En una tarde de sábado como tantas otras, Nelson Zinni, con su voz cálida y apasionada, presentaba en LU3 AM 1080 ‘Con Ruido a Púa’. Los oyentes, refugiados en la magia de los surcos de vinilo, viajaban en el tiempo, desde el jazz de los años dorados hasta el rock and roll que electrificó al mundo. Nadie imaginaba que la voz de Nelson, el ‘Guardián del Sonido’ de Bahía Blanca, se apagaría de forma tan trágica, víctima de la reciente inundación que golpeó la ciudad. Pero su legado, como un vinilo bien conservado, seguirá girando en el tocadiscos de la memoria.
Bahía Blanca Bajo el Agua: Una Tragedia Imborrable
La inundación que asoló Bahía Blanca dejó una marca imborrable en la ciudad. Calles convertidas en ríos, casas inundadas, familias evacuadas. Entre el lodo y la desolación, la comunidad se unió para ayudar a los damnificados. Pero la tragedia también se cobró vidas, y entre las víctimas fatales, un nombre resonó con particular tristeza: Nelson Zinni.
La noticia de su fallecimiento conmovió a la ciudad. En las redes sociales, los mensajes de despedida se multiplicaron, cada uno resaltando su generosidad, su amabilidad, su pasión por la música. Muchos lo recuerdan como un héroe anónimo, un hombre dispuesto a ayudar a los demás, incluso en los momentos más difíciles. Un usuario de X, Leo Valente, escribió: ‘QEPD Nelson Zinni, se lo llevó la tormenta, no tengo dudas que ayudando a alguien. Gran persona, atento, de los que te saludan todos tus cumples, una cara amable en licencias de conducir, fanático único de los discos, adoptante de un niño grande, loco lindo, familia de buena gente’.
Nelson Zinni: El Guardián del Sonido
Con una colección que superaba las 20.000 piezas, Nelson no era solo un coleccionista; era un archivista de emociones, un curador de melodías que compartía generosamente con todo aquel que se acercaba a su programa radial, ‘Con Ruido a Púa’. Desde las notas melancólicas de Carlos Gardel hasta la energía electrizante de los Rolling Stones, su conocimiento musical era enciclopédico, su entusiasmo, contagioso.
Cada sábado, las ondas de LU3 AM 1080 se impregnaban de la magia de ‘Con Ruido a Púa’. La voz de Nelson, cálida y apasionada, guiaba a los oyentes a través de un laberinto de surcos y melodías. No importaba si se trataba de un clásico de jazz, un tango arrabalero o un hit de rock; Nelson tenía la habilidad de transmitir la esencia de cada canción, de revelar las historias que se escondían detrás de cada nota. Su programa era un refugio para los amantes de la música, un espacio donde el vinilo se convertía en una máquina del tiempo, transportando a los oyentes a épocas pasadas, a momentos inolvidables.
“La música es el refugio del alma, el espejo de nuestras emociones. Nelson lo sabía y lo compartía con todos nosotros.”
Estas palabras, compartidas por un oyente habitual de ‘Con Ruido a Púa’, resumen el legado de Nelson: un hombre que supo convertir su pasión en un acto de amor, un faro cultural que iluminó la vida de miles de bahienses.
El ‘Salvador del Vinilo’
Hace dos décadas, un diario local lo bautizó como ‘El Salvador del Vinilo’, un título que Nelson supo llevar con orgullo. En aquel entonces, su colección contaba con 5.600 piezas; hoy, supera las 20.000. Una vida dedicada a rescatar discos del olvido, a preservar la memoria musical de generaciones.
Nelson no solo coleccionaba discos; coleccionaba historias. Cada vinilo era un tesoro, un portal a un mundo de emociones y recuerdos. Su pasión era contagiosa, su conocimiento, enciclopédico. Para Nelson, la música era un lenguaje universal, una herramienta para construir puentes entre culturas y generaciones.
Un Legado que Trasciende el Tiempo
En una entrevista publicada hace años en el diario La Nueva Provincia, Nelson se describía como ‘una persona antigua’. Su fascinación por los años ’20 y ’40, por el jazz y el charleston, era evidente. ‘Sí, sobre todo vivir en la década del ’20 o del ’40 para disfrutar la época del jazz, del charleston y para ver a las grandes figuras. Lamentablemente no se puede’, decía con nostalgia.
Pero Nelson no era un hombre anclado en el pasado; era un visionario, un apasionado por la música en todas sus formas. Su colección incluía no solo vinilos, sino también casetes, cintas abiertas, discos de pasta, acetatos, CD, MP3 y DVDs. Para Nelson, la música era un arte en constante evolución, un lenguaje que se adaptaba a los tiempos, pero que siempre conservaba su esencia.
En una entrevista reciente, le preguntaron qué destino imaginaba para sus discos el día que ya no estuviera. La pregunta, que hoy resuena con особая fuerza, revela la profunda conexión que Nelson tenía con su colección, su conciencia de que su legado trascendería su propia existencia.
Hoy, Bahía Blanca llora la pérdida de su ‘Guardián del Sonido’, pero su legado perdura en cada vinilo, en cada melodía, en cada recuerdo que compartió con su comunidad. Nelson Zinni, el coleccionista con alma de héroe, vivirá para siempre en el corazón de quienes amamos la música.
Su mirada estaba puesta en el futuro, en las nuevas generaciones de músicos y oyentes. Su programa radial era una plataforma para dar a conocer nuevos talentos, para compartir su amor por la música con jóvenes y adultos. Nelson era un puente entre el pasado y el futuro, un guardián de la memoria musical que supo transmitir su legado a las nuevas generaciones.
Que el eco de ‘Con Ruido a Púa’ siga resonando en el tiempo, inspirándonos a compartir nuestra pasión con los demás, a construir puentes entre generaciones, a amar la música como Nelson la amó. Invitamos a compartir tus recuerdos de Nelson Zinni y su programa ‘Con Ruido a Púa’ en los comentarios. Anímate a apoyar iniciativas locales que promuevan la preservación de la cultura musical.