¿Cómo es posible que, pese a la prohibición, 2.300 celulares sigan operando dentro de las cárceles de Mendoza? Esta es la pregunta que inquieta a las autoridades y a la sociedad, frente a la persistente problemática del uso de dispositivos móviles por parte de los reclusos.
La Prohibición y sus Desafíos
En Mendoza, la prohibición del uso de teléfonos celulares en las cárceles es una realidad legalmente establecida. Sin embargo, la efectividad de esta medida se ve socavada por la continua presencia de estos dispositivos en manos de los internos.
Esta situación plantea serios desafíos en términos de seguridad y control penitenciario. El ingreso y uso de celulares facilitan la comisión de delitos desde el interior de las cárceles, afectando tanto a la población carcelaria como a la sociedad en general.
El Problema de los 2.300 Celulares
La cifra de 2.300 celulares en posesión de presos en Mendoza es alarmante y refleja la magnitud del problema. Estos dispositivos representan una vía de comunicación no autorizada que permite a los reclusos mantener contacto con el exterior, coordinar actividades ilícitas y ejercer influencia sobre personas fuera de la prisión.
El origen de estos celulares es diverso: desde el contrabando facilitado por visitas o personal penitenciario corrupto, hasta la falta de controles exhaustivos en el ingreso de nuevos reclusos.
Consecuencias del Uso de Celulares en las Cárceles
El uso de celulares en las cárceles tiene graves consecuencias, entre ellas:
- Planificación y coordinación de delitos: Extorsiones, secuestros virtuales y amenazas son solo algunos de los delitos que se cometen desde prisión gracias al uso de celulares.
- Contacto con organizaciones criminales: Los celulares permiten a los presos mantener su vínculo con bandas delictivas, coordinando acciones y dando órdenes.
- Intimidación de testigos y víctimas: El uso de celulares facilita el hostigamiento y la amenaza a personas que han denunciado o testificado contra los reclusos.
Medidas Propuestas
Ante esta problemática, se han propuesto diversas medidas para combatir el uso de celulares en las cárceles de Mendoza:
- Refuerzo de los controles de ingreso: Aumentar la exhaustividad de los controles a visitantes y personal penitenciario para evitar el ingreso de celulares.
- Implementación de tecnología de bloqueo de señal: Utilizar inhibidores de señal para impedir el funcionamiento de celulares dentro de las cárceles.
- Sanciones más severas: Endurecer las penas para los presos que sean sorprendidos utilizando celulares.
- Mayor inversión en infraestructura: Mejorar la seguridad de los perímetros carcelarios para evitar el arrojo de celulares desde el exterior.
La lucha contra el uso de celulares en las cárceles es un desafío complejo que requiere de la cooperación entre el gobierno, las autoridades penitenciarias y la sociedad civil. Solo a través de un enfoque integral y coordinado se podrá lograr un control efectivo y garantizar la seguridad de la población.
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