Dormir lo suficiente no solo mejora nuestra salud y bienestar, sino que también tiene un impacto significativo en la economía de un país. Un reciente estudio realizado por biólogos y economistas argentinos ha demostrado que si la población adulta argentina durmiera un mínimo de 7 horas por noche, el Producto Bruto Interno (PBI) podría experimentar un aumento del 1,27%.
El impacto económico del sueño
La investigación, publicada en The European Journal of Health Economics, utilizó un modelo que considera variables como la cantidad, la calidad y el horario del sueño para evaluar su impacto económico. Este modelo ya se ha aplicado en países desarrollados, donde se ha estimado que el ‘costo del sueño’ representa entre el 1% y el 3% del PBI.
En Argentina, el estudio estima que el déficit de sueño le cuesta a la economía aproximadamente el 1,27% del PBI. Esta cifra, si bien se encuentra en el rango inferior de los países desarrollados, representa un potencial considerable para el crecimiento económico si se lograra mejorar los hábitos de sueño de la población.
Las consecuencias de la falta de sueño
La falta de sueño impacta en la economía a través de varios factores interconectados. Una menor cantidad de horas de sueño se traduce en menor productividad laboral, con más ausentismo, llegadas tarde y menor eficiencia en el trabajo. Además, la falta de descanso incrementa el riesgo de accidentes laborales y enfermedades, generando mayores costos para los sistemas de salud.
- Disminución de la productividad
- Mayor ausentismo laboral
- Aumento de los accidentes
- Incremento de las enfermedades
Los autores del estudio, Diego Golombek, biólogo especializado en cronobiología, y Sebastián Campanario, economista, destacan la importancia de la regularidad en los horarios de sueño, la calidad del descanso y la reducción de los factores estresantes antes de dormir.
Hábitos de sueño en Argentina: la realidad
De acuerdo con los datos recabados por los investigadores, los argentinos adultos duermen en promedio 6,7 horas por noche. Esto significa que una parte significativa de la población duerme menos de lo recomendado, lo cual impacta negativamente tanto en la salud individual como en el crecimiento económico nacional.
Una encuesta realizada en el AMBA y Rosario, muestra que la mayoría de la población se acuesta pasada la medianoche, contribuyendo al problema del ‘jet lag social’, la diferencia entre el horario de descanso natural del cuerpo y el horario impuesto por la sociedad. Este desfase exacerba el impacto negativo de la falta de sueño.
Recomendaciones para mejorar los hábitos de sueño
Mejorar los hábitos de sueño es un proceso que requiere de constancia y disciplina. Sin embargo, las recompensas, tanto en salud como en productividad, son significativas. Los especialistas recomiendan:
- Mantener horarios regulares de sueño
- Crear una rutina relajante antes de dormir
- Evitar pantallas al menos una hora antes de acostarse
- Evitar cenas pesadas y ejercicio intenso antes de dormir
- Crear un ambiente oscuro, silencioso y a una temperatura adecuada para dormir
Implementar estas estrategias contribuye a una mejor calidad de sueño, lo cual se traduce en un aumento de la productividad, menor estrés y una mejor calidad de vida en general. El beneficio es individual, pero la repercusión a escala nacional podría ser notable en términos de crecimiento económico.
Este estudio destaca la crucial conexión entre la salud individual, los hábitos de sueño y la economía de un país. Aunque la implementación de políticas públicas para abordar este tema sería complejo, la concienciación individual sobre la importancia del descanso es un primer paso significativo. Dormir 7 horas puede no parecer mucho, pero el impacto económico a escala nacional podría ser notable.