La invasión rusa a gran escala de Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, ha tenido un impacto profundo en el desarrollo tecnológico del país. Lejos de paralizar la innovación, la guerra ha catalizado un auge en la industria de defensa, especialmente en el campo de la automatización militar. Ante la necesidad urgente de defenderse de una fuerza invasora superior en número y recursos, Ucrania ha acelerado la producción de drones, sistemas anti-drones y la implementación de la inteligencia artificial (IA) en el campo de batalla.
El auge de los drones y la tecnología anti-drones
La guerra ha demostrado la eficacia de los drones como armas relativamente económicas y de fácil acceso. Tanto Rusia como Ucrania han desplegado una gran cantidad de estos vehículos aéreos no tripulados (UAV), principalmente para la vigilancia y el ataque a objetivos.
La dependencia en los drones ha llevado a un desarrollo acelerado de sistemas anti-drones. Empresas ucranianas como Unwave, fundada el año pasado, han experimentado un crecimiento exponencial en la demanda de sus inhibidores de señales. Estas empresas se han adaptado rápidamente, monitoreando las frecuencias utilizadas por los drones enemigos y desarrollando sistemas para contrarrestarlos. El desafío, sin embargo, es constante: mientras una frecuencia es bloqueada, los operadores enemigos buscan otras, creando una continua carrera armamentista tecnológica.
Inteligencia artificial en el campo de batalla
La IA está jugando un papel cada vez más importante en la guerra, ayudando a Ucrania a obtener ventajas en el campo de batalla. Se está utilizando para analizar grandes cantidades de datos, mejorar la precisión de los sistemas de armas y automatizar ciertas tareas, lo que reduce el riesgo para los soldados humanos. Esto incluye el desarrollo de sistemas de armas automatizadas, tales como sistemas de ametralladoras operadas de forma remota, los cuales están reemplazando a los artilleros humanos en las líneas del frente.
Aunque los sistemas completamente autónomos aún no están completamente generalizados, la automatización de funciones clave se está convirtiendo en un elemento esencial de la estrategia militar ucraniana. La guerra moderna, según el análisis de expertos militares, se está convirtiendo cada vez más en una “confrontación de tecnologías para la detección, interferencia y destrucción a distancia”, donde la capacidad humana se centra principalmente en la toma de decisiones en el curso del combate.
El impacto económico y los desafíos
El auge de la automatización en la defensa ucraniana ha generado un inesperado impulso económico, creando nuevos empleos y aumentando la producción nacional. El país ha invertido 1.500 millones de dólares en la modernización de su industria de defensa, que se había estancado desde los tiempos soviéticos. La capacidad de producción ha crecido de forma significativa, aunque la capacidad de compra de Ucrania aún está lejos de su capacidad productiva.
A pesar del auge, existen desafíos significativos. La falta de contratos de adquisición estatales a largo plazo, los estrictos límites en los márgenes de ganancia, y la dificultad para encontrar personal calificado suficiente, obstaculizan el desarrollo de la industria. Muchas compañías están explorando la posibilidad de trasladar parte de sus operaciones al extranjero, mientras que existe una controversia en torno a la prohibición de la exportación de armas durante la guerra, lo que limita el acceso al capital necesario para la expansión. Esto indica la necesidad de una mayor planificación y apoyo gubernamental para asegurar la sustentabilidad del sector.
hacia la guerra de robots
La guerra en Ucrania no solo ha generado un repentino avance en la automatización militar, sino que ha transformado la industria de defensa ucraniana de una manera sin precedentes. Mientras que la urgencia por defender el país ha impulsado la innovación y el crecimiento económico, la sostenibilidad a largo plazo requiere abordar los desafíos logísticos y económicos. El futuro de los conflictos bélicos se perfila cada vez más automatizado, hacia una “guerra de robots”, lo que impone la necesidad de crear estrategias que mitiguen los riesgos y capitalicen las oportunidades que estas tecnologías implican.