En una movida que sacude el tablero político argentino, Javier Milei ha reclutado a Alejandro Cacace, hombre de confianza del diputado radical Rodrigo de Loredo, para ocupar la Subsecretaría de Reformas Estructurales en el Ministerio de Desregulación. Este nombramiento estratégico no solo busca acelerar las reformas económicas prometidas por el gobierno libertario, sino que también expone las crecientes tensiones entre pragmatismo y principios ideológicos dentro de Juntos por el Cambio. Mientras tanto, en Córdoba, las organizaciones piqueteras, desfinanciadas por el ajuste de Milei, se ven obligadas a recurrir al apoyo del gobernador peronista Martín Llaryora, generando una nueva dinámica política en la provincia.
Cacace: El puente entre el liberalismo y el radicalismo
La designación de Cacace, un abogado con una formación académica impecable que incluye maestrías en Harvard y universidades europeas, no es una casualidad. Su experiencia parlamentaria y su conocimiento de la legislación argentina lo convierten en una pieza clave para impulsar la agenda desregulatoria de Milei en el Congreso. Cacace fue uno de los artífices de la Ley Bases, una reforma crucial para el gobierno actual, demostrando su capacidad para negociar y lograr consensos.
Este nombramiento ha generado controversia dentro de Juntos por el Cambio. Mientras algunos sectores del radicalismo ven con buenos ojos la colaboración con el gobierno en temas económicos clave, otros critican la decisión de Cacace de unirse a un gobierno que consideran antidemocrático y autoritario. La figura de Milei, con su retórica incendiaria y sus propuestas radicales, ha polarizado la opinión pública, y su alianza con un miembro destacado del radicalismo De Loredo profundiza las divisiones dentro de la oposición.
Para De Loredo, esta jugada representa un desafío a su liderazgo dentro del radicalismo, obligándolo a equilibrar la necesidad de mantener la unidad de la oposición con la posibilidad de influir en las políticas del gobierno a través de Cacace. Milei necesita el apoyo del radicalismo para aprobar leyes en el Congreso y la designación de Cacace es un gesto claro en busca de esa cooperación.
La economía popular cordobesa: Del ajuste nacional al refugio provincial
El recorte a los planes sociales implementado por Milei ha dejado a miles de familias cordobesas en una situación vulnerable. Las organizaciones piqueteras, que tradicionalmente dependían del financiamiento nacional para sus cooperativas y comedores populares, ahora se ven obligadas a buscar el apoyo del gobierno provincial de Llaryora.
Este cambio de escenario ha generado una paradoja política: los piqueteros, históricamente críticos del peronismo, ahora dependen del gobernador Llaryora para su supervivencia. Mientras que Milei busca reducir el déficit fiscal y desmantelar lo que él llama “la casta política”, Llaryora se presenta como un garante de la estabilidad social en la provincia, utilizando los recursos provinciales para contener la crisis generada por el ajuste nacional.
Esta situación fortalece la figura de Llaryora como un posible candidato presidencial con un discurso más moderado y pragmático que el de Milei. Su capacidad para gestionar la crisis social en Córdoba podría proyectarlo como una alternativa viable para aquellos votantes desencantados con el gobierno nacional pero que tampoco se identifican con la oposición más dura.
El futuro de la oposición: ¿Unidad o fragmentación?
Los movimientos de Milei, reclutando figuras de la oposición para su gobierno, y la crisis social que impulsa a los piqueteros a buscar refugio en el peronismo cordobés, plantean interrogantes sobre el futuro de Juntos por el Cambio. La coalición opositora se enfrenta a una disyuntiva: mantener una postura de confrontación total con Milei o buscar un acercamiento estratégico que le permita influir en las decisiones del gobierno.
El caso de Cacace ilustra esta tensión. Su nombramiento podría ser el preludio de una alianza más amplia entre el radicalismo y el liberalismo, o bien, podría generar una fractura definitiva dentro de Juntos por el Cambio. La decisión que tome la oposición en los próximos meses será crucial para definir el escenario político de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
Mientras tanto, la sociedad argentina observa con atención los movimientos del tablero político. La crisis económica, el ajuste social y la polarización ideológica generan un clima de incertidumbre que exige respuestas concretas por parte de la dirigencia. El futuro del país dependerá, en gran medida, de la capacidad de los líderes políticos para construir consensos y encontrar soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad.