La venta de IMPSA, la joya de la corona de la industria metalmecánica argentina, se ha convertido en un culebrón digno de las mejores telenovelas. La empresa, que en 2020 fue rescatada por el Estado para evitar su colapso, ahora está a punto de ser privatizada… o no. La oferta de Arc Energy, una empresa estadounidense con conexiones que llegan hasta el ex Secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, está en el centro de una tormenta perfecta de deudas, contratos incumplidos y sospechas de negocios turbios. ¡Prepárense para el escándalo!
Una deuda que huele a podrido
IMPSA arrastra una deuda de 572 millones de dólares, una cifra que da vértigo. Arc Energy, los nuevos (¿o no?) dueños, prometen capitalizar la empresa con 27 millones de dólares, pero solo si se renegocia la deuda. ¿Y quiénes son los acreedores que ponen palos en la rueda? Ahí está la salsa. El Grupo Moneda, con conexiones con el mismísimo Luis “Toto” Caputo, actual ministro de Economía, y el Banco Nación, son los villanos de esta historia. Ambos se resisten a renegociar las condiciones, dejando el futuro de IMPSA en manos del destino (y de las negociaciones de pasillo).
La oferta de Arc Energy es tan “agresiva”, según los expertos, que el Banco Nación, por sus propias normas, no puede aceptarla. ¡Demasiadas quitas, demasiado tiempo para devolver el préstamo! La solución, según algunos murmuran en Mendoza, es simple: una intervención “amigable” del gobierno para endulzar la píldora y salvar la empresa de la quiebra. ¿O se trata de un favor a los amigos del poder?
Contratos incumplidos: ¿un festín para los abogados?
Pero la deuda no es el único problema. IMPSA tiene una larga lista de contratos incumplidos: obras eólicas en La Rioja que no se terminan, una turbina faltante en Yacyretá y un generador para YPF que se hace esperar. ¡Un festín para los abogados!
La verdad es que nadie sabe con certeza qué va a pasar con IMPSA. ¿Arc Energy se quedará con la empresa o se hundirá en la quiebra, llevando a cientos de trabajadores al paro? ¿Habrá negociación, favoritismo o simple mala gestión? ¿O todo junto?
Las sombras de la política
La privatización de IMPSA no está exenta de controversia política. En Mendoza, Alfredo Cornejo, gobernador del partido radical, intenta evitar el cierre de la empresa, sabiendo que un despido masivo de 700 empleados puede costarle caro. Y por el otro lado está el Gobierno Nacional, que ya ha sufrido los embates de las críticas y se enfrenta al posible fracaso de su primera privatización
Los expertos, por su parte, hablan de una oferta “hostil” de Arc Energy y se cuestionan la transparencia del proceso. ¿Quién se beneficia con esta venta? ¿Es una operación limpia o se esconden intereses oscuros debajo de la superficie? Las dudas quedan en el aire, creando una atmósfera de misterio y desconfianza
Además, la conexión de Arc Energy con el gobierno estadounidense, a través de Mike Pompeo, no ha pasado desapercibida. ¿Hay más allá de la simple inversión? ¿Se busca consolidar intereses geopolíticos a través de esta privatización?
Esta operación ha dejado más preguntas que respuestas. Lo único claro es que el futuro de IMPSA, y de sus empleados, pende de un hilo. El tiempo corre, y mientras la negociación se estanca, el escándalo crece. ¡A seguir la pista de este apasionante culebrón!
El clamor de las Pymes
Es relevante no olvidar que durante la nacionalización de Impsa, en 2021, el sector Pyme de Mendoza protestó por el supuesto trato de favor a una empresa en dificultades. Ahora, si Arc Energy consigue la empresa, y recibe beneficios estatales o contratos adicionales que no estén disponibles a la competencia, la misma bronca podría volver a surgir, con mucha más fuerza. El gobierno actual ya se prepara para este escenario, pues el posible despido masivo sería muy costoso
Conclusiones: Un futuro incierto para IMPSA
La privatización de IMPSA es un ejemplo claro de la complejidad de las negociaciones económicas en un contexto de crisis y cambios políticos. Deudas multimillonarias, contratos incompletos y controversias políticas pintan un panorama incierto para el futuro de la empresa. La incógnita queda flotando: ¿Será un rescate o un saqueo?