salud pública causado por brotes de VSR.
Contagio y grupos de riesgo
La neumonía puede propagarse por vía aérea, principalmente a través de las gotículas respiratorias expulsadas al toser o estornudar por una persona infectada. Estas partículas contienen el agente patógeno, y al inhalarlas, una persona sana puede contraer la infección. La probabilidad de contagio aumenta en lugares con hacinamiento y con poca ventilación.
Aunque cualquiera puede desarrollar neumonía, ciertos grupos son particularmente vulnerables. Estos incluyen niños pequeños, adultos mayores (sobre todo a partir de los 65 años), fumadores, personas con enfermedades crónicas como asma, enfermedades cardíacas, hepáticas, renales y del bazo, diabéticos e individuos inmunocomprometidos. En estos grupos de riesgo, la neumonía tiene mayor probabilidad de ser severa y comprometer la vida.
Síntomas clave
Los síntomas de la neumonía pueden variar, pero a menudo incluyen fiebre, escalofríos, tos productiva (con mucosidad o pus), dolor en el pecho y dificultad respiratoria. Algunos pacientes experimentan síntomas más generales, como fatiga, malestar y dolores musculares. Es importante recalcar que, muchas veces, los pacientes llegan a diagnóstico ya en situación de gravedad, por ello, la prevención temprana es vital.
Prevención: la clave para protegerse
La prevención de la neumonía se centra en reducir la exposición a los agentes infecciosos y fortalecer el sistema inmunológico. Para los niños, la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de vida es fundamental. Asimismo, mantenerse al día con el calendario de vacunación infantil disminuye el riesgo de infecciones respiratorias graves.
En adultos, las medidas preventivas incluyen la higiene respiratoria (cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, y desechar los pañuelos usados adecuadamente), evitar el tabaquismo, la exposición al humo de leña y los ambientes cerrados con poca ventilación. Mantener una buena higiene de manos también juega un papel importante.
Vacunación: Una herramienta fundamental
La vacunación es una estrategia extremadamente eficaz para prevenir la neumonía. Existen vacunas disponibles para la influenza, el neumococo y el COVID-19, todas ellas capaces de reducir significativamente el riesgo de contraer neumonía o de desarrollar complicaciones graves si la enfermedad ocurre. Se recomienda la vacunación anual contra la influenza, especialmente en los grupos de riesgo.
Para el neumococo, existen vacunas que pueden ser administradas a niños y adultos, de acuerdo con las recomendaciones médicas. Para las personas con comorbilidades y adultos mayores de 65 años, estas vacunas están incluidas en muchos calendarios de vacunación nacional de forma gratuita. Recientemente también se ha incorporado la vacuna contra el VSR para adultos mayores en algunos paises, fuera del calendario de vacunación infantil.
Las mujeres embarazadas también deben considerar la vacuna contra el VSR durante el embarazo (generalmente entre las semanas 32 y 36). Los anticuerpos que la madre transmite al feto pueden proporcionar protección al bebé durante los primeros seis meses de vida, período de mayor vulnerabilidad al VSR.
La prevención es nuestra mejor aliada
La neumonía es una enfermedad grave, pero prevenible. Mediante la adopción de medidas de higiene sencillas, la protección contra el tabaquismo y, fundamentalmente, la vacunación, podemos proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Es imperativo promover la vacunación como la principal herramienta para evitar casos graves, especialmente en grupos de riesgo.
Consultar con el médico es crucial para determinar cuáles vacunas son adecuadas para cada persona, considerando su edad, estado de salud y otros factores. No se debe subestimar el poder de la prevención en la lucha contra la neumonía.