Dante Della Paolera, el hijo menor de Sofía Gala y nieto de Moria Casán, celebró sus diez años con una fiesta de cumpleaños que solo una diva como su abuela podría orquestar. La celebración, llevada a cabo en la residencia de Moria, transformó el jardín en un país de las maravillas infantiles, repleto de juegos inflables gigantes, un catering digno de un banquete real y una pijamada bajo las estrellas para el deleite de Dante y sus amigos.
Un patio de juegos mágico
El extenso jardín de Moria se convirtió en un parque de diversiones privado, con juegos inflables que desafiaban la gravedad y las risas de los niños. Un inflable en particular, de dimensiones descomunales, se robó el show, alcanzando la altura de la casa y provocando la divertida ocurrencia de Moria: “Este inflable tiene el tamaño de la casa. Los pibes divirtiéndose a full… Tengo ganas de meterme yo, pero no, sería too much”. La diva, siempre con su humor característico, observaba la escena con una mezcla de orgullo y nostalgia, como si ella misma volviera a ser niña.
La temática de la fiesta, elegida por el propio Dante, giró en torno a los encantadores personajes de Sanrio. Hello Kitty, Melody, Kuromi y sus amigos se adueñaron de la decoración, creando un ambiente de ensueño con globos, imágenes de los personajes y un espacio especialmente diseñado para que los niños se tomaran fotos. La torta, una obra maestra de la pastelería, lució el nombre de Dante coronado por las figuras de Hello Kitty, Melody y Kuromi. No faltaron las cookies con diseños personalizados ni los souvenirs para que cada invitado se llevara un recuerdo tangible de esta jornada inolvidable.
El festín de la pizza libre
Moria, atenta a cada detalle, no descuidó el paladar de sus invitados. Un suntuoso catering se encargó de satisfacer los apetitos más exigentes, pero el plato estrella, como cada año, fue la pizza libre. “Son increíbles, las tenemos todos los años. Las caderas van a llorar”, bromeó Moria, anticipando las consecuencias de este festín gastronómico. La pizza, símbolo de la infancia y la alegría compartida, se convirtió en el combustible perfecto para una tarde de juegos y aventuras.
Más allá de la opulencia del evento, se percibía en el aire un sentimiento de familiaridad y amor. Moria, con su nieto como centro de atención, se dedicó a mimarlo y a disfrutar cada instante. La diva, despojada de su personaje mediático, se mostraba como una abuela cariñosa y dedicada, dispuesta a hacer lo imposible por la felicidad de su nieto. Dante, por su parte, irradiaba una alegría contagiosa, rodeado de sus amigos y familiares en un día que seguramente quedará grabado en su memoria para siempre.
La pijamada bajo las estrellas: un final de cuento de hadas
Como broche de oro a una jornada llena de emociones, Moria organizó una pijamada bajo las estrellas en el jardín. Carpas individuales se erigieron como pequeños refugios para los niños, creando un campamento mágico donde las historias y las risas se entrelazarían hasta el amanecer. La noche, con su manto de estrellas, fue testigo de la complicidad y la alegría de los niños, quienes extendieron la celebración hasta que el sueño los venció.
La fiesta de cumpleaños de Dante no fue solo un evento, sino una experiencia. Una experiencia que encapsuló el amor de una abuela, la alegría de un niño y la magia de un día que se convirtió en un recuerdo imborrable. Moria Casán, una vez más, demostró que la vida es un escenario y que cada celebración es una oportunidad para brillar.