A un año de su controvertida victoria electoral, el presidente Javier Milei se prepara para un nuevo desafío: las elecciones legislativas de 2025. Su primer año de gobierno ha estado marcado por un profundo ajuste económico, medidas drásticas y una retórica incendiaria que ha polarizado a la sociedad argentina. Milei, quien llegó al poder con la promesa de desmantelar la “casta” política y aplicar una “motosierra” al gasto público, ha cumplido con creces sus promesas, implementando reformas que han generado tanto admiración como rechazo. Ahora, con la mirada puesta en octubre de 2025, el presidente busca un nuevo mandato popular que le permita consolidar su proyecto político.
Un año de ajuste y polarización
El primer año de gestión de Milei ha sido un torbellino de cambios radicales. La eliminación de subsidios, la apertura comercial indiscriminada y la reforma laboral han generado un fuerte impacto en la economía y en la vida cotidiana de los argentinos. Mientras el gobierno celebra la baja de la inflación como un logro indiscutible, las consecuencias sociales del ajuste son innegables: aumento de la pobreza, caída del poder adquisitivo y un creciente malestar en sectores clave como los jubilados.
La polarización política, una constante en la Argentina reciente, se ha agudizado bajo la presidencia de Milei. Su estilo confrontativo y su discurso anti-establishment han generado una profunda división en la sociedad, entre quienes lo ven como un salvador y quienes lo consideran un peligro para la democracia. Esta polarización se ha trasladado al Congreso, donde el oficialismo, con una representación minoritaria, ha tenido que negociar con la oposición para aprobar leyes clave como la reforma del Estado.
El apoyo popular: ¿fortaleza o fragilidad?
A pesar del profundo ajuste y la polarización social, Milei mantiene un nivel de apoyo considerable. Según diversos analistas y encuestadores, la “autenticidad” del presidente, quien “no mintió” sobre las consecuencias de sus políticas, es uno de los factores clave para explicar este fenómeno. La sociedad, hastiada de la política tradicional, parece dispuesta a “bancar” el ajuste a la espera de las mejoras económicas prometidas.
Sin embargo, este apoyo no es monolítico ni está exento de riesgos. La crisis de los jubilados, quienes han sufrido recortes en sus beneficios y en el acceso a medicamentos, podría convertirse en un límite para el crecimiento electoral de La Libertad Avanza. Asimismo, la fragmentación de la oposición, aunque favorable para Milei en el corto plazo, podría revertirse si surge una alternativa de poder que logre capitalizar el descontento social.
Cristian Buttié, un reconocido encuestador, destaca la “fidelización” de la base electoral de Milei, construida en gran medida sobre la polarización con Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, advierte que el descontento de los jubilados podría erosionar este apoyo en el futuro. Por su parte, Paola Zuban, consultora política, señala que la “fortaleza” del gobierno es “precaria” y depende de variables como la desaceleración de la inflación y la incapacidad de la oposición para articular una alternativa.
La apuesta por el plebiscito de 2025
Milei ha planteado las elecciones legislativas de 2025 como un plebiscito sobre su gestión. Un triunfo contundente le permitiría consolidar su poder y avanzar con reformas aún más profundas. Sin embargo, una derrota podría debilitar su gobierno y abrir un nuevo escenario político incierto. El presidente confía en que la baja de la inflación y la fragmentación de la oposición le asegurarán la victoria. No obstante, la crisis social y la posible reorganización de las fuerzas opositoras podrían frustrar sus aspiraciones.
Para algunos analistas, como Federico Zapata, el apoyo a Milei se basa en el “hastío” de la sociedad con la política tradicional y en la “crisis terminal del orden conservador”. Otros, como Marina Llao, advierten sobre la “consolidación de la ultraderecha” y la posibilidad de que Milei logre “fagocitar” al PRO en un proceso de realineamiento político. Las elecciones de 2025 serán, sin duda, un momento crucial para definir el futuro de Argentina.
El “Triángulo de Hierro”, compuesto por Milei, su hermana Karina y su asesor Santiago Caputo, es el núcleo duro del poder en el gobierno. Karina Milei se encarga de la estrategia electoral de La Libertad Avanza, mientras que Caputo, influyente en la Secretaría de Inteligencia, es el artífice de la “batalla cultural” que el gobierno libra en las redes sociales. La figura de Guillermo Francos, jefe de Gabinete, ha cobrado relevancia en las negociaciones con la oposición y los gobernadores.
Conclusiones: un futuro incierto
El primer año de Javier Milei en la presidencia ha sido un período de transformaciones radicales, marcado por el ajuste, la polarización y la consolidación de un nuevo estilo de liderazgo. Las elecciones legislativas de 2025 se presentan como un punto de inflexión que definirá el futuro del país. Si Milei logra el apoyo popular que busca, tendrá vía libre para profundizar sus reformas. De lo contrario, Argentina podría entrar en una nueva fase de inestabilidad política y económica.
La incógnita central es si la sociedad argentina seguirá “bancando” el ajuste a la espera de resultados concretos o si el descontento social, sumado a una eventual reorganización de la oposición, terminará por erosionar el poder del presidente. El tiempo, y las urnas, darán la respuesta.