En agosto de 2023, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires implementó una normativa que regula el uso de celulares en las escuelas de todos los niveles. La medida, que buscaba mejorar la concentración y la interacción entre estudiantes, generó un debate inmediato y llevó a la realización de una encuesta para evaluar su impacto a dos meses de su aplicación.
Metodología de la Encuesta
Entre el 2 y el 18 de octubre, se llevó a cabo una encuesta en 50 escuelas secundarias de la Ciudad, abarcando una muestra representativa de estudiantes, docentes y directivos. Participaron 4.082 estudiantes de tercer año, 150 profesores del mismo nivel y 40 directores de instituciones estatales y privadas.
Es importante destacar que la encuesta se centró en las percepciones sobre los cambios experimentados tras la implementación de la normativa, y no en datos objetivos sobre el rendimiento académico. Por lo tanto, los resultados deben interpretarse como una aproximación a la realidad, más que como una evaluación definitiva del éxito de la medida.
Resultados: La Perspectiva Estudiantil
Un hallazgo significativo fue que el 57,4% de los estudiantes encuestados reportaron prestar más atención en clase desde la implementación de la norma. Esta cifra indica un cambio notable en los hábitos de los alumnos, aunque no todos experimentaron el mismo efecto. Por ejemplo, el 41,3% de los estudiantes afirmó sentir más aburrimiento.
Otros cambios en los hábitos observados incluyen un aumento en las conversaciones entre compañeros (47,4%), un mayor sentimiento de tranquilidad (22,9%), y un aumento en los juegos entre amigos durante el tiempo libre en la escuela (17,5%). Estos datos sugieren una reorientación de la atención y el tiempo de los alumnos, aunque con algunas consecuencias inesperadas.
A pesar de la normativa, la gran mayoría (87,3%) de los estudiantes admitieron seguir utilizando sus celulares en la escuela, principalmente durante las horas libres (92,6%) y los recreos (88,3%). Un porcentaje menor (37,3%) admitió utilizar sus dispositivos durante las clases. En cuanto al tiempo de uso, el 65,9% indicó que se mantuvo igual, mientras que el 25,4% dijo haberlo reducido.
La Visión Docente
Desde la perspectiva de los docentes, los resultados reflejan una tendencia similar. El 56,2% de los maestros percibieron una mejora en la atención de sus estudiantes. Similar a los alumnos, la mayoría de los docentes (96%) afirmó que el uso de celulares en el aula obstaculiza la atención y la participación activa de los alumnos.
No obstante, la encuesta también reveló que una proporción significativa de docentes (38,7%) tuvo que interrumpir sus clases con frecuencia debido al uso indebido de celulares por parte de los estudiantes. Este dato pone de manifiesto la necesidad de una implementación efectiva del protocolo en cada escuela.
La mayoría de los docentes (80%) permitió el uso de celulares en momentos puntuales, como para actividades pedagógicas específicas. Esto resalta la flexibilidad de la normativa, la cual se adapta a las necesidades específicas de cada aula. De hecho, un 70% de los docentes afirmó que ya se implementó en la escuela un protocolo específico para la regulación de celulares y sólo un 5% afirma no haber comenzado con la confección de dicho protocolo.
La Perspectiva Directiva
La gran mayoría de los directivos (97,5%) coincidió con docentes y alumnos en que el uso de celulares afecta negativamente la concentración y la participación estudiantil. La implementación del nuevo protocolo resultó en una disminución del tiempo permitido para el uso de celulares en el 62.5% de las escuelas.
En el 85% de los establecimientos educativos consultados, la nueva reglamentación ya estaba en marcha. El resto de los centros educativos (15%) aún estaba en proceso de su plena implantación. La percepción general entre los directivos, tal y como indican los datos, fue que la normativa está contribuyendo a mejorar el ambiente de aprendizaje.
Conclusiones: Un Panorama Complejo
Los resultados de la encuesta ofrecen un panorama complejo del impacto de la regulación de celulares en las aulas. Si bien una mayoría de estudiantes, docentes y directivos reportaron una mejora en la atención y un aumento de la socialización, es evidente que la prohibición no eliminó el uso de celulares por completo.
La experiencia revela la importancia de establecer protocolos claros y de acompañamiento para el cambio de hábito. La falta de uso de los celulares, según la muestra estudiada, puede producir un aumento en la sensación de aburrimiento, pero no hay que olvidar que, históricamente, el aburrimiento ha sido un elemento catalizador para la creatividad y el pensamiento.
En un futuro próximo, será necesario un análisis más amplio e integral para evaluar si la disminución en el uso de los celulares tiene un impacto positivo a largo plazo en los resultados académicos, el desarrollo socioemocional de los alumnos y el clima de aprendizaje. Esta investigación inicial ofrece datos valiosos pero necesita ampliarse para obtener un panorama más completo de la eficacia a largo plazo de esta normativa.