La absolución de Guido Pascuccio no es solo un fallo judicial, es una herida abierta en el corazón de una sociedad que grita ¡Justicia! por Micaela Rascovsky. ¿Cómo puede un sistema judicial ignorar las señales de violencia, los golpes silenciados, el abandono que mata? La indignación estalla ante una decisión que parece otorgar un salvoconducto a la impunidad.
Autopsia y ADN: La verdad que la justicia silenció
¿Cómo puede ignorarse lo que el cuerpo de Micaela gritaba? Trece golpes, marcas de ataduras, el ADN de dos hombres bajo sus uñas, uno de ellos, Pascuccio. Evidencias contundentes que la justicia prefirió minimizar, desviando la atención hacia el consumo de sustancias, revictimizando a Micaela en el proceso.
La autopsia reveló que el cuerpo de Micaela presentaba 13 golpes y marcas que indicaban que había sido atada antes de morir. Además, se encontraron restos de ADN de dos hombres debajo de sus uñas, uno de ellos perteneciente a Pascuccio. A pesar de estas pruebas, la justicia desestimó la hipótesis de femicidio, centrándose en el consumo de sustancias como causa principal de la muerte.
¿Perspectiva de género? Un concepto ausente en el laberinto judicial
Mensajes desgarradores donde Micaela narraba el horror de la violencia ejercida por Pascuccio, testimonios ignorados, minimizados, descartados como meras “peleas de pareja”. ¿Dónde quedó la perspectiva de género que debería guiar a la justicia en estos casos? ¿Acaso la vida de Micaela valía menos por ser una mujer vulnerable?
Mensajes donde Micaela relataba episodios de violencia y maltrato por parte de Pascuccio fueron ignorados o minimizados durante el juicio. La defensa argumentó que estos mensajes eran producto de una relación conflictiva, pero no reconocieron el patrón de violencia de género que subyace a estas situaciones.
El testimonio de Patricia Ortiz, madre de Micaela, es desgarrador. Ella relató cómo su hija le había contado sobre los golpes y el maltrato que sufría por parte de Pascuccio, y cómo planeaba dejarlo. Sin embargo, la justicia no le dio el peso suficiente a este testimonio, dejando impune un posible caso de femicidio.
La estrategia de la defensa: Desviar la mirada, revictimizar a Micaela
¿Cómo se atreven a justificar lo injustificable? La defensa construyó un relato perverso, culpando a Micaela de su propio destino, argumentando problemas emocionales, adicciones, hasta insinuando un suicidio. Una estrategia que no solo revictimiza a Micaela, sino que envía un mensaje escalofriante: la violencia machista queda impune si la víctima no encaja en el molde de la “mujer perfecta”.
La estrategia de la defensa se basó en desviar la atención de la violencia ejercida por Pascuccio, argumentando que Micaela sufría de problemas emocionales y adicciones que la llevaron a la muerte. Se presentaron pruebas de búsquedas en internet sobre sobredosis de cocaína y cartas de suicidio, intentando convencer al tribunal de que Micaela se había quitado la vida.
¿Esconderse no es matar? El abandono como femicidio silenciado
La noche fatídica, Micaela busca refugio en la terraza, llama a su madre, a sus amigas. Regresa al departamento, donde Pascuccio dice dormir mientras ella se descompensa. Llamadas omitidas, auxilio negado, tres horas de agonía en soledad. ¿Acaso el abandono no es otra forma de femicidio? Una forma cruel y cobarde de callar una vida.
Según la reconstrucción de los hechos, Micaela y Pascuccio discutieron la noche anterior a su muerte. Ella se refugió en la terraza, donde habló con su madre y sus amigas. Regresó al departamento alrededor de las 0.30. El imputado dijo haber estado durmiendo desde la 1 y aseguró que vio a Micaela por última vez a esa hora, tomando helado y trabajando en la computadora.
Paralelismos siniestros: Cuando la justicia ignora la violencia de género
¿Cuántas Micaelas más deben caer para que la justicia abra los ojos? Casos similares se repiten, patrones de violencia ignorados, pruebas minimizadas, revictimización constante. La negligencia judicial se convierte en cómplice silenciosa de una sociedad que sigue permitiendo el femicidio.
Es necesario cuestionar si la justicia está mirando para otro lado ante una forma de femicidio que se caracteriza por la omisión de auxilio y la indiferencia ante la vida de una mujer. El abandono en situaciones de violencia de género puede ser tan letal como un golpe o una agresión directa, y la justicia debe tener en cuenta este factor al investigar estos casos.
¡Basta de impunidad! Un llamado a la acción por Micaela y por todas
La absolución de Pascuccio no es el final, es el comienzo de una nueva lucha. Exigimos una investigación exhaustiva con perspectiva de género, la revisión de protocolos judiciales, la capacitación de funcionarios, la concientización de la sociedad. No podemos permitir que la impunidad siga siendo el escudo protector de los agresores. ¡Por Micaela, por todas, alcemos la voz y exijamos justicia!
La abogada de la familia de Micaela, Nadia Rivas, anticipó que apelará la decisión en primera instancia. La lucha por la justicia para Micaela no ha terminado, y la sociedad seguirá exigiendo que se investigue a fondo este caso y que se sancione a los responsables.
- Exigir una investigación exhaustiva y con perspectiva de género en el caso de Micaela Rascovsky.
- Revisar los protocolos judiciales para garantizar que se tengan en cuenta las pruebas de violencia de género en los casos de femicidio.
- Capacitar a los funcionarios judiciales en perspectiva de género para evitar la revictimización de las mujeres que sufren violencia machista.
- Promover campañas de concientización sobre la violencia de género para prevenir este tipo de agresiones.
- Apoyar a las organizaciones feministas que luchan por la justicia para las víctimas de violencia machista.