Luli Fernández y Cristian Cúneo Libarona: una década de amor, un casamiento secreto que dio que hablar y una crisis que estuvo a punto de terminar con todo. Diez años después, repasamos la historia de una pareja que supo sortear obstáculos y construir una familia sólida.
El casamiento secreto bajo la lluvia
Era noviembre de 2014 cuando Luli Fernández y Cristian Cúneo Libarona decidieron sellar su amor en una íntima ceremonia civil. Tres años de romance culminaban con un ‘sí, quiero’ que, sin embargo, se convirtió en un evento mediático inesperado.
La lluvia caía con fuerza en Buenos Aires aquel viernes 21. La pareja, ilusionada, llegaba al Registro Civil de Palermo para la ceremonia, pero se encontraron con una multitud de periodistas y fotógrafos ansiosos por inmortalizar el momento. La razón? El casamiento de Diego Santilli y Analía Maiorana, celebrado media hora antes en el mismo lugar, había revelado los nombres de los novios en la lista de inscripciones.
Luli, radiante a pesar del imprevisto, lucía un vestido corto diseñado por Natalia Antolín, con delicadas transparencias y bordados. Un peinado simple, maquillaje natural y sandalias Ricky Sarkany completaban su look. Cristian, elegante en traje negro, camisa blanca y corbata estampada, la acompañaba.
Una ceremonia íntima y un té con amigos
A pesar del tumulto mediático, la ceremonia fue íntima, con pocos invitados, entre ellos algunas celebridades como Pía Slapka y los hermanos Paul y Willy García Navarro. Entre risas, amigos compartieron con la pareja el inicio de esta nueva etapa.
Tras el ‘sí, quiero’, los recién casados celebraron con un té íntimo en la casa de Luli, rodeados de sus seres queridos. Las palabras del abogado resuenan aún hoy: “Es la coronación de nuestra relación y hoy todo es pura alegría para nosotros. Este es el inicio de una nueva etapa con miles de proyectos juntos”.
La gran fiesta en Lezama y un detalle romántico
Un año después, la gran fiesta llegó. Un campo en Lezama, propiedad del hermano de Cristian, Rafael Cúneo Libarona, fue el escenario perfecto para una recepción al aire libre. La celebración contó con todos los miembros de la familia Cúneo Libarona.
El 21 fue elegido como día de la boda no por casualidad, sino que representa su mes de aniversario. La elección de la fecha, la organización de la luna de miel sorpresa por parte de Cristian, un romántico innato, y el clima de celebración dejaron claro que el imprevisto inicial había pasado a un segundo plano.
Una crisis que casi termina con todo
Sin embargo, la felicidad inicial no estuvo exenta de desafíos. En los meses previos al casamiento, una fuerte crisis azotó a la pareja, poniendo en riesgo su futuro. Luli reveló que el compromiso se tambaleó y que, de no mediar una resolución efectiva, la historia podría haber sido muy distinta. En un evento reciente, la propia Luli recordó la anécdota, detallando el momento en el que Cristian, después de una romántica propuesta de matrimonio en Maldivas, tuvo repentinas dudas.
Durante un mes, la tensión fue palpable. Pero, en una muestra de madurez y compromiso, Luli y Cristian afrontaron sus conflictos, y priorizando su proyecto de vida en común, superaron el bache, dando pie al matrimonio que, años más tarde, se consolidó con la llegada de Indalecio, su hijo, el broche de oro para una historia de amor que se afianza con el paso del tiempo.
Una familia consolidada
Tras el susto y la reconciliación, Luli y Cristian se enfocaron en consolidar su familia. Cristian tenía cuatro hijos de relaciones anteriores; Santos, María, Vicente y Jacinto. La llegada de Indalecio en 2019 completó su hermosa familia, confirmando la unión entre dos almas que supieron encontrar y luchar por su felicidad.
Diez años después, la historia de amor de Luli y Cristian sigue siendo una inspiración, demostrando que el amor, la confianza y el compromiso pueden superar cualquier obstáculo, fortaleciendo los lazos y creando una familia hermosa y sólida.
un amor que crece
A lo largo de estos diez años, la pareja atravesó momentos complejos, sin embargo, supieron sobreponerse a las dificultades. La solidez de su vínculo se refleja en su familia consolidada, un testimonio de una unión perseverante que no dudó en enfrentar los desafíos, sellando una historia de amor con un broche de oro: una familia feliz y unida.