La llegada de Javier Milei a la presidencia ha generado un escenario económico complejo en Argentina, con una particular tensión en el flujo de caja de las empresas, especialmente las PyMEs. La demora en la devolución de impuestos, como el IVA y los reintegros de exportación, se ha convertido en una problemática creciente, agravando la ya existente escasez de pesos en la economía.
La sequía de pesos impacta en las PyMEs
Una de las consecuencias más inmediatas de la política económica del nuevo gobierno ha sido la dificultad para acceder a pesos en el mercado financiero. Este contexto de “sequía de pesos”, como lo denominan algunos analistas, impacta directamente en la liquidez de las empresas, obligándolas a gestionar con mayor cautela sus recursos.
Para las PyMEs, este panorama se complica aún más. Su menor acceso al crédito y su menor capacidad de negociación las vuelven más vulnerables ante cualquier desequilibrio en su flujo de caja. La demora en la devolución de impuestos, por lo tanto, se convierte en un problema crucial que afecta la posibilidad de pago a proveedores, la nómina de empleados y, en última instancia, la continuidad del negocio.
Demoras en la devolución del IVA y reintegros de exportación
Las industrias exportadoras argentinas, que dependen de los reintegros de exportación para compensar los costos tributarios del comercio exterior, están sufriendo demoras considerables en la recepción de estos fondos. Esto se suma a los retrasos en los reintegros del IVA, lo que genera un doble impacto negativo en su tesorería. Aunque las empresas que suelen exportar, y con sistemas administrativos más ágiles, tienen una situación más flexible, el problema afecta ampliamente al sector.
Según testimonios recogidos por diversos medios, algunas PyMEs esperan la devolución de sumas millonarias, generando una enorme incertidumbre. En algunos casos, la espera se extiende por más de 60 días, con repercusiones directas en la operativa diaria de las empresas. Este problema se ha vuelto más relevante en el contexto actual de elevada tasa de interés, donde cada día de demora representa un costo significativo para las empresas.
El rol de la nueva Agencia de Recaudación
La creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), en sustitución de la AFIP, ha añadido una capa de complejidad al proceso de devolución de impuestos. Aunque se argumenta que estas reformas apuntan a mejorar la eficiencia del sistema tributario, el cambio genera una incertidumbre transitoria. Este período de adaptación genera atrasos hasta que la nueva agencia normalice sus funciones y procedimientos.
A su vez, algunos analistas apuntan a que esta situación podría estar vinculada a la denominada “motosierra” de la política económica del nuevo gobierno. Esto es, a una reducción drástica de la liquidez del estado para realizar pagos pendientes. Sin embargo, esta teoría se contrapone con el discurso oficial que apunta a un ajuste fiscal y reducción del gasto público para una futura estabilidad macroeconómica.
El IVA como un nuevo costo y la búsqueda de soluciones
La demora en la devolución del IVA ha llevado a algunas empresas a la difícil decisión de incluirlo como parte de sus costos de producción, afectando la competitividad de sus productos en el mercado internacional. En un intento de mitigar este impacto, se ha vuelto una práctica común incluir una parte del IVA dentro de los precios de los productos de exportación, aunque esto no sea correcto. De esta manera buscan equilibrar las finanzas a la espera de las devoluciones.
Esta situación refuerza la afirmación del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre la escasez de pesos y no de dólares en la economía. En otras palabras, las empresas pueden contar con la demanda externa para sus productos, sin embargo, la falta de pesos en el mercado dificulta sus operaciones diarias y la capacidad de planificar a futuro.
Cambios en el impuesto a los Bienes Personales
En paralelo a la problemática de la devolución de impuestos a las empresas, se han producido modificaciones significativas en el impuesto a los Bienes Personales. La actualización del mínimo no imponible, por encima de la inflación, ha llevado a que la cifra se sitúe en 292,9 millones de pesos a partir del próximo 31 de diciembre. Este nuevo mínimo afecta a quienes tienen un patrimonio mayor a esa cantidad y según algunos especialistas tributarios, podría ocasionar que algunos contribuyentes tengan que realizar un recálculo de los anticipos a pagar, solicitando su reducción si corresponde.
La combinación de los efectos de la “sequía de pesos”, las demoras en las devoluciones de impuestos y los ajustes al impuesto a los Bienes Personales, configura un panorama complejo para las empresas argentinas. Es fundamental que el gobierno encuentre soluciones que permitan mejorar el acceso al crédito para las PyMEs y agilizar los trámites de devolución de impuestos. La necesidad de financiamiento y el correcto funcionamiento de los mecanismos tributarios son elementos cruciales para el desarrollo del sector productivo nacional.
Perspectivas futuras y desafíos a abordar
Las empresas argentinas enfrentan un contexto incierto. La escasez de pesos, sumado a las demoras en los reintegros de impuestos, crea un ambiente hostil para la planificación y desarrollo de los negocios. La implementación de políticas claras y transparentes para la devolución de impuestos, así como medidas que impulsen el acceso a crédito para las PyMEs, son pasos imprescindibles para generar estabilidad y fomentar el crecimiento de la economía.
Será clave monitorear la evolución de ARCA y su capacidad para agilizar los procesos de devolución de impuestos. Mientras tanto, las PyMEs tendrán que extremar la gestión de sus recursos y buscar alternativas de financiamiento, como la negociación con proveedores y la búsqueda de soluciones creativas para compensar las demoras en las devoluciones.