José Calderón, de 40 años, falleció el domingo 17 de noviembre en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, tras permanecer internado desde el 20 de octubre debido a las graves lesiones sufridas en una brutal golpiza. El hecho ocurrió a la salida de un cumpleaños de 15 años en Puerto General San Martín.
Según las investigaciones, Calderón intentó detener una pelea entre dos jóvenes mujeres a la salida del festejo. Su intervención desencadenó una agresión colectiva, donde recibió golpes y piedras. En un momento, cayó al suelo, momento en el que, según la fiscal Melisa Serena, Tomás C., de 19 años, le propinó una patada en la cabeza que lo dejó inconsciente.
Detalles de la Agresión y la Investigación
La fiscal Serena reconstruyó los hechos a partir de testimonios y evidencia recolectada. La pelea inicial involucró a varias personas presentes en la fiesta, algunos de los cuales habían ingresado sin invitación. El tumulto creció rápidamente y, en medio del caos, José Calderón intentó mediar, pero fue atacado brutalmente por la multitud.
La patada en la cabeza resultó en un traumatismo de cráneo con herida cortante profunda a nivel occipital, causándole un severo daño cerebral y dejándolo en estado crítico. Tras casi un mes en cuidados intensivos, falleció por la gravedad de sus lesiones. Tomás C., inicialmente imputado por tentativa de homicidio en calidad de coautor, enfrenta ahora cargos más graves, acusación que se modificará a homicidio tras la muerte de Calderón.
El Dolor de la Familia y el Paralelismo con el Caso Báez Sosa
Maira, esposa de José Calderón y madre de sus dos hijas mellizas de 12 años, habló con la prensa sobre el impacto devastador del crimen. En entrevista con Radioinforme 3 de Cadena 3 Rosario, describió la tragedia que ha dejado esta brutal agresión, y señaló que este crimen trae a su memoria al de Fernando Báez Sosa, con quien se encuentra una similitud notable.
Éramos una hermosa familia. Ahora tengo miedo de que mis hijas salgan a la calle, no pueden ir ni solas al baño. Siento como el caso de Fernando (Báez Sosa), que no pudo defenderse. Pasaron 28 días de que mi marido estuvo agonizando. No puedo creer lo que hicieron estos monstruos, eran varios
Maira detalló los eventos de la noche del 20 de octubre, destacando cómo su hermano también fue agredido al tratar de separar a las dos mujeres que iniciaron la riña, sufriendo fracturas en la nariz y la mandíbula. En medio de esta brutal escena, su esposo intentó intervenir, sufriendo la golpiza que terminó costándole la vida.
Su testimonio es escalofriante. Explica cómo su esposo recibió una lluvia de golpes, incluido un ladrillazo. Lo golpearon sin piedad incluso cuando ya se encontraba inconsciente. “Lo patearon incansablemente cuando estaba desmayado en el piso”, narró con dolor. La descripción de Maira recalca la cobardía y brutalidad del ataque, resaltando el estado crítico en que se mantuvo su marido durante los 28 días que duró su agonía en el hospital.
El Proceso Judicial y la Búsqueda de Justicia
Hasta el momento hay tres detenidos: un mayor y dos menores. El joven Tomás C. fue imputado inicialmente por tentativa de homicidio, pero la calificación se modificará a homicidio tras el fallecimiento de Calderón. Los menores, detenidos en el ex Irar, serán juzgados acorde a la ley de menores.
Maira ha pedido la colaboración de las personas presentes en la fiesta para obtener los videos que registraron el incidente. La cooperación de la comunidad será fundamental para esclarecer completamente los hechos y garantizar que los responsables rindan cuentas ante la justicia. La familia de José Calderón busca la justicia y espera que el sistema judicial actúe con diligencia y firmeza para que esta tragedia no quede impune.
Reflexiones Finales
La muerte de José Calderón es una trágica consecuencia de la violencia descontrolada. Su intento de mediar en una pelea, una acción admirable de humanidad, terminó convirtiéndose en un fatal desenlace. Este caso, lamentablemente similar al caso de Fernando Báez Sosa, resalta la urgencia de abordar la problemática de la violencia juvenil, la falta de control y responsabilidad en situaciones de fiesta y alcohol, la impunidad que en muchos casos sigue encubriendo estas agresiones.
Este incidente pone de manifiesto la necesidad de una educación en valores y tolerancia, así como la implementación de medidas para prevenir este tipo de eventos. Además, el acceso a la justicia debe ser eficaz, garantizando el castigo a los responsables y apoyo a las familias devastadas por estos hechos de brutalidad extrema.
En un momento de profunda tristeza por la pérdida de José Calderón, queda la dura tarea de la reflexión para prevenir futuros hechos similares. La familia y la comunidad necesitan apoyo y justicia.