La madrugada del 30 de diciembre de 2024, la tranquilidad de Eldorado, Misiones, se vio interrumpida por un suceso que conmocionó a la comunidad: el asesinato del Cabo Primero Mauricio Miñarro en la base de Infantería de la Unidad Regional III. Inicialmente, la hipótesis principal apuntaba a un robo comando perpetrado por una banda organizada, presuntamente de origen paraguayo. Sin embargo, con el avance de la investigación, las irregularidades detectadas en la escena del crimen y la falta de evidencia que respalde la teoría del asalto han desviado el foco hacia una posible interna policial.
Las primeras hipótesis: un robo comando
Las primeras informaciones que circularon sugerían un ataque planificado y ejecutado por un grupo comando. La sustracción de dos fusiles FAL y dos escopetas calibre 12-70, junto con el hallazgo del cuerpo de Miñarro con dos impactos de bala (uno en el brazo y otro en el pecho), apuntaban a un posible robo de armas por parte de una banda dedicada a asaltar bancos. Un informe previo de la Comisaría 4° de Puerto Iguazú, que alertaba sobre el ingreso de delincuentes paraguayos fuertemente armados a la provincia, reforzó esta teoría. La noticia generó alarma y se desplegó un intenso operativo cerrojo en la zona.
El hermetismo inicial de las autoridades y la falta de información precisa contribuyeron a la especulación y a la difusión de versiones contradictorias. Se hablaba de la posible participación de comandos extranjeros, de la utilización de avionetas para el escape e incluso de la intención de robar una de las aeronaves del hangar cercano a la dependencia policial. La incertidumbre y la tensión se apoderaron de Eldorado.
Irregularidades y cambio de rumbo en la investigación
Con el correr de las horas, las pericias realizadas en la escena del crimen comenzaron a revelar una serie de irregularidades que pusieron en duda la hipótesis del robo comando. La primera y más llamativa fue que Miñarro se encontraba solo de guardia en la madrugada del suceso, cuando el protocolo establecía que debía estar acompañado por otros dos uniformados. La ausencia de estos dos agentes, uno de los cuales se presume que estaba realizando un servicio adicional, y la falta de información sobre el paradero del jefe de la división generaron sospechas.
A esto se sumaron las anomalías encontradas en los registros de la dependencia. La falta de un control riguroso en el inventario de armas hizo imposible determinar con exactitud la cantidad y el tipo de armamento faltante, lo que debilitó la versión del robo. Además, el hecho de que Miñarro haya sido encontrado sin su uniforme reglamentario, vestido con short y ojotas, aumentó las interrogantes.
Otro elemento clave que desestimó la teoría del comando fue la ausencia de evidencia que confirmara la presencia de personas o vehículos ajenos a la dependencia. El análisis de las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios recolectados no aportaron información que respaldara la hipótesis de un grupo organizado. Ante este panorama, la investigación dio un giro drástico.
El foco en la interna policial
Las irregularidades detectadas y la falta de pruebas que sustentaran la teoría del robo comando llevaron a las autoridades a centrar la investigación en una posible interna policial. La Dirección de Asuntos Internos intervino la División de Infantería de la Unidad Regional III para determinar las responsabilidades en el resguardo del armamento y la disposición del personal. La jueza María Laura Rodríguez, a cargo del Juzgado de Instrucción Uno de Eldorado, ordenó la autopsia del cuerpo de Miñarro, que confirmó los dos impactos de bala y descartó la versión inicial de un disparo en la cabeza.
La hipótesis que cobra fuerza es que el crimen pudo haber sido cometido por alguien del entorno de Miñarro o por cuestiones internas entre los propios agentes de la dependencia. Se especula con la posibilidad de un ajuste de cuentas o un conflicto personal que luego se intentó encubrir simulando un robo. El ministro de Gobierno de Misiones, Marcelo Pérez, desmintió categóricamente la versión del golpe comando y pidió respeto para la familia del fallecido.
Interrogantes y búsqueda de respuestas
El caso del Cabo Primero Mauricio Miñarro plantea una serie de interrogantes que aún esperan respuesta. ¿Qué sucedió realmente en la madrugada del 30 de diciembre en la base de Infantería de Eldorado? ¿Fue un crimen por motivos personales o un ajuste de cuentas relacionado con la actividad policial? ¿ existió realmente un robo de armas y, en ese caso, quiénes fueron los responsables y cuál fue su destino?.
La investigación continúa su curso, con la tarea de reconstruir las últimas horas de Miñarro y del resto del personal que debía estar de guardia. Se analizan las comunicaciones, los movimientos bancarios y las relaciones personales del fallecido en busca de pistas que permitan esclarecer el caso. La comunidad de Eldorado espera con ansias el resultado de las investigaciones y el esclarecimiento de un hecho que ha generado conmoción e incertidumbre.
La justicia deberá determinar si se trató de un hecho aislado o si existen conexiones con otras irregularidades dentro de la fuerza policial. El caso Miñarro pone en evidencia la necesidad de revisar los protocolos de seguridad en las dependencias policiales y de fortalecer los mecanismos de control para prevenir situaciones similares en el futuro.