En medio de la creciente crisis previsional que sacude al país, una declaración del abogado previsional Norberto Markarian ha desatado una tormenta de polémica. Markarian denunció una maniobra de manipulación, acusando a sectores poderosos de intentar instalar la idea de una falsa dicotomía entre ‘jubilados buenos’ y ‘jubilados malos’. Esta estrategia, según el letrado, busca distraer la atención de las verdaderas responsabilidades en la situación actual del sistema y echarle la culpa a los ciudadanos que, supuestamente, no aportaron lo suficiente. ¿Será esto una realidad o solo una teoría conspirativa? Amarillo “Polémica” Pérez analiza la situación.
La acusación de Markarian: ¿Una conspiración silenciosa?
Según Markarian, la narrativa de los ‘jubilados malos’ es una herramienta ideológica utilizada para justificar las insuficientes jubilaciones y la falta de políticas públicas eficaces para resolver la crisis. Se argumenta que al culpar a un sector de la población por la situación actual del sistema, se evita abordar las verdaderas causas estructurales, que serían la falta de inversión y políticas económicas deficientes a lo largo de las últimas décadas, en lugar de mirar solo hacia el corto plazo. Para Markarian esto es un ataque a todos los jubilados.
Él afirma que esta estrategia de dividir a los jubilados crea un clima de confrontación social innecesaria, ya que los jubilados, independientemente de su historia contributiva, merecen una jubilación digna. El objetivo, según el abogado, es desviar la atención de las responsabilidades de los gobiernos y los poderosos que han administrado el sistema de manera deficiente durante muchos años. Lo cual, ha generado una crisis que se manifiesta en las insuficientes prestaciones que reciben miles de ciudadanos. Una estrategia que parece apuntar a dividir y conquistar.
Analizando la “dicotomía”: ¿Quiénes son los ‘buenos’ y los ‘malos’?
La supuesta dicotomía entre ‘jubilados buenos’ y ‘malos’ es una simplificación problemática. Implica un juicio de valor sobre la contribución de cada jubilado al sistema, ignorando las complejidades de la economía, del trabajo informal, y de las políticas públicas que han afectado la capacidad de muchas personas de contribuir. Los cambios de leyes en el pasado podrían ser un ejemplo.
Algunos podrían argumentar que quienes no pudieron acceder a empleos formales o que enfrentaron la informalidad son los ‘malos’. Sin embargo, esta idea ignora completamente el contexto socioeconómico en el que muchos argentinos se han visto obligados a trabajar, ignorando así el impacto del desempleo, la precarización laboral y otras formas de desigualdad. A demás se debe evaluar que muchos jubilados que se ven como ‘malos’ por una falta de aportes regulares al sistema, podrían estar trabajando en el sector informal.
También es crucial analizar los fallos del Estado, lo que incluye la falta de inversión, las políticas económicas deficientes y la corrupción, son las verdaderas causas de la crisis previsional. Al enfocarse solo en los jubilados como culpables, se desvía la atención de la ineficacia y las acciones negligentes de los funcionarios encargados de gestionar el sistema y del propio Estado.
Las consecuencias de la polarización: un análisis más allá de las redes
Esta narrativa de ‘jubilados buenos’ y ‘malos’ puede tener consecuencias devastadoras. Fomenta la desconfianza y la división entre los mismos jubilados, impidiendo la organización y la movilización necesarias para exigir soluciones efectivas a la crisis. Mientras la gente esté dividida, se le hace más difícil luchar por lo que merece. Al dividir a la población, no se puede buscar un cambio.
La creación de esta falsa dicotomía también puede ser usada por el sistema para justificar recortes y reducciones en las prestaciones, presentándolos como una medida necesaria para ‘sanear’ el sistema, afectando a toda la población que depende de la estabilidad del sistema de jubilaciones. El pueblo debe estar unido, y al estarlo, se conseguirá presionar a las instituciones pertinentes a lograr el cambio deseado.
Las redes sociales y los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante en la difusión y el reforzamiento de este tipo de narrativas. La proliferación de noticias falsas y la manipulación de la información son problemas serios que necesitan una atención inmediata. Una narrativa que se construye con mentiras.
Necesidad de una respuesta contundente y unificada
La denuncia de Markarian es un llamado de atención que debe tomarse en serio. Los ciudadanos deben exigir a los responsables políticos y a los medios de comunicación una mayor transparencia y una información más responsable y objetiva. Todos deben saber la verdad sobre la crisis.
La construcción de una narrativa más precisa y justa, que reconozca las complejidades de la situación y responsabilice a quienes verdaderamente tienen la culpa, es fundamental para generar soluciones a largo plazo para la crisis previsional. Además se necesita buscar soluciones conjuntas, donde se analice la situación a fondo, incluyendo todas las aristas del problema.
Es necesario unir esfuerzos para defender los derechos de los jubilados y lograr un sistema previsional justo, equitativo y sostenible. El desafío es que toda la población se involucre y se cuestione las narrativas dominantes que buscan dividir y generar confusión. Se requiere trabajar en conjunto para construir un futuro mejor.
Solo así podremos asegurarnos de que las futuras generaciones no tengan que enfrentar una crisis similar. La información es clave para construir una sociedad más consciente e informada. Para lograrlo, todos tienen que ser parte de la solución.