En Cosquín, la Capital Nacional del Folklore, donde la música y la tradición se entrelazan con la vida cotidiana, una mujer ha compuesto una melodía diferente, una sinfonía de solidaridad que resuena en cada rincón del barrio San José Obrero. Su nombre es María Rosa Reyes, pero todos la conocen como “Mary”, la “Señora de la Canilla”. Y no es para menos, porque Mary, con un simple gesto de agua, ha transformado la vida de 600 familias, convirtiéndose en una heroína local sin capa, pero con un corazón más grande que una cisterna.
Una canilla, un oasis en el desierto
Imaginen un barrio donde el agua potable es un lujo, donde conseguirla implica largas caminatas, bidones pesados y una lucha constante. En San José Obrero, esta era la realidad hasta que Mary y su esposo José decidieron abrir un oasis en medio del desierto. Con una perforación en su patio, instalaron una canilla en el frente de su casa, ofreciendo agua fresca y limpia a todo aquel que la necesitara, sin pedir nada a cambio. ¡Un gesto tan simple como abrir una canilla, pero con un impacto tan profundo como un río que sacia la sed de un pueblo entero!
Claro, algunos dirán: “¿Qué tiene de extraordinario ofrecer agua?”. Bueno, pregúntenles a las 600 familias que dependen de la canilla de Mary. Pregúntenles a los niños que ya no tienen que caminar kilómetros bajo el sol abrasador para conseguir un poco de agua para beber. Pregúntenles a las madres que pueden cocinar, lavar y cuidar de sus familias sin la angustia de la escasez. Para ellos, Mary no es solo la “Señora de la Canilla”, es la proveedora de vida, la guardiana del bienestar, ¡la superheroína que les salva el día con un chorro de agua fresca!
Más que agua, una fuente de inspiración
Pero la generosidad de Mary no se limita a la canilla. Con la misma energía y entrega que comparte el agua, también alimenta el alma y el cuerpo de 85 niños y niñas en su merendero “Doble Seis”, un espacio donde las tortas fritas, la leche y las sonrisas se reparten a manos llenas. Y como si fuera poco, Mary sueña en grande: anhela una escuela primaria y secundaria para el barrio, porque para ella, la educación es tan vital como el agua.
La historia de Mary es una lección de humildad, de empatía y de la fuerza transformadora de las pequeñas acciones. Es un recordatorio de que no necesitamos superpoderes para ser héroes, solo un corazón dispuesto a compartir y unas manos dispuestas a trabajar. ¡Mary, la “Señora de la Canilla”, nos enseña que la verdadera magia no está en los cuentos de hadas, sino en la solidaridad que florece en los barrios, en la gente común que hace cosas extraordinarias!
El reconocimiento a una heroína cotidiana
Y como no podía ser de otra manera, la labor de Mary ha sido reconocida. Fue nominada a Personalidad Cordobesa de La Voz, un premio que celebra a quienes contribuyen a la comunidad con sus acciones y valores. Para Mary, esta nominación es un orgullo, una victoria en sí misma, porque representa el cariño y la gratitud de sus vecinos, el reconocimiento a una vida dedicada a los demás.
El agua que mana de la canilla de Mary no solo calma la sed, sino que también riega las semillas de la esperanza y la solidaridad en el barrio San José Obrero. Es un agua que limpia, que nutre, que une. Es un agua que transforma.
La historia de Mary es un espejo que nos refleja la importancia de lo simple, de lo cotidiano, del gesto desinteresado que puede cambiar el mundo, aunque sea un barrio a la vez.
Porque al final, ¿qué somos sino gotas de agua en un inmenso océano? Y como Mary nos demuestra, cada gota puede generar una onda expansiva de bondad, capaz de transformar la realidad y convertirnos en héroes anónimos de la vida cotidiana.
¡Así que ya saben, amigos! La próxima vez que abran una canilla, recuerden a Mary, la “Señora de la Canilla”, y piensen en cómo un simple gesto puede ser el comienzo de una gran historia. ¡Y si se animan, sigan su ejemplo, porque el mundo necesita más héroes con canilla en mano!