La indignaci”)n recorre las paredes del Hospital Misericordia de C”)rdoba. No hablamos de una enfermedad, sino de un esc”)ndalo que ha puesto en jaque la convivencia y la seguridad dentro del centro m”)dico: un m”)dico, en un acto de furia desmedida, destroz”) el autom”)vil de una enfermera, dejando al descubierto una realidad m”)s oscura tras la bata blanca.
La furia del m”)dico: una piedra contra el parabrisas de la indignaci”)n
El s”)bado pasado, cerca de las 6 de la ma”)ana, la tranquilidad del estacionamiento del hospital se rompieron por la violencia desenfrenada. Un m”)dico, luego de finalizar su turno nocturno, no pudo sacar su veh”)culo por la posici”)n del autom”)vil de una enfermera. En lugar de buscar un di”)logo o contactar a su colega, opto por una soluci”)n m”)s brutal: tom”) una piedra de gran tama”)o y la estrell”) contra el parabrisas del auto de la enfermera.
La enfermera, Viviana Beccar”)a, describe la escena con una mezcla de incredulidad e indignaci”)n. Seg”)n relat”) a la prensa, recibi”) un mensaje de una compa”)era alert”)ndola sobre el da”)o causado. Al llegar, se encontr”) con un panorama desolador: su veh”)culo destrozado, con la piedra incrustada en la puerta y los cristales esparcidos por todos lados.
Beccar”)a intenta hablar con el m”)dico agresor, pero solo recibe insultos y culpas. Una respuesta insensible e indignante que solo evidencia el deplorable comportamiento de este profesional. Luego de la escena del destrozo, la enfermera Becarria se present”) en la comisar”)a a radicar la denuncia pertinente. El auto qued”) inutilizado, por lo que ya no se presenta en el hospital en su autom”)vil para el inicio de su guardia.
Inseguridad al descubierto: la zona roja del estacionamiento
Este incidente, lejos de ser un hecho aislado, revela una problemática grave de inseguridad e irresponsabilidad administrativa dentro del Hospital Misericordia. La enfermera, al igual que muchos colegas, utiliza su propio autom”)vil para llegar al hospital, debido a la preocupante cantidad de asaltos contra los trabajadores que emplean el transporte p”)blico, especialmente los fines de semana.
Sin embargo, el nuevo estacionamiento es peque”)o, mal iluminado y carece de seguridad. De all”) la cr”)tica de los trabajadores que han denunciado el descontrol total, robos reiterados y la falta de cualquier tipo de seguridad en la zona de estacionamiento de los trabajadores del centro m”)dico. Parece que se les niega un espacio seguro.
Roberto Ramos, delegado gremial de ATE, acus”) directamente a las autoridades del hospital por la situaci”)n. Se”)ala que el cierre del estacionamiento anterior, m”)s espacioso y seguro, se hizo de manera arbitraria y sin ofrecer soluciones adecuadas. La precaria situaci”)n que viven los trabajadores, no se justifica ante los continuos problemas que se presentan d”)a a d”)a. Un llamado a la reflexi”)n sobre el nivel de seguridad que deber”)a tener un hospital.
La zona es considerada de alta peligrosidad por los propios empleados. Robos a personas y veh”)culos son moneda corriente, creando un ambiente de terror donde se amenaza la seguridad de los que cumplen una labor esencial.
La Justicia actu”) pero las consecuencias deben llegar m”)s all”) de la imputaci”)n
La fiscal Celeste Blasco imput”) al m”)dico por da”)os y orden”) una medida cautelar de restricci”)n de acercamiento a la enfermera. Si bien este paso judicial es importante, no alcanza a compensar la brutalidad del acto.
El Ministerio de Salud de la Provincia ya ha iniciado un sumario administrativo contra el m”)dico implicado, las posibles sanciones, seg”)n fuentes oficiales, van desde la suspensión hasta la cesant”)a. La promesa de investigar alternativas para mejorar la seguridad del estacionamiento queda flotando en el aire. Quedan muchas preguntas sin respuesta y pocas esperanzas de que la situaci”)n cambie.
La imputaci”)n y un posible despido son m”)nimo. En este caso de violencia en un centro de salud, lo esperable es una condena ejemplar y un llamado de atenci”)n a las autoridades responsables de garantizar un espacio de trabajo seguro para todos los trabajadores de la salud. Es hora de que las palabras se conviertan en acciones concretas para proteger la integridad de los profesionales, y no solamente proteger la reputaci”)n del hospital.
M”)s all”) de la bata blanca: la precariedad e indignaci”)n silenciadas
El incidente del hospital Misericordia no solo ha evidenciado la inseguridad reinante, sino que tambi”)n ha revelado la precariedad de las condiciones laborales para el personal. La falta de soluciones ante la inseguridad, el reducido espacio de estacionamiento y los problemas de recursos hacen evidente la falta de protecci”)n del Estado, y la impunidad con la que se act”)a a veces dentro de los hospitales, donde la violencia se torna cotidiana, aunque generalmente se esconde tras los muros. La impunidad solo alimenta m”)s violencia.
El caso de Viviana es una gota en un vaso de indignaci”)n latente que deber”)a obligar a las autoridades sanitarias a reconsiderar sus prioridades y actuar de manera firme. Ya basta de hablar sobre un tema crucial sin tomarse las molestias de buscar soluciones. No solo hay una emergencia sanitaria en los hospitales, sino que tambi”)n existe una grave falta de seguridad que genera miedo en aquellos que deber”)an sentirse protegidos, y lo que deber”)a ser un espacio para la sanaci”)n, se convierte en un lugar donde se sufre de violencia y falta de recursos. Que la furia desatada por este médico sea el impulso para que la provincia tome cartas en el asunto.