El gobierno de Javier Milei ha generado una significativa controversia con su reciente reestructuración del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que incluye la eliminación de los créditos otorgados por la ANSES. Esta medida, justificada por la administración como una forma de preservar los recursos del FGS y optimizar su rentabilidad, ha desatado una ola de críticas, especialmente entre los jubilados y pensionados que dependían de estas líneas de crédito.
El Fondo de Garantía de Sustentabilidad: Un pilar en crisis
Creado en 2007 tras la estatización de las AFJP, el FGS se concibió como una reserva estratégica para asegurar el pago de jubilaciones y pensiones en momentos de crisis económica. Está compuesto por un portafolio de acciones de importantes empresas argentinas. Su administración ha sido objeto de debate a lo largo de los años, con cada gobierno implementando estrategias de inversión y gestión diferentes. La administración de Milei argumenta que la gestión anterior, particularmente durante el 2023, fue ineficiente, ofreciendo préstamos a tasas del 50% en un contexto de inflación superior al 200%, lo que representó, según el gobierno, un fuerte perjuicio para el FGS.
Según los datos oficiales, en diciembre de 2023 el FGS tenía un valor estimado de 76 mil millones de dólares. La eliminación de los créditos pretende priorizar la preservación de este capital, buscando, según la justificación oficial, “garantizar la preservación de los recursos” y “revaluar los instrumentos de inversión” para evitar las inversiones no rentables. Esta medida es parte de una serie de reformas implementadas bajo el amparo de la emergencia pública establecida por la Ley Bases.
La eliminación de créditos ANSES: Un golpe para los jubilados
La supresión de los créditos ANSES ha generado una fuerte reacción entre los jubilados, quienes veían en estas líneas de financiación una herramienta fundamental para complementar sus ingresos y afrontar gastos imprevistos. Organizaciones de jubilados y pensionados han criticado la medida, argumentando que priva a un sector vulnerable de una herramienta crucial en un contexto inflacionario ya altamente complejo. El aumento del 2.69% en las jubilaciones y pensiones para diciembre, si bien incluye un bono, sigue insuficiente para cubrir la canasta básica, que según la Defensoría de la Tercera Edad, supera ampliamente al haber mínimo, agudizando las dificultades económicas de los adultos mayores.
Esta situación se agrava con otras medidas del gobierno, como la disminución de la cobertura del PAMI, lo que deja a muchos jubilados con problemas de acceso a la salud. La eliminación de los créditos solo profundiza la fragilidad económica de muchos jubilados, limitando su acceso a un recurso que les permitía resolver necesidades urgentes o realizar mejoras en sus hogares.
La eliminación de las líneas de crédito se fundamenta en la idea de que el sector privado es más eficiente para ofrecer préstamos a los jubilados. Si bien existen otras instituciones financieras que ofrecen créditos, las tasas suelen ser mucho más altas, y el acceso para los jubilados, que suelen tener dificultades para cumplir con los requisitos estrictos, suele ser más limitado. Queda la pregunta si el sector privado realmente logrará una mayor inclusión financiera, como argumenta el gobierno, especialmente teniendo en cuenta el contexto de inflación y la baja capacidad adquisitiva de muchos jubilados.
El debate político: entre la eficiencia económica y la justicia social
La decisión de Milei ha desatado un intenso debate político. Si bien el gobierno defiende la medida como necesaria para la sostenibilidad del FGS y para lograr una mayor eficiencia en la gestión de recursos públicos, los críticos la califican como una muestra de desconsideración con la clase pasiva, ya que prioriza la estabilidad macroeconómica sobre la protección social de los jubilados. El impacto político de la decisión también es un tema central, dado que la eliminación de los créditos ANSES puede afectar la imagen y la aprobación del gobierno ante el sector más vulnerable.
Los argumentos a favor de la medida apuntan hacia una modernización del sistema financiero argentino y la optimización de la inversión pública, argumentando que el FGS es mejor utilizado para sus fines originarios. La contraargumentación resalta el impacto negativo en la calidad de vida de los jubilados y la ausencia de garantías de que el sector privado pueda suplir la función del crédito ANSES, especialmente para la población de mayor edad y mayor riesgo crediticio. El debate pone en el centro del escenario la difícil disyuntiva entre la estabilidad económica de largo plazo y la necesidad de proveer protección social a la población vulnerable.
El gobierno de Milei ha priorizado las políticas de ajuste fiscal, con el argumento de que son necesarias para reactivar la economía y controlar la inflación. Sin embargo, sus opositores afirman que estas medidas no solo han generado una mayor desigualdad, sino que también han provocado una caída en el consumo y una recesión económica, perjudicando a todos los sectores de la sociedad. La eliminación de los créditos ANSES se ve, por sus opositores, como una muestra clara de cómo las políticas económicas neoliberales priorizan la estabilidad macroeconómica por sobre la justicia social.
El futuro del FGS y la protección social en Argentina
El futuro del FGS y de los servicios de la ANSES en el gobierno de Milei aún es incierto. Si bien los defensores de la medida alegan que se busca optimizar el manejo del fondo y lograr mayor eficiencia, los críticos se preguntan sobre el impacto a largo plazo sobre los más vulnerables. Es importante un análisis serio y exhaustivo del impacto de la medida, con una transparencia plena para garantizar la equidad, eficiencia, y sustentabilidad del sistema de previsión social. La experiencia de la eliminación de los créditos sugiere una necesidad urgente de diseñar mecanismos de protección social para mitigar los efectos negativos sobre los jubilados y pensionados, quienes siguen siendo el sector más expuesto a los vaivenes económicos.
La medida sobre los créditos ANSES revela una encrucijada en la política económica argentina. La eficiencia en el uso de recursos públicos debe ir de la mano con medidas que protejan a las poblaciones más vulnerables. En el largo plazo, será esencial evaluar si la medida logró mejorar la rentabilidad del FGS sin generar un perjuicio social excesivo. El desarrollo de políticas sociales más equitativas y sostenibles debería ser una prioridad, complementando la búsqueda de equilibrio fiscal. El camino hacia una Argentina más justa y equitativa pasa por asegurar la protección social para los más vulnerables, buscando siempre una correcta administración de los recursos públicos que no deje a nadie atrás.