La Plata está herida. El Hospital San Roque de Gonnet aún muestra las cicatrices de una batalla campal donde barras bravas, disfrazados de sindicalistas de la UOCRA, sembraron el terror. Palos, cuchillos, disparos resonaron en la sala de guardia, dejando a pacientes y médicos en estado de shock. Iván Tobar, líder sindical y referente de la barra de Estudiantes, hoy está tras las rejas, señalado como uno de los principales responsables de este acto de barbarie.
Pero la pregunta que resuena en cada rincón de la ciudad es: ¿cómo permitimos que una disputa sindical y pasiones futbolísticas transformaran un hospital en un escenario de guerra? La respuesta se encuentra en las sombras de las redes de poder que conectan la política, los sindicatos y las barrabravas de La Plata. Una trama oscura donde Iván Tobar emerge como un eslabón clave, un engranaje que articula violencia e impunidad.
La UOCRA en La Plata: Una interna que envenena la ciudad
Detrás de la brutalidad en el Hospital de Gonnet se esconde una disputa despiadada por el control de la UOCRA, el poderoso gremio de la construcción. Iván Tobar y Cristian ‘Pully’ Medina libran una batalla sin cuartel por el sindicato y los jugosos negocios que este maneja. Una lucha que no conoce límites y que, como vimos, se cobra víctimas inocentes.
Esta confrontación no es un fenómeno nuevo, sino el resultado putrefacto de la era del ‘Pata’ Medina, el ex líder de la UOCRA, hoy tras las rejas por corrupción y lavado de dinero. Su caída desató una guerra civil dentro del gremio, donde facciones sedientas de poder se disputan su legado y las riquezas que este generaba. En este contexto, Iván Tobar, como su delfín, busca perpetuar su dominio y acallar a sus adversarios, sin importar el costo.
La violencia desatada en el Hospital de Gonnet es, en esencia, un mensaje mafioso dirigido a los enemigos de Tobar: ‘Esto es lo que les espera si osan desafiarnos’. Un acto de terrorismo que busca garantizar su supremacía en la UOCRA y su control sobre los negocios del gremio.
El video de la discordia: La amenaza mafiosa que incubó la violencia
La detención de Iván Tobar, aunque detonada por los incidentes en el hospital, tiene su origen en un video escalofriante que circuló tiempo atrás. En él, un grupo de encapuchados, replicando las tácticas de grupos terroristas, amenazaba con saña a jueces y políticos si osaban tocar al ‘Pata’ Medina. Un mensaje mafioso que exhibía impunidad y revelaba la capacidad de intimidación de esta organización.
La investigación apunta a Tobar como el cerebro detrás de este video, filmado en una propiedad suya con el objetivo de amedrentar a la justicia y asegurar la impunidad de Medina. Un intento descarado, pero efectivo, de manipular el sistema judicial a través del terror. Este video, que permaneció latente como una bomba de tiempo, explotó con la violencia en el hospital, vinculando a Tobar con un modus operandi propio de las mafias: la utilización del miedo como herramienta de poder.
Este video es una muestra del poder paralelo que ejercen ciertos líderes sindicales y barrabravas en La Plata. Un poder que se alimenta de la violencia, la impunidad y la complicidad de sectores políticos y judiciales corruptos. Un poder que, como vimos en el Hospital de Gonnet, pisotea la salud y la seguridad de los ciudadanos.
Gonnet: Crónica del horror
La toma del Hospital de Gonnet no fue un rayo en cielo sereno, sino la culminación previsible de una jornada de furia. Todo comenzó en la Plaza San Martín, durante un acto político liderado por el intendente Alak y el gobernador Kicillof. Allí, Tobar, en su papel de dirigente de la UOCRA, se cruzó con Cristian ‘El Volador’ Camilleri, jefe de la barra de Gimnasia y aliado del sector opositor del gremio. Un encuentro cargado de tensión que encendió la mecha de la violencia.
Poco después, una emboscada a un hincha de Gimnasia en la zona de 14 y 36 dejó un reguero de sangre y un herido de arma blanca, trasladado de urgencia al Hospital de Gonnet. Lo que siguió fue una pesadilla: camionetas repletas de hombres encapuchados y armados irrumpieron en el hospital, desatando una lluvia de insultos, golpes y disparos. La guardia se convirtió en un campo de batalla donde barras bravas ajustaron cuentas a sangre y fuego, sembrando el pánico entre pacientes y trabajadores.
Este relato, reconstruido gracias a testimonios y evidencias, revela la impunidad obscena con la que operan estos grupos violentos, capaces de interrumpir un acto político y asaltar un hospital sin importar las consecuencias. Una bofetada al Estado de Derecho que exige una respuesta contundente: la desarticulación total de estas redes mafiosas.
¿Quién protege a Tobar?: El silencio cómplice que pudre La Plata
Tras la detención de Iván Tobar, una pregunta carcome la conciencia de los platenses: ¿quién lo protege? ¿Cómo es posible que un líder sindical con un prontuario manchado por intento de homicidio y acusado de amenazas y coacción pueda moverse con total impunidad en la ciudad? La respuesta, como un espectro siniestro, ronda la política, la justicia y la policía local.
La presencia de Tobar en un acto político junto al intendente Alak y el gobernador Kicillof, a pesar de su historial delictivo, es un síntoma de la relación promiscua que mantienen ciertos sectores políticos con estos líderes sindicales y barrabravas. Una relación basada en el intercambio de favores, el apoyo político y el financiamiento de campañas, pero que también implica la protección de sus negocios sucios y la tolerancia ante sus actos criminales.
Este silencio cómplice, esta falta de voluntad política para investigar y castigar a los responsables, es el caldo de cultivo donde florecen la violencia y la impunidad en La Plata. Una complicidad que nos convierte a todos en rehenes de este sistema corrupto y mafioso.
La Plata exige justicia: Basta de impunidad
La barbarie en el Hospital de Gonnet es una herida que sangra en el alma de la sociedad platense, un recordatorio brutal de la fragilidad de nuestro sistema y la necesidad imperiosa de un cambio profundo. Un cambio que comienza con la desarticulación implacable de las redes de poder que amparan a estos grupos violentos, con la investigación exhaustiva y el castigo ejemplar de todos los responsables, sin importar su posición.
Es hora de que la política, la justicia y la policía asuman su responsabilidad histórica y dejen de mirar hacia otro lado. Es hora de que la sociedad civil se movilice con firmeza y exija transparencia, justicia y seguridad. Es hora de que todos nos comprometamos a construir una ciudad donde la violencia y la impunidad sean desterradas para siempre.
La detención de Iván Tobar es un primer paso, pero el camino hacia la justicia es largo y tortuoso. Es fundamental llegar hasta el final, desenmascarar toda la trama de complicidades y castigar a todos los culpables, caiga quien caiga. Solo así podremos cicatrizar esta herida profunda y construir un futuro donde la paz y la justicia sean una realidad tangible para todos los ciudadanos de La Plata.