Mendoza se encuentra bajo la influencia de un sistema de tormentas que ha generado alertas meteorológicas en gran parte de la provincia. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y Defensa Civil han emitido advertencias por la posible ocurrencia de tormentas fuertes, acompañadas de granizo, abundante caída de agua en cortos períodos, intensa actividad eléctrica y ráfagas de viento que podrían superar los 65 km/h.
Zonas afectadas y niveles de alerta
Las alertas emitidas abarcan casi la totalidad del territorio mendocino, con diferentes niveles de intensidad. El SMN ha declarado alerta amarilla para las zonas de Junín, Rivadavia, Luján de Cuyo, San Carlos, Tunuyán, Tupungato y la zona baja de Malargüe, anticipando tormentas aisladas, algunas localmente fuertes. Para estas áreas, se esperan valores de precipitación acumulada entre 20 y 50 mm, pudiendo ser superados puntualmente.
La alerta se intensifica a naranja para los departamentos de Las Heras, La Paz, Lavalle, San Martín, Santa Rosa, San Rafael y General Alvear. En estas regiones, se prevén lluvias y tormentas, algunas localmente fuertes o severas, con abundante caída de agua, actividad eléctrica intensa, caída de granizo de diversos tamaños y ráfagas fuertes. Los valores de precipitación acumulada estimados oscilan entre 40 y 70 mm, con posibilidad de ser superados en forma puntual.
Recomendaciones para la población
- Mantenerse informado sobre las actualizaciones de las alertas meteorológicas a través de fuentes oficiales como el SMN y Defensa Civil.
- Evitar actividades al aire libre durante la vigencia de las alertas.
- Buscar refugio en lugares seguros en caso de tormentas fuertes.
- No acercarse a postes de luz ni árboles durante las tormentas eléctricas.
- Conducir con precaución en caso de lluvia o granizo.
- Limpiar desagües y canaletas para evitar inundaciones.
- Asegurar objetos que puedan ser arrastrados por el viento.
- Tener a mano un kit de emergencia con linterna, radio, pilas, agua potable y alimentos no perecederos.
Impacto en la vida cotidiana y la economía
Las tormentas y el granizo pueden tener un impacto significativo en la vida cotidiana y la economía de Mendoza. Las fuertes lluvias pueden causar inundaciones en zonas urbanas y rurales, afectando viviendas, infraestructuras y cultivos. La caída de granizo, especialmente de gran tamaño, puede dañar cultivos, vehículos y viviendas, generando pérdidas económicas importantes para los productores agrícolas y los ciudadanos en general.
Además, las tormentas eléctricas pueden provocar cortes de energía, interrumpiendo el suministro eléctrico en hogares, comercios e industrias. Las ráfagas de viento, por su parte, pueden derribar árboles y postes de luz, causando daños materiales y bloqueando calles y rutas.
En el sector agrícola, la vitivinicultura, uno de los pilares de la economía mendocina, es particularmente vulnerable a las inclemencias del tiempo. Las tormentas de granizo pueden afectar severamente los viñedos, dañando las vides y reduciendo la producción de uva. Esto puede tener consecuencias negativas para las bodegas y para la economía regional en su conjunto.
El turismo, otra actividad económica importante en Mendoza, también puede verse afectado por las tormentas. Las fuertes lluvias y el granizo pueden obligar a la cancelación de actividades al aire libre, como excursiones y visitas a bodegas, disminuyendo la afluencia de turistas y generando pérdidas para el sector.
El cambio climático y las tormentas en Mendoza
Si bien las tormentas son un fenómeno natural en Mendoza, especialmente durante la primavera y el verano, algunos expertos sugieren que el cambio climático podría estar influyendo en la frecuencia e intensidad de estos eventos. El aumento de las temperaturas globales puede contribuir a la formación de tormentas más severas, con mayor cantidad de precipitaciones y granizo de mayor tamaño.
Es importante que la población tome conciencia de la importancia de la adaptación al cambio climático y la implementación de medidas para mitigar sus efectos. Esto incluye la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, la inversión en infraestructuras resilientes al clima y la educación ambiental para fomentar la responsabilidad individual y colectiva en la protección del medio ambiente.
Las autoridades provinciales y municipales deben implementar planes de contingencia para afrontar las emergencias causadas por las tormentas, incluyendo sistemas de alerta temprana, evacuación de zonas de riesgo y asistencia a las personas afectadas. La coordinación entre las diferentes instituciones y la participación ciudadana son fundamentales para una respuesta eficaz ante estos eventos climáticos.